La ofensiva antimonárquica ya está en marcha

Rafael Casanova
Imagen de una Diada en Barcelona.

Los organizadores de la consulta popular Monarquía o República han entrado en acción y se disponen a celebrar el próximo día 2 de diciembre una votación cuyos resultados, según admiten en sus panfletos propagandísticos, “no tendrá efectos vinculantes”, pero sí será “una primera oportunidad para que el pueblo se exprese y tome la palabra que ha sido silenciada tantas veces en referencia a este tema”. Y, ¿quiénes son los responsables de esa consulta que, obviamente, de celebrarse se hará sin garantías tal y como ellos mismos reconocen en su nota de prensa? Pues los firmantes de esa nota son textualmente las asambleas de barrios y pueblos de Madrid y ofrecen una dirección de correo electrónico para solicitar información sobre la votación popular.

En la nota de prensa llama la atención una afirmación categórica por parte de los organizadores de la denominada consulta: “Se trata de un movimiento no partidista, independiente y asambleario, abierto a la libre participación de todas las personas que compartan los objetivos citados”. Y añaden: “La consulta está promovida por personas a título individual que se están organizando en asambleas por barrios y pueblos”. Para que nadie tenga duda, además, afirman que podrán participar en la votación todas las personas que quieran ejercer ese derecho sea cual sea la opción que prefieran.

No sé, a estas alturas de la historia, a quien pueden convencer los organizadores de esta irregular convocatoria de que esa votación que ellos proponen es neutral y que sólo persigue tomar el pulso a los sentimientos de la ciudadanía que ya pudo decantarse en el referéndum posterior a la redacción de la Constitución, aprobado mayoritariamente hace ahora 40 años. Hacernos creer que verdaderamente es un movimiento asambleario independiente, sin partidos que lo promuevan, es absurdo cuando tanto Izquierda Unida, el Partido Comunista, Podemos, los anticapitalistas y otros grupos radicales han intensificado últimamente sus ataques a la Corona. Por no hablar del intento de los separatistas catalanes de reprobar al Rey Felipe VI en el Parlamento catalán esta misma semana.

Así que habría que pedir a los responsables de esta parodia de consulta popular, sin garantía alguna de legitimidad, que reclaman, como no, que “decidir es nuestro derecho” que eso es lo que han ido haciendo los ciudadanos españoles al votar, año tras año, a opciones políticas que no están en desacuerdo con la forma de estado de monarquía constitucional y que han gobernado España en los últimos 40 años. También, para terminar, un consejo: dejen de ponerse la piel de cordero para aparentar unas buenas intenciones que lleven a los incautos a votar en una consulta cargada de trampas y que, al igual que en el tradicional cuento infantil, enseñen la patita por debajo de la puerta para mostrar su verdadera identidad.

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