Letizia dio al Rey la idea del discurso del 3 de octubre contra el golpismo

Rey Felipe VI
Felipe VI y doña Letizia. (Foto: AFP)
Carlos Cuesta

Doña Letizia dio la idea y el respaldo al Rey Felipe para lanzar, tras el 1-O, su decisivo discurso televisado contra el golpismo. La Reina de España jugó ese papel en unas fechas clave: los días previos al referéndum ilegal del 1-O. Lo hizo en el acto de inauguración del año universitario en la Universidad de Salamanca celebrado a mediados de septiembre. Allí, Doña Letizia, aprovechando la altura del evento, decidió mantener conversaciones con muchos de los presentes a los que preguntó por su visión del separatismo en Cataluña, por el desenlace previsto y por las medidas que podrían adoptarse para solventar la situación. Se interesó por ver los puntos de vista de los presentes e, incluso, favoreció que el Rey pudiese tener sus versiones directamente, haciendo de puente para que el Monarca pudiese escuchar los planteamientos de algunos de los invitados más ilustres. Y algunos de ellos, al igual que la Reina, respaldaron ese discurso. Respaldaron tomar la iniciativa.

La cita ocurrió el 14 de septiembre. Por aquellas fechas, el Parlament catalán cumplía ocho días de su aprobación de la Ley de Referéndum. Puigdemont aseguraba que no se frenarían ante nada y que respetarían “el mandato democrático de proclamar la independencia”. La amenaza separatista se materializaba y empezaba a ser obvio a todos los niveles que el problema requeriría de soluciones extraordinarias.

La cita fue propicia. Los Reyes de España presidían el inicio del curso académico 2017-2018 en la Universidad de Salamanca con una especial significación: conmemorar el origen, hacía ocho siglos, de la Educación Superior española en las aulas de esta institución. Conmemorar parte de la historia que ha hecho grande España. El acto solemne reunía a una potente intelectualidad y Doña Letizia y el Rey no dejaron pasar la oportunidad de aprovechar ese foro para preocuparse por el problema separatista y recopilar opiniones expertas.

Entre los asistentes se encontraba el rector de la Universidad, Daniel Hernández Ruipérez; el ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo; el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera; la presidenta de las Cortes de Castilla y León, Silvia Clemente; la delegada del Gobierno, María José Salgueiro; el alcalde de Salamanca, Alfonso Fernández Mañueco, hasta 200 doctores representantes del mundo universitario español y el equipo de Gobierno de la Universidad de Salamanca al completo. Un foro formado, pero habitualmente fuera de los focos y de los cauces de consulta rutinarios.

El Rey lanzó su discurso destacando el valor de la Universidad de Salamanca, «la primera creada en España, en el lejano año de 1218». Don Felipe destacó los avances de España en esos “ocho siglos de extraordinaria contribución al patrimonio tangible e intangible de nuestro país a través de la transmisión del conocimiento, de la investigación y la extensión de la cultura”.

El rector y el presidente autonómico intervinieron en la misma clave: ensalzando el valor de la universidad en la historia de España. El valor de lo que nos une.

Y tras concluir el discurso, tanto el Rey como Doña Letizia accedieron al foro. Las conversaciones no tardaron en surgir. Y, con ellas, las preguntas por la grave actualidad y el cotejo de opiniones sobre la conveniencia de dar un paso al frente: de pronunciar el discurso que, días más tarde y pasado el referéndum ilegal, se convirtió en una referencia ineludible para entender la reacción popular que llenó los balcones de las ciudades españolas de banderas nacionales. Las ventanas de toda España: incluidas las catalanas. No faltaron versiones favorables a que el Rey adoptase el papel protagonista que tuvo, a que dejase claro que su liderazgo estaría presente en la defensa de España y su Constitución.

Doña Letizia preguntó por esta cuestión e hizo posible que el Rey tuviese, no sólo acceso a sus asesores habituales, sino a otros, los allí reunidos en la inauguración del año universitario.

El resultado es por todos conocido. Un discurso del que se siente orgullosa la inmensa mayoría de españoles y que provocó la ira de los separatistas y la reactivación paralela del sentimiento constitucionalista popular. Un discurso que será recordado como cita necesaria para entender lo sucedido en la lucha contra los golpistas porque anticipó, dos días después del referéndum ilegal y antes de la declaración unilateral de independencia, el veredicto de lo ocurrido y de lo que habría de ocurrir: «Con sus decisiones han vulnerado de manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente, demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado”, afirmó el Rey en aquel discurso.

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