Cataluña

Rajoy ordena a los suyos reivindicar el éxito de la caída de Puigdemont

Soraya Sáenz de Santamaría
Soraya Sáenz de Santamaría y Mariano Rajoy en el Congreso. (Foto: EFE)
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

Mariano Rajoy quiere apuntalar el papel del Gobierno en el fin del ‘procés’ y la caída del ex presidente catalán, Carles Puigdemont. Así se lo ha trasladado el presidente a los miembros de la dirección del Partido Popular. Rajoy quiere que se valore el papel del Ejecutivo en los últimos meses, marcados por la aplicación del artículo 155 en Cataluña, y reclama también la labor de su Gobierno en la detención de Puigdemont, último mazazo para los dirigentes secesionistas.

«No solo es trabajo de CNI y fuerzas de seguridad. También de los gobernantes», señalaron miembros de la alta dirección del PP, en alusión a esta consigna.

Gobierno y partido quieren rentabilizar su contribución para «normalizar» la situación en Cataluña. Aprecian que cinco meses después de la aplicación del 155 «nadie se acuerda ya de los independentistas», señalan en el entorno del presidente. Así, destacan que el trabajo de la administración ha seguido su día a día. Incluso algunas ayudas y subvenciones se han incrementado. Y los funcionarios han podido cobrar la parte de la paga extraordinaria de 2012, retenida por los gobiernos separatistas.

Pero existe un hito fundamental que el Gobierno no pasa por alto. El recurso al Tribunal Constitucional para evitar que Carles Puigdemont, entonces ya fugado en Bruselas, fuese votado president de la Generalitat. Pese a la opinión del Consejo de Estado, que consideró que no se había producido ningún hecho que lo justificase, el Ejecutivo tiró adelante con un recurso cuestionado por otras formaciones políticas.

investidura Turull
Jordi Turull, junto al escaño vacio del diputado encarcelado Jordi Sánchez.

«Utilizamos esta prerrogativa para evitar que continúe adelante la candidatura de Puigdemont y produzca un daño irreparable», explicó entonces la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, que argumentó la urgencia de utilizar todas las «herramientas legales» para «evitar que alguien que está huido de la justicia pueda de forma ilegítima ser investido y ponerse al frente de un Gobierno autonómico». El Constitucional rechazó después que Puigdemont pudiese ser investido por la vía telemática o delegando su voto, lo que, en la práctica, significaba que solo podría hacerlo si acudía al Parlament y en consecuencia, sería detenido.

El movimiento del Ejecutivo llevó al presidente del Parlament, Roger Torrent, a suspender el pleno, ya programado, en espera de que Puigdemont pudiese tener una «investidura con garantías». La misma doctrina del Constitucional evitó después que Jordi Sánchez o Jordi Turull, ambos en la cárcel, se sometiesen a una votación de investidura. Golpe tras golpe a la deriva independentista.

La instrucción del Ejecutivo tiene un evidente sesgo electoralista, en plena batalla con Ciudadanos. Son frecuentes los mensajes que insisten en las resistencias iniciales de Rivera para apoyarlo y reprochan que después lo haya capitalizado, con un abrumador resultado en las elecciones del 21 de diciembre.

Pese a las movilizaciones de los últimos días en favor de los dirigentes encarcelados, los dirigentes ‘populares’ destacan que en Cataluña no se ha producido ni la «crispación» ni la «conmoción social» que «algunos aventuraban». «La gente ha seguido con su vida», añaden desde Génova.

Ello no implica que en el Ejecutivo no deseen que el 155 llegue a su fin. Sobre todo, por el lastre que supone para la negociación de los Presupuestos Generales. El Gobierno busca contrarreloj un acuerdo con el PNV, pero el partido vasco insiste en que no moverá pieza hasta que no finalice la intervención en Cataluña.

 

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