Puigdemont dice que el Gobierno acoge a pocos refugiados pero la Armada ha salvado la vida a 10.000

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Varios inmigrantes son rescatados en el Mediterráneo procedentes de Libia. (Reuters)

Ser un prófugo de la Justicia ha hecho que Carles Puigdemont empatice de pronto con los refugiados. El ex presidente de la Generalitat acusa al Gobierno de Rajoy de incumplir sus compromisos con la Unión Europea en esta materia.

«De las cosas que se han de corregir en Europa, la política de refugiados debería ser la primera», ha escrito Puigdemont este domingo en Twitter, «el Mediterráneo ha de ser un mar de esperanza, no de muerte. Los Estados deben dar ejemplo, y no es así: España sólo ha acogido 1.980 de los 17.337 que se comprometió. Vergonzoso».

Puigdemont olvida mencionar que la Armada española ha salvado la vida a más de 10.000 inmigrantes que intentaban cruzar el Mediterráneo durante los tres últimos años. Por otro lado, durante su etapa como presidente, la Generalitat hizo lo menos posible por contribuir a esta labor.

Tal como denunció el pasado mes de febrero el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, el Ejecutivo autonómico sólo puso a disposición del Gobierno 301 plazas para albergar a refugiados procedentes de dictaduras o de conflictos armados.

La entonces consellera de Presidencia del Govern, Neus Munté, intentó salir al paso de estas críticas alegando que la Generalitat «hace mucho tiempo que trabaja codo con codo» con los ayuntamientos de Catalunya para acoger personas refugiadas.

Pero la propia Generalitat reconoció en una respuesta parlamentaria que sólo había facilitado al Sistema Nacional de Acogida e Integración -que coordina la atención a los refugiados- 301 plazas para albergar a refugiados. De ellas, 176 plazas en Barcelona y 125 en Manresa.

Más de 10.000 vidas salvadas en tres años

Y la atención a estos refugiados corría a cargo de entidades subvencionadas por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, tal como admite la Generalitat en una respuesta parlamentaria fechada el 9 de febrero de 2017.

En su mensaje publicado este domingo, Puigdemont olvida mencionar la labor humanitaria que tanto la Guardia Civil como la Armada española realizan desde hace años para rescatar a inmigrantes en las aguas del Mediterráneo, a través de las misiones coordinadas por la Unión Europea.

Desde que los buques de la Armada española se incorporaron a la operación Eunavfor Sophia de la UE, en 2015, han salvado la vida a más de 10.000 personas que intentaban cruzar el Mediterráneo para llegar a Europa.

Tan sólo en el mes de mayo de 2016, la fragata española Numancia rescató a 678 inmigrantes frente a las cosas de Libia (incluyendo a 121 mujeres y 26 niños). Ya en los primeros meses de 2017, la fragata Canarias rescató de las aguas otros 3.000 inmigrantes en tres meses, en la misma zona que la Armada española tiene asignada dentro de la operación Sophia.

Todo lo que Jordi Évole ignora

En junio de 2017 tomó el relevo la fragata Victoria, que rescató de las aguas a otros 1.136 inmigrantes en tan sólo tres días. Entre los meses de septiembre y octubre de 2017, las patrulleras de la Guardia Civil salvaron la vida a 3.200 inmigrantes que intentaban cruzar el Estrecho.

Las embarcaciones del Instituto armado también han participado en la operación Tritón coordinada por la UE. En mayo de 2016, el buque de la Guardia Civil Río de Segura rescató a 527 inmigrantes en aguas próximas a la isla italiana de Lampedusa (entre ellos, 36 mujeres y 82 menores).

Y en una sola jornada, en julio de 2017, el mismo buque rescató a otros 133 inmigrantes que viajaban en una embarcación neumática frente a las costas de Libia (entre ellos había dos bebés, otros 15 menores y 23 mujeres, siete de ellas embarazadas). Son sólo algunos ejemplos.

Son datos que también debería conocer el periodista Jordi Évole, quien acusa sistemáticamente al Gobierno español de falta de sensibilidad con los refugiados. La Guardia Civil, la Armada española y la Unión Europea («un club de países decadentes», según Puigdemont), se dedican a salvar miles de vidas en el Mediterráneo, mientras desde Bruselas el fugitivo Puigdemont exige que le llamen «presidente» y se dedica a hacer demagogia con los refugiados.

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