Sánchez teme una batalla interna que le descabece del PSOE si pierde el Gobierno

Pedro Sánchez despejará la fecha de las elecciones el próximo viernes, tras la habitual reunión del Consejo de Ministros.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, justo antes de que el Congreso tumbara sus PGE para 2019. EFE
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso.
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

Sea cuando sea la convocatoria electoral -una incógnita que, según La Moncloa, se despejará el próximo viernes- el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, teme que perder el Ejecutivo desencadene otra consecuencia: una batalla interna por fulminarle también de la Secretaría General del PSOE.

Su mandato convulso tras la moción de censura marcado, sobre todo, por las cesiones al independentismo, han reactivado a la oposición que, en los últimos días, asiste silente a las especulaciones sobre el futuro del dirigente socialista. No es la primera vez que Sánchez se enfrentaría a un intento de derribarle, y el recuerdo del Comité Federal del 1 de octubre está presente. Entonces, la mitad de la Ejecutiva dimitió para forzar su salida. Sánchez intentó atrincherarse, reclamando un congreso extraordinario, pero la propuesta fue rechazada por el Comité y acabó dimitiendo.

Cierto es, también, que, tras su reelección, Sánchez dispone de un ‘aparato’ a medida que, en apariencia, le da ciertas garantías. Fuentes socialistas sugieren, en cambio, que el nivel de crispación interna no asegura nada. Las distintas federaciones han optado en los últimos tiempos por mantenerse cautas, evitando enfrentamientos de cara a las elecciones del 26 de mayo. Pero no es más que una enemistad contenida, por razones de convivencia.

La decisión, el viernes

Sánchez anunciará el viernes su decisión sobre una posible convocatoria electoral. Será tras la reunión habitual del Consejo de Ministros, según informaron fuentes de La Moncloa. El presidente del Gobierno abandonó el Congreso, tras la votación fallida de sus Presupuestos, sin hacer declaración a la prensa ni despejar las especulaciones, que sitúan esos comicios el próximo 28 de abril. La Cámara votó este miércoles la devolución de las cuentas al prosperar las enmiendas a la totalidad presentadas por PP, Ciudadanos, ERC , PDeCAT, Coalición Canaria y Foro Asturias. El voto del independentismo ha sido un revés para el Ejecutivo, que hasta el último momento esperó una rectificación de postura.

Las fechas que se manejan para ese adelanto tienen pros y contras. Hacerlo antes de las elecciones de mayo, y anotar un mal resultado -como asumen en el propio PSOE- complicaría sobremanera la campaña a los dirigentes autonómicos. Los barones tendrían excusa entonces para culpar a su líder de la pérdida de gobiernos y alcaldías. Una situación comprometida para la supervivencia de Sánchez, acostumbrado en cambio a lidiar con la tensión interna.

Hacerlo después tiene tacticismo para Sánchez, porque el resultado del 26-M dependerá, en ese caso, únicamente de los mismos barones. Pese a que acudan a las urnas condicionados por la gestión de su Gobierno, el líder socialista podría esquivar más fácilmente las responsabilidades, como ya ocurrió en el caso de Andalucía.

Una y otra opción cuenta, hoy por hoy, con partidarios y detractores. Aunque la mayoría de los ministros apuestan porque Sánchez anunciará un adelanto, existe también un sector del partido que, en las últimas horas, según fuentes socialistas, valora la conveniencia de estirar aún la legislatura. El hermetismo, en cualquier caso, es total, y en el Grupo Parlamentario apenas existen pistas sobre las intenciones del presidente.

Sánchez asistió a las dos sesiones de debate en el Congreso, e incluso se planteó la posibilidad de intervenir en el Pleno, algo que finalmente se descartó. Finalizada la sesión, abandonó el escaño para dirigirse al vehículo oficial y de ahí a Moncloa para seguir con su «agenda de trabajo», informaron fuentes gubernamentales. El ministro de Fomento, José Luis Ábalos, admitió este miércoles que «en breve» habría noticias sobre el adelanto.

Sánchez busca ahora el ‘patriotismo’

El Gobierno intentó a la desesperada, por sus propios medios o sirviéndose de Podemos, que los independentistas apoyasen las cuentas públicas. Ofreció multiplicar inversiones y también «diálogo». Sin embargo, el Ejecutivo sólo pudo contar finalmente con el apoyo de los de Iglesias, PNV, Compromís y Nueva Canarias. Tras el fracaso de la votación, el PSOE no tardó ni un minuto en responder a través de las redes sociales, dejando entrever ya por dónde irá la campaña: alinear al independentismo con lo que denominan el bloque de ‘las derechas’ y empujarles a que expliquen por qué han votado «‘No’ a mejorar la vida de las personas y devolver derechos, ‘No’ a fortalecer el Estado del Bienestar, ‘No’ a cerrar las brechas social, de género e intergeneracional; ‘No’ a dignificar a las clases medias y trabajadoras”.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ya intentó convertir el debate en el Congreso en un mitin electoral, con propuestas más políticas que económicas.

«Hoy votarán con esta derecha que pide aplicar un 155 perpetua y que quiere ilegalizar a los partidos políticos independentistas», les dijo a los independentistas.

Sánchez quiere emerger ahora como abanderado del ‘patriotismo’ y convertir el rechazo de los independentistas en su mensaje de cara a unos nuevos comicios. Su aspiración es conquistar el centro ideológico, ahora disputado sobre todo con Ciudadanos.

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