La princesa Leonor entra de lleno en su papel de heredera de la Corona

toison de oro princesa leonor
La Princesa Leonor, en su primer retrato oficial.

La participación de la Princesa de Asturias en los actos del triple centenario que se celebran este sábado en Covadonga no constituye un mero acto más en la agenda de la Familia Real, sino que significa la entrada de la heredera de la Corona en la vida oficial de la institución de la monarquía. Su primera visita oficial al Principado de Asturias, comunidad que da nombre al primero de los títulos que están adheridos a su condición de sucesora al trono de España desde hace siglos, supone la asunción plena de su responsabilidad como heredera en primera línea del Reino de España.

La Casa del Rey decidió, hace un año más o menos, que no se podía retrasar por más tiempo una aparición pública más frecuente de la princesa Leonor en actos oficiales, sino que era conveniente que la hija mayor de los Reyes Felipe y Letizia participara en algunas de esas actividades y se fuera incorporando de manera paulatina en la vida pública de la Familia Real. En ese contexto, hay que entender la imposición del Toisón de Oro a la heredera de la Corona por su padre, el Rey Felipe, el día que éste cumplió 50 años, en el Palacio Real. Un acto lleno de simbolismo para la monarquía española, con el que se cubría una tradición centenaria que ha pasado de padres a hijos al mismo ritmo que se cumplían las previsiones de la cadena dinástica de unos monarcas a otros.

Este verano, en la foto oficial de la Familia Real en Mallorca, se quiso dar una imagen distinta y más institucional a esa cita con los medios de comunicación que acudieron a la convocatoria: se cambió el escenario tradicional del Palacio de Marivent por el Palacio de la Almudaina, lugar reservado hasta ahora a los actos oficiales de la Familia Real en Mallorca. También se le dio un poco más de empaque a la indumentaria de sus miembros, incluida la de las hijas de don Felipe y doña Letizia. Ambas aparecieron con unos vestidos menos informales y lo más importante, se permitió por parte de la Casa del Rey que la Princesa de Asturias contestara a algunas de las preguntas que los periodistas hicieron a las hijas acerca de su estancia en un campamento de verano en Estados Unidos. Las respuestas fueron hechas con naturalidad y soltura por parte de la princesa Leonor y la infanta Sofía.

El tiempo de sobreprotección de las dos está llegando a su fin. Los ciudadanos españoles no pueden encariñarse con una niñas a las que se les tenían tasadas sus apariciones en público y sólo era posible verlas tres veces al año. La heredera de la Corona tiene que ir entrando sin prisa pero también sin pausa, en el imaginario popular para ser un punto de referencia de la institución monárquica. No están los tiempos actuales —difíciles y hoscos para la Corona— para desperdiciar un activo como la princesa Leonor, capaz de captar adeptos si mantiene un comportamiento sencillo y responsable tal y como corresponde a su condición de princesa.

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