‘Los Jordis’ y Forn serán aún más buenistas que Junqueras para que el juez les deje en libertad ya

Los Jordis
Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, máximos dirigentes de la ANC y Òmnium, respectivamente. (Foto: EFE)
Carlos Cuesta

‘Los Jordis’ y el ex consejero Forn serán hoy más buenistas que Oriol junqueras en la última declaración ante el Tribunal Supremo. Afirmarán que creen en el diálogo y la negociación, que siempre han sido cívicos y pacíficos. Y lo harán con un único fin: el de intentar suavizar al juez Llarena para que les modifique su régimen penitenciario y puedan, por lo tanto, abandonar la prisión a tiempo para votar en la investidura del nuevo Govern. Pero el intento será infructuoso.

La semana pasada Oriol Junqueras utilizó ya la vía del buenismo con nulo resultado. Los tres magistrados del Tribunal Supremo decidieron mantenerle en prisión pese a que Junqueras aprovechó su intervención para subrayar sus fuertes “convicciones religiosas” y su compromiso con «el civismo». Para asegurar que es «un hombre de paz» y para destacar que nunca había tenido «una palabra de menosprecio» hacia otras ideologías con las que siempre había buscado el diálogo. La declaración, sin embargo, en ningún momento aportó pruebas claras de su compromiso con la ley presente y, sobre todo, futuro.

Ese camino será el inicio del que adopten hoy Jordi Sànchez -presidente de la ANC-, Jordi Cuixart -presidente de Òmnium Cultural- y Joaquim Forn -ex consejero de Interior y, por lo tanto, máximo mando de los Mossos durante el golpe de estado-. Los tres han seguido una estrategia similar y la exagerarán. Sus abogados han reclamado ya declarar sobre el fondo del asunto. Han alegado que sus defendidos no tenían conocimiento pleno de la causa en su anterior intervención y que, en consecuencia, pretenden dar una nueva versión. Esa solicitud sólo puede querer decir una cosa: que buscan rebajar el tono de su anterior intervención con el fin de explotar el buenismo más allá del punto al que llegó Junqueras, con el fin de intentar forzar al juez a tener que considerar un planteamiento similar al de Carme Forcadell y, por lo tanto, rebajar su situación de prisión.

Fuentes judiciales no descartan que los tres acusados lleguen a insinuar un comportamiento bondadoso y hasta engañosamente cercano a la legalidad. Pero sus palabras chocarán con la evidencia de unos hechos que contradicen la credibilidad de su actitud. Y es que las investigaciones acumuladas hasta el momento retratan a los tres como parte esencial del golpe y de todas las ilegalidades cometidas.

La evidencia de su objetivo será otra de las cuestiones que jugará en su contra. Y es que su propósito de salir de prisión será interpretado, precisamente, como la evidencia de su interés reiterativo. Porque sus prisas por ser excarcelados coinciden con sus deseos de poder acudir al Pleno de Investidura y volver a instaurar un gobierno separatista que ya anuncia su no acatamiento a los procedimientos de intervención en Cataluña y su continuismo en el reconocimiento de Puigdemont como presidente supuestamente legítimo.

Pese a que los tres saben que sus declaraciones tienen muy complicado modificar ninguna decisión judicial, no dejarán de intentarlo. Y es que ese Pleno de Investidura es el primer paso para que los mismos políticos que dieron el golpe -entre ellos los tres acusados en cuestión- sigan pudiendo definir el futuro de Cataluña.

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