La constitución del nuevo Congreso obligará a los partidos a revelar sus pactos antes del 26-M

El adelanto de las elecciones generales tiene una consecuencia que los partidos, de buen seguro, habrían querido evitar: desvelar sus pactos de cara a las autonómicas y municipales del 26 de mayo. 

Aún cuando resulte improbable que, para entonces, exista ya un Gobierno constituido, sí lo tendrá que estar el Congreso. El órgano parlamentario se debe al artículo 68.6 de la Constitución, que determina que «deberá ser convocado dentro de los veinticinco días siguientes a la celebración de las elecciones». Apenas unos días antes, por tanto, de que los españoles acudan a las urnas por segunda vez en menos de un mes.

La distribución de los puestos de la Mesa del Congreso, el órgano que gobierna la Cámara baja, requiere del acuerdo entre los partidos, y de una votación que obliga a medir también los apoyos con que cuenta cada uno. Disponer de mayoría en la Mesa es clave, ya que, además de decidir sobre el calendario de la Cámara o su Presupuesto, a ella le corresponde calificar los escritos de índole parlamentaria y declarar si se admiten o no. Es decir, y en definitiva, bloquear iniciativas. En este sentido, cabe recordar, por ejemplo, el anacronismo que suponía que, en la vigente legislatura, la mayoría de la Mesa (PP y C’s) no correspondiese con el Gobierno, y las quejas frecuentes de los socialistas y sus socios a sus decisiones.

Dos meses o más de parálisis

La sesión constitutiva de las Cortes, con la votación del presidente del Congreso y de los miembros de la Mesa -cuatro vicepresidentes y cuatro secretarios- habrá de realizarse por tanto antes de volver a poner las urnas. En plena campaña electoral.

Las formaciones mostrarán así sus cartas de cara a unos comicios importantísimos para renovar su músculo territorial. Y los ciudadanos votarán sabiendo los aliados con que cuenta cada uno, de cara a, en unas semanas, formar gobierno en el Estado y en las distintas regiones y ayuntamientos.

Podemos, por ejemplo, definirá su grado de apoyo al PSOE, desde apoyarle para formar Ejecutivo -en el caso de que salgan los números- o condicionar ese apoyo a una entrada en el Gobierno, como se empieza a temer en filas socialistas. Ciudadanos diseñará sus acuerdos posteriores, decantándose por PSOE, o por el PP. ‘Populares’ y VOX -formación que, según las encuestas, entrará con fuerza en el nuevo Parlamento- medirán también su capacidad negociadora y descubrirán sus exigencias y líneas rojas.

Pendiente de todos esos pactos, la secuencia electoral se antoja complicada y hace prever un período de alta incertidumbre política. Tras la celebración de las municipales y autonómicas, es previsible que los partidos prioricen la formación de Gobierno central, para después perfilar los pactos territoriales. En definitiva, harán falta dos meses largos, quizás más, para que los distintos ejecutivos queden cerrados.