Puigdemont diseña su ‘fuga’ del PDeCAT con una escisión independentista y liberal

Carles Puigdemont
Carles Puigdemont y Artur Mas en una reunión del PDeCAT. (Foto: EFE) |
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

Carles Puigdemont da pasos hacia un futuro proyecto político, al margen del PDeCAT y que, además de mantener sus reivindicaciones independentistas, tendrá un marcado carácter liberal. El diseño de ese nuevo espacio significaría desprenderse de la tutela del expresident Artur Mas, cuya influencia sigue aún muy presente entre amplios sectores de la antigua Convergència y con quien Puigdemont mantiene relaciones cada vez más distantes. En fuentes de su entorno se comenta la irritación del president fugado con su antecesor por sus múltiples intentos para frenar la vía unilateral, que, en contra de su opinión, acabó consumando.

Ahora, en Bruselas, el expresidente ha marcado aún más las distancias rodeándose de una guardia pretoriana en la que destaca Elsa Artadi, su jefa de campaña y, paradójicamente, promovida en su día por el propio Mas. Pese a su juventud, Artadi es una vieja conocida de la Generalitat, donde hizo carrera al lado del anterior president como directora general de Tributos de la Generalitat, primero, y después, como secretaria de Hacienda del Gobierno catalán, un ambicioso departamento en cuyas funciones figuraba poner en marcha la futura Hacienda del Estado independiente.

Licenciada en Economía por la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y máster y doctorada en Economía en Universidad de Harvard, Artadi ejerció como ‘gurú’ de Mas y de su conseller económico, Andreu Mas Collell, quien la descubrió cuando era una profesora universitaria. Su influencia en el Ejecutivo fue muy relevante, y de hecho, se le encargó la ponencia ideológica que dio lugar al nacimiento del PDeCAT. Su apuesta por el liberalismo es clara.

Desde entonces, Artadi se ha ido ganando la confianza de Puigdemont hasta el punto de que se ha convertido en su mayor apoyo en Bruselas. Esa confianza la ha llevado a ejercer de nexo de comunicación entre el exilio belga y Cataluña. Como jefa de campaña de Junts per Catalunya, vertebra un equipo de fieles en el que destaca, además, el ya exdirector de Rac1 Eduard Pujol como portavoz, el director de Comunicación esta legislatura del GovernJaume Clotet, y el alcalde de Valls y número tres por Tarragona, Albert Batet.

El 21-D, punto y aparte

El golpe de mando de Puigdemont para elaborar su propia ‘lista del president’, finalmente plagada de independientes confiados en la construcción de la República y con una mermadísima presencia del PDeCAT, ha acabado por romper todos los puentes con un partido que observa el próximo 21 de diciembre como un punto y aparte. Nadie confía en que las relaciones entre la cúpula de Puigdemont y la dirección se recompongan. Es más, las diferencias son demasiado abruptas entre quienes defienden buscar nuevas vías en la forma de una consulta pactada, a futuro- Santi Vila entre ellos- y los poquísimos que aún defienden la ruptura.

La separación está en marcha, según fuentes de la formación independentista. Quienes apuestan por recuperar poco a poco el espacio de centro moderado soberanista que antes pertenecía a Convergència son conscientes de que Puigdemont no es quien debe liderar ese regreso. Tampoco es que el expresident esté deseando, precisamente, plegarse al nuevo perfil. Más al contrario. Independentista convencido, ya ha demostrado estar dispuesto a ir contra todos en la defensa de una República catalana. Además, en los últimos tiempos parece manejarse con más soltura fuera de las riendas de partido, buscando el apoyo de la sociedad civil, aún convencida con su discurso de presidente en el exilio y «perseguido» por la Justicia española.

El cisma del PDeCAT es un hecho que será aún más evidente, coinciden las fuentes consultadas, si el 21 de diciembre el independentismo pasa a la oposición. Si ya será complicado gestionar la derrota, resistir sin un grupo cohesionado se hará prácticamente imposible.

Y en caso de que el secesionismo sume mayoría, habría que ver cómo se digiere el ansia de Puigdemont de ser president, aún en Bruselas, con la realidad de que la gestión del día a día se hará desde Cataluña. Y, previsiblemente, dirigida por Marta Rovira (ERC).

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