La noticia de ‘El País’ sobre las ‘fake news’ de dos rusos en Cataluña también era un ‘fake’

Soledad Gallego-Díaz
Soledad Gallego-Díaz.
Manuel Cerdán

Soledad Gallego-Díaz, entre otras medidas, también ha decidido cesar a José Ignacio Torreblanca, al responsable de opinión del periódico por no ajustarse a la línea editorial que piensa aplicar en su nueva etapa como directora de El País.

Una de los motivos que ha pesado en la destitución de Torreblanca ha sido sus preferencias por el lobismo internacional del multimillonario George Soros, que así mismo representaba en el diario el director adjunto David Alandete.

José Ignacio Torreblanca, antes de recalar como responsable de Opinión en El País de la mano de Antonio Caño, fue director del ECFR (European Council of Foreign Relations) en España, entre 2007 y junio de 2016.

El ECFR es una organización internacional financiada por Soros y que tiene su sede en Berlín. En teoría se presenta como un think-tank pero realmente actúa como un grupo lobista. La ong alemana del multimillonario judío tiene también de consejero a Jordi Vaquer. El catalán, director de Open Society Europe, es uno de los activistas más combativos del independentismo, que financia a los movimientos secesionistas catalanes con dinero de Soros.

Cuando Torreblanca abandonó la organización alemana colocó a su amigo Borja de Lasheras al frente del ECFR, al tiempo que publicaba sus artículos de opinión en El País.

En las últimas fechas, Borja de Lasheras ha asistido a cómo su ex jefe Torreblanca con la ayuda del Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB), otro organismo independentista catalán, han presionado mediáticamente para influir sobre el nombramiento por el presidente Pedro Sánchez del nuevo director de Seguridad Nacional, emprendiendo una campaña de desprestigio contra el coronel Pedro Baños. Menospreciaban públicamente al militar por haber colaborado en el prestigioso programa de televisión de Iker Jiménez “Cuarto Milenio” y lo acusaban de pronunciarse supuestamente a favor de Putin.

Torreblanca, ahora fulminado por Soledad Gallego-Díaz, escribía el pasado 7 de junio el siguiente tuiter: “Baños ha secundado al senador del PP Agramunt, cesado por el Consejo de Europa por corrupción y por apoyar a Assad y a Putin, y difundido las teorías de éste sobre la supuesta injerencia de las fundaciones Soros en Cataluña”.

De lobista de Soros a la defensa nacional

Se daba la circunstancia de que, antes del nombramiento de Baños, Borja de Lasheras había entrado en febrero a formar parte del equipo de Seguridad Nacional de La Moncloa. Nombrado asesor técnico por el Gobierno de Rajoy en febrero de 2018, tras la salida de Moragas y Senillosa de la Presidencia, De Lasheras dejaba la dirección del ECFR de Soros, pasando de lobista del multimillonario a tener voz en las estrategias de La Moncloa.

Era sorprendente que uno de los hombres que dirigía el lobby del magnate que había promocionado con su dinero el independentismo catalán entrara en el equipo de Seguridad Nacional y su estrecha relación con quien lanzaba insidias contra el senador del PP, Pedro Agramunt, a quien un informe ad hominem del Consejo de Europa le acusaba de corrupción.

La realidad era que Baños nunca se había pronunciado a favor del presidente ruso sino que había denunciado las mentiras del clan Soros sobre la supuesta difusión por parte del Kremlin de fake news sobre el proceso independentista catalán, algo que contradecía las tesis de los lobistas del especulador financiero de procedencia húngara.

Como en un artículo publicado en El País con la firma de su ya ex director adjunto, David Alandete, en el que señalaba a dos ONG rusas como infiltrados del Kremlin, que se dedicaban a propagar consignas independentistas en Cataluña. El 26 de octubre de 2017, Alandete publicaba: “Dos ONG rusas hacen propaganda sobre las cargas de la consulta”.

El directivo ahora destituido Alandete, citando fuentes del CNI, escribía que Yuri Dzhibladze, presidente del Centro para el Desarrollo de la Democracia y los Derechos Humanos, y Olga Zakharova, presidenta de “Freedom Papers”, eran dos enviados de Putin para agitar el proceso independentista en Cataluña. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, los dos activistas eran contrarios a Putin, trabajaban a las órdenes de Soros y habían sido financiados por EEUU, como se puede verificar tras un mero visionado de las redes sociales.

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