Errejón pasa de la crítica a Iglesias: «Estoy muy cómodo con la línea política de Podemos»

Íñigo Errejón
Íñigo Errejón.

El candidato de Podemos a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Íñigo Errejón, ha asegurado que no estaría en política si no fuera para ganar, que en este momento se siente «muy cómodo con la línea política» de su partido y que «hay banquillo» en Podemos.

«Hay banquillo, hay que formarlo, hay que regarlo, pero hay banquillo», afirma Errejón frente a quienes señalaban lo contrario durante la ausencia temporal de Pablo Iglesias e Irene Montero por su maternidad.

A pocos meses de aterrizar en el terreno autonómico, Errejón hace balance en EFE de su paso por la política nacional, de la que no se quiere despegar del todo porque «nunca» ha creído «que los planos se puedan separar».

Piensa que los problemas de los madrileños son específicos, pero no se solucionan «en competencia con otros, sino con visión nacional».

De momento, quiere mantener su acta de diputado en el Congreso y se ve con fuerza para compatibilizarla con una campaña electoral.

Su puesto en la Ejecutiva de Podemos lo dejará «cuando se lo pidan», si bien admite que es una cuestión «formal» que le preocupa «poco» porque sigue formando parte de la dirección del grupo parlamentario, es diputado por Madrid y candidato para gobernar esta región y es a eso a lo que dedica «el grueso» de su tiempo.

El diputado de Podemos dice que el trabajo en la política nacional le ha formado y le sigue formando «mucho», que le ha enseñado «la dureza del día a día de la política», pero también «la necesaria flexibilidad y empatía para tejer acuerdos» con quienes no piensan igual.

Casi dos años después de la Asamblea Ciudadana de Vistalegre II, en la que las tesis de Iglesias ganaron a las «errejonistas», Errejón sigue presumiendo de haber defendido sus ideas, algunas de las cuales «se han abierto camino» aunque no salieran elegidas.

Se alegra de haber peleado por ellas y de «asumir las consecuencias» que tuvo porque no se «fiaría en política (ni en la vida) de alguien que solo defiende «lo que toca» y lo que «más le conviene en cada momento».

«Creo que eso no aporta nada, que la posibilidad de confiar en alguien tiene que ver con saber si esa persona ha estado dispuesta en algún momento a pagar el precio por las cosas en las que cree», subraya.

Tampoco se arrepiente de no haber competido por la Secretaría General del partido con Pablo Iglesias y está «orgulloso» de defender los postulados que cree que siguen siendo los mejores para desbloquear el país, y «de intentar hasta el último momento que aquello no se convirtiera en una discusión de caras».

Algo que considera que también ayudó a que ahora, después de aquella competición, hayan encontrado en Podemos «formas de colaborar y cooperar». «Trabajamos todos a una», sentencia.

«Pero no escondo que en algunas cosas mantengo posiciones que no siempre son idénticas a las del resto de compañeros» y «me gusta que sea así», añade.

Aunque ha visto que el tiempo le ha dado la razón en algunas cosas, sostiene que ese aprendizaje no ha sido solo de Podemos, sino también del PSOE.

«Finalmente Pedro Sánchez ha sido capaz de gobernar con los votos que ya le dijimos que existían hace dos años, pero efectivamente sigo pensando que la capacidad de escucha, de entendimiento con el diferente y de compromiso es lo que de verdad puede garantizar que avancemos», recalca.

En ese camino ve ahora a Podemos: «Yo me siento muy cómodo con la política actual de Podemos y con la forma de comportarse actualmente y creo que permite demostrar que somos útiles».

«Una fuerza transformadora para mí es una fuerza que piensa menos en la competición entre partidos y piensa más en el futuro de su pueblo al que se quiere dirigir. Yo estoy muy satisfecho con la línea y orientación actual de Podemos», insiste.

Cree además que la vuelta al curso político les ha sentado muy bien, pese al parón veraniego: «Lo hemos hecho un poco más tarde que otros partidos políticos por razones más bien de índole personal, pero lo hemos hecho muy bien, y creo que además estamos en un buen momento».

Errejón resta importancia a las encuestas que -recuerda- siempre les «dan menos que los votos», y aboga por abandonar la visión de la política como una «carrera de caballos» entre partidos.

En su opinión, «la pelea fundamental no se mide en encuestas, se mide como una especie de competición por ideas, cultural e intelectual, que cuando se hace bien funda un horizonte con una perspectiva nueva».

Eso es lo que pretende hacer en los meses que tiene por delante. «Levantar un poco la cabeza, dejar de mirar tanto a los rivales y empezar a mirar hacia donde vamos, hablar menos de partidos y más de lo que queremos hacer en la región», lo que intuye encaja mejor con la voluntad de los españoles y los madrileños.

Para Errejón, el problema no es si gobierna la izquierda o la derecha, es que la sociedad «está rota», «que estamos más divididos» y «que la gente no sabe lo que va a ser de ella el próximo mes».

Contra «esa ruptura» aporta una receta. «Recomponer, reunir, reagrupar», «volver a tejer sociedad», en definitiva, es la idea «revolucionaria» que quiere llevar a cabo en Madrid y está convencido de que eso «entronca con una visión nacional» de la política.

Y, sin dudas, niega cualquier otra voluntad que no sea la de ganar y ser presidente de la Comunidad de Madrid.

«Desde que entré en política, entré para ganar; uno no se inventa y construye un partido que pasa de la nada a cinco millones en un año y medio si no sale con una profunda voluntad de ganar».

Sin embargo, al mismo tiempo defiende que hay que hacerse «merecedor» de la confianza de los ciudadanos, y hacerlo «más que contra alguien», con los madrileños. «En eso estoy, intentándolo»

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