Crisis del coronavirus

El alto número de muertes revela que el coronavirus ya estaba descontrolado cuando el Gobierno lo negaba

La pandemia del coronavirus sigue azotando España con más de 30.000 casos confirmados y más de 2.000 fallecidos, según el último balance de Sanidad del lunes

Coronavirus en España, en directo

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Hospital de campaña en Ifema para acoger a enfermos del coronavirus.

La fotografía que hoy plasman las cifras del coronavirus -más de 30.000 casos confirmados y más 2.000 fallecidos, según el último balance de Sanidad del lunes- es, en realidad, el reflejo de varios días atrás.

Una de las singularidades del coronavirus, como han destacado distintos informes, es el tiempo inusualmente alto para su incubación -hasta 14 días- y para el desarrollo de síntomas una vez se produce el contagio. Uno de los rasgos que hace más difícil su contención.

Por eso, para trazar un marco lo más preciso posible de lo que ahora ocurre hay que echar la vista varias semanas atrás. En los datos que maneja Sanidad, el tiempo medio transcurrido entre que una persona comienza a sentir síntomas de la enfermedad (fiebre, tos seca, dificultades para respirar) hasta que se confirma su diagnóstico es de entre siete y diez días. A ello habría que sumar los aproximadamente cinco que se suceden desde que se produce efectivamente el contagio hasta que la enfermedad empieza a dar señales, de acuerdo al estudio de casos en China. De esta forma, estaríamos hablando de unos 15 días entre que una persona se contagia de coronavirus hasta que el diagnóstico médico se lo confirma. Y varios días más si la enfermedad se va agravando y se produce, en su caso, un desenlace fatal.

En consecuencia, la curva de fallecimientos que se constata en las últimas jornadas mostraría el escenario de contagios de hace unos 15 o 20 días. Es decir, de principios del mes ed marzo. Precisamente, cuando el Gobierno de Pedro Sánchez negaba aún el riesgo de epidemia.

El Ejecutivo socialcomunista no comenzó a ocuparse de la situación hasta el 9 de marzo, un día después de alentar las masivas manifestaciones del Día de la Mujer. Ese día, Sanidad cambió su estrategia y comenzó a hablar de datos «preocupantes» y de un nuevo escenario: el de la «contención reforzada», según el ministro Salvador Illa. Tan sólo unos días antes, el Gobierno negaba la evidencia. El 7 de este mes, el propio Simón comentaba con respecto a las marchas: «Si mi hijo me pregunta si puede ir le diré que haga lo que quiera».

El día 6, con 345 infectados ya confirmados y la pandemia asomando ya su peor cara, el portavoz le restaba importancia diciendo que el 90% de los casos eran importados. El día anterior había asegurado que la tasa de contagios era «baja». Por entonces tres personas habían fallecido. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, por su parte, insistía en el escenario de «contención» y descartaba que España pudiese convertirse en un foco como Italia, que ese día contaba ya 109 fallecidos.  «España puede contener el virus si se siguen los consejos de las autoridades sanitarias. No prevemos medidas nuevas», expresó Illa en una comparecencia.

Cambio de relato tras el 8M

Sin embargo, el Ejecutivo cambió el relato el 9 de marzo. Justificó que las cifras de ese fin de semana, con un notable incremento de casos, hacían necesario reforzar la actuación. Indirectamente admitió que, desde horas antes de las manifestaciones del 8-M, sabían que los casos se habían disparado en Madrid. Un dato que el Gobierno ocultó, permitiendo que las marchas y el riesgo de contagios, ya disparado, siguiese adelante. 120.000 personas se manifestaron en el centro de Madrid. En toda España se celebraron 400 marchas con total ‘normalidad’.

El martes de esa semana, ya con 1.635 positivos y 36 fallecidos, Sanidad anunció la prohibición a eventos de más de 1.000 personas. Se anularon los vuelos directos desde Italia a los aeropuertos españoles -Italia tiene una conexión diaria de 100 vuelos con España que se mantuvo intacta durante semanas- y los viajes del Imserso.

Pedro Sánchez, durante semanas invisible en la crisis, compareció para anunciar medidas económicas para familias afectadas por el cierre de centros educativos y asegurar el suministro de medicamentos y acceso a material sanitario, soluciones para la protección del empleo en sectores con caídas de demanda y apoyo a la liquidez de empresas. «Los escenarios no son estáticos», defendió en respuesta a las críticas por la inacción, descartando la autocrítica y descargando la primera responsabilidad en «los expertos» que le asesoran en el asunto.

Dos días después, el socialista insistió en las medidas económicas y reclamó «disciplina social» para frenar la «emergencia sanitaria», un mensaje en el que ha perseveado desde entonces, para descargar la responsabilidad al ciudadano. El viernes 13, con 4.209 casos diagnosticados y 120 muertos, volvió a comparecer para anunciar un estado de alarma en diferido, que se aprobaría al día siguiente. El presidente avanzó un escenario dantesco, con la previsión de más de 10.000 contagios en la siguiente semana. Esa semana, que se cerró este domingo, se alcanzaron los 28.572. El lunes se superaban  los 33.000.

El pico de la pandemia

El Gobierno admite desconocer cuándo se producirá el llamado ‘pico’ de contagios y la curva empezará a descender. Busca datos ‘esperanzadores’, como que el número de casos confirmados fuese este lunes ligeramente inferior, o que los ingresados en UCI hayan pasado del 15 al 13%. Ligerísimas diferencias.

«Hay pequeñas reducciones que dan cierta esperanza de que el problema se va conteniendo», valoró Fernando Simón. El Ejecutivo, sin embargo, asume que serán días trágicos. Como publicó OKDIARIO, el estudio que anticipa la mortalidad por coronavirus en España prevé 3.880 fallecidos el 31 de marzo.

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