Calvo olvida la presunción de inocencia: «Las mujeres tienen que ser creídas sí o sí «

Carmen Calvo
La vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo.

La ministra de Igualdad, Carmen Calvo, ha zanjado hoy que la protección de la libertad sexual de las mujeres pasa por «aceptar la verdad» de lo que dicen, «siempre», y ha insistido en que solo hay dos maneras de formular el consentimiento a mantener relaciones sexuales: «No es no y sí es sí», ha manifestado en el Senado.

«Ya está, no hay que darle más vueltas a esto», ha dicho la vicepresidenta del Gobierno en su comparecencia en la Comisión de Igualdad, donde ha explicado las políticas generales de su departamento en esta materia.

Para Carmen Calvo, las víctimas de delitos sexuales son «víctimas de primera», como lo son también las que padecen cualquier otro tipo de violencia así de «irracional»; preservar su libertad sexual, ha subrayado, implica «aceptar la verdad de lo que dicen».

«Las mujeres tienen que ser creídas sí o sí y siempre con las mismas categorías procesales que cualquier otro sujeto para cualquier otro tipo de controversia o de delito», ha enfatizado Calvo.

En este sentido, ha subrayado que la segunda sentencia que confirmó la condena a La Manada por abusos sexuales ha supuesto un «paso al frente» porque «se cree» a la víctima.

Lo ha hecho el mismo día en el que se ha reunido la Comisión General de Codificación para revisar la tipificación de los delitos sexuales en el Código Penal, que debe tener sus conclusiones listas antes del 31 de diciembre.

Dicho órgano consultivo del Ministerio de Justicia va a trabajar, ha dicho, en la dirección de que «la libertad sexual de las mujeres se preserva cuando el consentimiento de la mujer es claro».

«Y el consentimiento de la mujer se puede formular de una manera o de otra: no es no y sí es sí», ha insistido Carmen Calvo.

Durante su repaso a las políticas emprendidas por el Ejecutivo socialista, Calvo se ha referido, además de algunas en materia de violencia de género para dar cumplimiento al Pacto de Estado, a otras reformas legislativas que ya están «muy avanzadas».

Y así ha enumerado la ley de familias que prepara el Ministerio de Sanidad y que pondrá el foco en las monomarentales; la de la erradicación de la violencia contra los menores y que verá el Consejo de Ministros antes de que acabe el año, y la de trata con fines de explotación sexual.

La vicepresidenta se ha detenido en respuesta a los grupos para alertar sobre la importancia de la educación sexual y afectiva desde las aulas porque en asuntos que «tienen que ver con el respeto a los sentimientos, a la libertad sexual, a la vida no vamos a mejor».

Una cuestión que, ha avanzado, «va a estar presente en la ley de educación que el Gobierno va a abordar mañana» en el Consejo de Ministros.

«No debemos tener miedo a esto, ninguno. Otra cosa diferente es que vayamos a encontrar acuerdos ajustados», ha precisado Calvo, quien ha invitado a los partidos a ser «responsables» y tomar «decisiones que tengan que ver con un abordaje valiente» de educar desde pequeños «sobre los valores de la democracia y constitucionales y sobre la educación sexual y afectiva».

La titular de Igualdad ha arremetido contra la publicidad sexista y otras «imágenes estereotipadas, inferiorizantes e irrespetuosas» de la mujer que «acaban destrozando» el trabajo que hace «un país como el nuestro» por la igualdad.

Así, ha invitado a los grupos a «encontrar en el marco común de todos algo muy rotundo que decir sobre cómo nuestros niños y niñas acceden a la pornografía», porque lo hacen de una «manera bastante inquietante, hasta el punto de que la educación sexual que tienen» es la que reciben de este tipo de contenidos.

También les ha ofrecido, en aras de la conciliación y la corresponsabilidad, un pacto político y social para racionalizar los “imposibles” horarios españoles, que debe empezar en la administración pública “para trazar ejemplo” y culminar en la mejora de la vida de “todos”.

Por último, Carmen Calvo ha criticado la falta de igualdad en el deporte, un sector que «se resiste a la equidad», lo cual «va en dirección contraria de una imagen empoderada y rigurosa» de las chicas.

Ha concluido volviendo a defender el lenguaje inclusivo porque con el actual las mujeres no se sienten “identificadas y representadas”. “Se trata de que el lenguaje se adapte a la realidad”, ha concluido.

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