La CUP arremete contra el ‘procés’: «La ‘república’ es de una debilidad extrema, no tiene garantías»

La CUP también hace autocrítica y, en ese ejercicio, sus socios de Govern no salen bien parados. Las fracturas en el bloque independentista quedan en evidencia en la última ponencia política de los antisistema, aprobada este mes de noviembre y que sirve de guía de la formación para los comicios del próximo 21-D.

En la misma, no solo abundan las críticas a PDeCAT y ERC, con quienes no existe ya ni afinidad ni «estrategia de ruptura compartida». También se llega a cuestionar el mismo procés y la República declarada por el Parlament.

«La ‘república’ proclamada pero no desplegada es ahora mismo un proyecto de una debilidad extrema. Hoy la ‘república’ no es sino un ente simbólico y político», se reconoce en el ‘anexo’ del documento, bajo el título ‘Defender el 1 de octubre y la ‘república’: una candidatura para materializar la ‘república’ y boicotear cualquier involución autonómica’. 

Los ‘cupaires’ admiten además que «las garantías de poder desarrollar esta ‘república’ son muy escasas». «Las dificultades propias de un enfrentamiento desigual con el estado alimentan tanto las posiciones legalistas dentro del independentismo como los proyectos nominalmente independentistas pero realmente autonomistas», añade. Además, se reconoce el éxito del Estado para «disciplinar» a las formaciones que se dicen independentistas, en alusión a convergentes y republicanos. «Existe la perspectiva de que más tarde o más temprano se abrirá una negociación para una redistribución del poder territorial», asumen, apuntando a continuación que tanto PDeCAT como ERC se sentirán tentados a una salida a través de un «referéndum pactado» o «reforma plurinacionalidad del Estado».

La insuficiente «debilidad» de España

En el epígrafe ‘Lectura de dos meses convulsos’, la CUP considera que tras la aplicación del artículo 155 «han quedado al descubierto, con todas sus carencias, las debilidades del planteamiento real de la dirección del soberanismo mayoritario» y basada en una «acumulación de fuerzas» que obligase a la Unión Europea «a implicarse en la negociación entre el gobierno de Cataluña y España».

En este punto, admiten también que, si bien «la negociación que pretendía abrir el soberanismo tenía (y probablemente sigue teniendo) como objetivo ideal conseguir un referéndum pactado de autodetermiinación», ni en España ni en la UE la situación es de «suficiente debilidad o división interna como para que se pueda forzar este referéndum».

PDeCAT y ERC, un «lastre»

«La única opción que permitiría al independentismo ganar este embate pasa porque la izquierda independentista no abandone las posiciones rupturistas y que el resto del independentismo, contra lo hecho hasta ahora, se decida a ejercer la autodeterminación al margen de la legalidad española «, concluyen.

A la vista de esta ponencia, la posibilidad de un acuerdo del bloque independentista tras el 21-D parece lejana. Los ‘cupaires’ no esconden sus críticas al ‘processisme’ que, dicen, ha «verticalizado» las decisiones. De hecho, llegan a decir que el soberanismo ‘mayoritario’ ha «consolidado a una cultura política que a estas alturas es uno de los principales lastres para la independencia». 

En otro momento, se apunta al interés de estas formaciones en pactar con los ‘comunes’ o el PSC para dar un giro a su estrategia y se advierte de que si la «voluntad» de estas formaciones no es materializar la independencia, la CUP boicoteará las votaciones en el Parlament, » a través de la no asistencia a los plenos o del voto del bloqueo. En ningún caso ejerceríamos el sentido positivo del voto. Ello supondría o bien el bloqueo absoluto de la institución y una repetición de las elecciones o bien el desenmascaramiento del verdadero programa autonomista de algunos autodenominados independentistas».