Desaparece la furgoneta espía de los Mossos encargada de hackear teléfonos y ordenadores

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Miembros de los Mossos d'Esquadra custodian la entrada del parque de la Ciutadella, donde se encuentra el Parlament de Catalunya, en el que esta tarde el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, comparecerá a petición propia ante el pleno del Parlament (Foto: Efe)
Carlos Cuesta

La Policía Nacional busca una furgoneta utilizada por los Mossos d’Esquadra repleta de equipos de espionaje. El vehículo no aparece pese a que las informaciones recabadas por la Policía apuntan a que existían dos furgonetas de estas características y tan sólo se ha encontrado una. La que falta, casualmente, es la que acumulaba más material y más sofisticado para los pinchazos y hackeo de teléfonos y mails.

La Policía sabe que todo el material procede de una compra cuyo importe se elevó a 15 millones de euros. Que dentro del inventario de esa adquisición figuró material informático de intervención telefónica de última generación; programas de introducción de virus troyanos para poder vaciar y monitorizar equipos informáticos y teléfonos; y las dos furgonetas citadas dentro de las que iba montado el material.

La unidad de los Mossos encargada y receptora de estos equipos era la UCRO (Unidad Central de Respuesta Operativa), una sección de la policía autonómica que ha levantado desde hace tiempo los temores de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a que se tratase de una unidad centrada en funciones no puramente policiales sino de espionaje de contenido político.

Los temores de la Policía Nacional pasan por el hecho de que el material de espionaje de la furgoneta haya sido vaciado y escondido y que, en estos momentos, se encuentre fuera de las dotaciones públicas ante la dificultad de justificar que esa dotación estuviese al servicio de la UCRO.

La Guardia Civil, de hecho, trabaja sobre la hipótesis de que uno de los departamentos clave en la preparación del golpe del 1-O fue el Cesicat, el conocido ya como CNI catalán, que se encargó de tutelar y controlar los avances del separatismo en cada departamento de la Administración golpista. Un departamento que controló los movimientos del CTTI, el Centro de Tecnologías y Telecomunicaciones de la Generalitat por el que pasaban las comunicaciones de los cargos del Govern.

La Policía teme que parte de las operaciones realizadas por la UCRO y en los Mossos corresponden a funciones determinadas por el Cesicat y centradas en pinchazos y controles puramente políticos.

Las tesis de la Policía y Guardia Civil coinciden. Porque toda la documentación entregada ya en instancias judiciales apunta a que el aparato separatista contó a su favor con pinchazos telefónicos, vaciados de mails, tumbados de páginas web encargados sin respaldo judicial y con el propósito de tener controlada tanto a su gente, como a los posibles opositores al deseo de romper con España.

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