Agencias de publicidad contratadas por la Generalitat desviaron dinero público a las fundaciones de CDC

Artur Mas-Carles Puigdemont
Artur Mas y su sucesor, Carles Puigdemont (Foto: Efe).

La investigación del 3% que pagaban decenas de empresas a CDC a través de sus fundaciones arroja un nuevo sector implicado: las agencias de publicidad. Las pesquisas prueban que empresas de publicidad que recibían multimillonarios contratos para campañas institucionales de Artur Mas devolvían el favor pasando por la caja de las fundaciones como Fórum o Catdem para nutrir las arcas de CDC. Pero el segundo beneficio que obtenía Mas con dicho dinero público que aportaba desde la Generalitat es que esos fondos, en forma de anuncios institucionales, recaían en la prensa amiga, en la prensa que favorecía sus postulados. En este contexto, una de las sociedes más favorecida fue Hermes Comunicacions, a la que estaba vinculada el hoy sucesor de Mas.

Carles Puigdemont, hoy president de Cataluña, fue socio y directivo de Catalonia Today hasta 2011. Su empresa matriz es Hermes Comunicacions, que controla el diario El Punt Avui. Esta editora ha sido vértice de un curioso triángulo de corruptelas: la Generalitat, gobernada por Artur Mas, compraba campañas propagandísticas a agencias de publicidad que después insertaban anuncios en el grupo empresarial donde estaba Puigdemont. Las agencias, además,ingresaban dinero en las fundaciones que financiaban ilegalmente a CDC a modo de gesto de gratitud.

La agencia de publicidad Media Planning era una de las escogidas por el departamento de Presidencia de Mas para este tipo de campañas. Después, la empresa efectuaba reiteradas donaciones a las fundaciones Catdem y Fórum, a través de las que se financió ilegalmente CDC. La fiscalía Anticorrupción investiga esta trama en la que las mordidas pueden superar los 25 millones.

Su filial, Media Contacts, imitó las acciones de la empresa principal y realizó donaciones en paralelo a esas mismas fundaciones. Era un remedo del obligado 3% que pagaron las constructoras. De hecho, Havas Sports, firma también ligada a este grupo, se convirtió igualmente en donante de estas entidades. Este desglose, empresa por empresa, recuerda al mecanismo que utilizaban las constructoras a la hora de diversificar las donaciones entre varias filiales para rebajar su apariencia. Sin embargo, la repetición de este caso lo hace más sospechoso ya que tres empresas del mismo grupo decidieron acudir por separado y durante varios años a varias fundaciones para hacer sus donaciones.

Un ejemplo de estas adjudicaciones públicas es la compra de espacios publicitarios en prensa escrita a Media Planning por parte del departamento de Presidencia de la Generalitat por un importe de 1,8 millones de euros para sólo dos meses. Los medios elegidos fueron La Vanguardia, El Periódico de Cataluña, El Punt Avui y Ara. Esta vía de inserción publicitaria en la prensa amiga se veía complementada por la subvención directa. Desde 2008, la Generalitat ha invertido cerca de 200 millones en subvenciones directas y campañas de publicidad en prensa, según el Partido Popular. El destino de ese presupuesto de comunicación anual no es fácil de rastrear por la opacidad en su reparto. Pero en 2015 superaba los 340 millones de euros. El grupo Hermes se llevó directamente más de 700.000 euros de fondos de la Generalitat en 2013.

A este pasado de Puigdemont, vinculado a las fundaciones irregulares de CDC, se une el de su jefe de campaña para la Alcaldía de Girona, Josep Maria Bassols, que fue detenido por la Guardia Civil el pasado mes de octubre. El arresto se produjo precisamente por la operación en la que se investiga el pago de comisiones a cambio de la adjudicación de obras por parte de la Administración catalana y otras instituciones controladas por los nacionalistas.

Los agentes aportaron indicios de que Bassols se había entrevistado al menos en dos ocasiones con Andreu Viloca, ex gerente de CDC y tesorero de la Fundación Catdem, adonde iban a parar la mayoría de las comisiones. Las reuniones se produjeron antes y después de la adjudicación de una obra a la empresa Oroler, en la que trabajaba Bassols tras su paso por el citado Ayuntamiento gerundense.

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