Tensión en el PSOE: numerosos socialistas catalanes piden la libertad de los golpistas

Pedro Sánchez
Núria Parlon, a la izquierda, junto a Pedro Sánchez y Miquel Iceta en Barcelona (Foto: Efe)
Carlos Cuesta

Lo que empezó con la crítica interna de la socialista Núria Parlon por el respaldo al 155, se ha ido extendiendo y multiplicando en las filas de Iceta. No son voces aisladas dentro del Partido Socialista en Cataluña. Más bien es un coro dentro de un partido que, de tanto jugar con el nacionalismo, amenaza con resquebrajarse. Inicialmente, por respaldar al Gobierno en la aplicación del 155. Ahora ya directamente porque crece preocupantemente el número de cargos socialistas que piden la libertad de los golpistas acusados de rebelión, sedición y malversación.

Documentos, quejas, formularios de protesta, bajas de militancia o dimisiones. Se trata de los distintos formatos utilizados internamente para “mostrar el rechazo al respaldo al Gobierno en el 155 y al encarcelamiento de Junqueras y los consellers, por ahora”, reconoce una fuente socialista que admite que las cartas de queja y bajas de militancia en el seno del PSC se han multiplicado.

Los últimos en sumarse a este reguero de crítica interna han sido Raimon Obiols, Laia Bonet, Jaume Bellmunt, Daniel Font, Jordi Font, Joan-Carles Mas y el alcalde de Esparraguera, Eduard Rivas, que han exigido sin tapujos en un manifiesto la «libertad de los presos» como un gesto de «responsabilidad» y «ecuanimidad» política. Porque, según ellos, los encarcelamientos y las peticiones fiscales tienen «devastadores efectos políticos y sociales», carecen de «rigor jurídico” y, además, la máxima de «que se haga justicia aunque el mundo se hunda» ha sido siempre usada por «aprendices de brujo que desde posiciones de poder han causado todo tipo de desastres».
Pero no son los únicos que defienden semejantes argumentos. Entre las cartas que llegan a las sedes del PSC se exige una defensa de la «libertad de los presos» por «responsabilidad política» y se ataca a los dirigentes del PSOE por compartir “bunkerización de la derecha española”, por ejemplo.

Es más, las declaraciones, han dado paso ya a posicionamientos oficiales. El alcalde de Terrassa, Jordi Ballart, dimitió el pasado jueves como alcalde y rompió públicamente el carné del PSC. Ballart alegó que para él “ha sido complicado”, pero que se sentía aliviado porque ha dejado un partido que ya hace tiempo que lo dejó de representar. 
Otros cinco concejales de Terrassa se han sumado a esta decisión en los últimos días y han renunciado al cargo por las discrepancias con el partido.
La exdiputada socialista en el Congreso Esperanza Esteve también ha comunicado ya la baja del PSC por «desacuerdo creciente» con las acciones del partido.

Y todo ello, después de que abriese la fisura la alcaldesa de Santa Coloma de Gramanet, Núria Parlon, que dimitió días antes como secretaria de Cohesión e Integración de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE tras el anuncio del gobierno de aplicar el artículo 155 en Cataluña. Parlon fue ascendida a este cargo en la Ejecutiva por Pedro Sánchez.

Jordi Ballart ya se pronunció en aquel momento sumándose a Parlon y criticando al PSC. Y en esa decisión, ambos dos, han encontrado igualmente más respaldo. En concreto el de los socialistas Josep Mayoral, alcalde de Granollers, e Ignasi Giménez, alcalde de Castellar del Vallès, que han expresado en un comunicado su “más radical desacuerdo” con el 155.

Casos, todos ellos, que no son aislados, por mucho que los pretenda ocultar el PSOE nacional. Casos que demuestran que el permanente coqueteo con el nacionalismo amenaza con generar una potente tensión entre los socialistas catalanes.

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