Puigdemont quiere arrebatar a ANC y Òmnium el liderazgo de la movilización independentista

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Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

Carles Puigdemont prevé que la agitación callejera en favor del independentismo no recaiga únicamente en las dos entidades que ahora la capitalizan, ANC y Òmnium Cultural. 

Así se recoge en el acuerdo de legislatura que Junts per Catalunya y ERC trasladaron la semana pasada a la CUP en vistas a la investidura del candidato Jordi Sánchez.

El texto insiste en la movilización «cívica y pacífica» como clave para el «éxito del Proceso Constituyente». Ese «éxito», explican, «vendrá condicionado por la fuerza de la ciudadanía y de las organizaciones que la representan» que debe ir «más allá de las entidades soberanistas» para «implicar a entidades sociales, empresariales, culturales», etc.

Los líderes secesionistas perseveran en su objetivo de calentar la calle para conseguir sus fines, la construcción de la ‘república’. «Es necesario que la sociedad catalana siga movilizándose por la paz, contra la represión policial y jurídica del Estado español y no cediendo ni un milímetro en favor de la libertad de expresión y de conciencia». Se trata, añaden, de la «fase civil del proceso constituyente, que le haga tomar velocidad y consistencia».

El acuerdo habla de «un plan de gobierno de desobediencia republicana” y delega el diseño de la estrategia de esa República en Bruselas. Allí se constituirá un auténtico gobierno en el exilio, que se denomina “Espacio Libre en el Exilio”, con una Asamblea de Representantes por la República dirigida por el ex presidente Carles Puigdemont, al que le corresponderá definir e impulsar la estrategia política de la República catalana.

Entre las propuestas de programa se incluyen, por ejemplo, el control público de infraestructuras estratégicas, la creación de una Policía integral al servicio de la República-a partir de los Mossos– y la prohibición de desfiles militares o actos de exaltación militar en Cataluña.

En privado, la ANC ya ha mostrado cierta equidistancia con los dirigentes secesionistas. En su hoja de ruta, aprobada recientemente, se advierte de la necesidad de que «el nuevo Secretariado Nacional que salga de las próximas elecciones haga un proceso de análisis e incorpore las mejoras necesarias para hacer de la ANC una entidad más eficiente y ágil que pueda funcionar de manera óptima en los tiempos tan convulsos que vivimos. Una ANC que no se puede ver afectada por los intereses personales o políticos».

La organización busca preservar su margen de autonomía, después de un proceso en el que se ha visto fuertemente implicada en las decisiones del gobierno independentista.

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