La única salida de Puigdemont: convocatoria de elecciones el jueves para desactivar el 155

artículo 155
Carles Puigdemont. (Foto: AFP)
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

Carles Puigdemont tiene aún una salida «digna» del embrollo independentista, sugieren en fuentes del PP. Anunciar, en su respuesta el jueves al ultimátum del Gobierno, una convocatoria de elecciones. En ese caso, explican, el artículo 155 quedaría inmediatamente desactivado y se volvería a la legalidad previa a la aprobación en el Parlament de las leyes luego suspendidas por el Tribunal Constitucional.

En el Gobierno dan por hecho que el presidente catalán no se saldrá, en el segundo plazo del requerimiento, del guión que ya trazó este lunes. Esto es, insistir en la exigencia de diálogo y mediación, evitando responder, en definitiva, si declaró o no la independencia. Ello implica, según el planteamiento del Ejecutivo, que la tramitación del 155 se pondrá en marcha: se convocará un Consejo de Ministros extraordinario-previsiblemente, el mismo jueves por la mañana antes de que Rajoy viaje a Bruselas-y se informará al Senado de que, en un plazo de unos cinco días, debe convocar un Pleno para ratificar las medidas. Entre ellas, la principal, la convocatoria de elecciones inmediatas.

Aunque la salida final sea la misma-elecciones-existe una enorme diferencia en quien convoque esos comicios. En el Gobierno no se oculta que el hecho de que lo haga el propio Puigdemont es un alivio, que evitará la activación de medidas dramáticas e inéditas en democracia. Un trago que no agrada al presidente.

Pero en el mismo Ejecutivo se admite también que esas elecciones serían una baza para el propio presidente catalán que, de esta forma, podría frenar las consecuencias de su deriva ilegal y contentar a la vez a los sectores- de su propio partido y de ERC-que hace tiempo le reclaman la convocatoria. De hecho, la posibilidad de un anuncio electoral estuvo ya sobre la mesa en las horas previas al Pleno en el que Puigdemont declaró y suspendió la independencia.

En el PP observan que el plan de que Puigdemont convoque comicios no es en absoluto «descabellado». Aunque varias razones centran los pros y contras que analiza el president: para empezar, que unas elecciones en el corto plazo cogerían a su partido, el PDeCAT, descabezado (él mismo anunció que no repetiría como cartel) y  con las expectativas electorales muy a la baja. Cierto es que el mismo escenario se dará si es el Ejecutivo el que convoca. Pero en ese caso, el independentismo no dudaría en utilizar la ‘excusa’ del ‘victimismo’ en una comunidad ‘intervenida’ por los poderes centrales. Un argumento que, consideran, podría insuflar aire a sus previsiones de voto. O quizás no. En la visión en contra, se sostiene que una parte del electorado podría castigar a los convergentes por haber llevado, con su provocación al Estado, a un recorte inédito en el autogobierno.

Entre quienes, en el entorno del presidente catalán, le presionan para ir a unos comicios se considera también que estos podrían plantearse en clave constituyente, y como una vía para legitimar el proyecto secesionista. Un examen en las urnas, que, si se plantea en el corto plazo, podría beneficiarles.

Entre los partidarios de esos comicios está el propio vicepresidente, Oriol Junqueras, que ve muchas posibilidades para ERC. El partido, según los sondeos, sería el gran beneficiado del adelanto, aunque se tengan dudas si, con el descenso que se vaticina a los convergentes, podría llegar a repetirse la mayoría independentista en la Cámara.

También el mismo Artur Mas, quien desde hace días presiona en privado al president para que recule. En una entrevista en TV3, el pasado viernes, él mismo reconoció que «toda la batalla-del independentismo-es para celebrar comicios constituyentes catalanes». Una salida, observa, a la vía «imposible» del diálogo entre el gobierno independentista y el Ejecutivo de Mariano Rajoy.

Con ese razonamiento coincide una parte cada vez más nutrida del PDeCAT, que ven además la oportunidad de quitarse de encima el lastre de la CUP y retomar, de algún modo, su mensaje más «moderado». Una forma de seducir, de nuevo, al nutrido electorado convergente que en los últimos años se han ido dejando por el camino.

La CUP, mientras, sigue en su ofensiva contra Puigdemont para que levante sí o sí la suspensión de la independencia. Muy críticos con los últimos pasos del president, los antisistema optaron este lunes por desmarcarse públicamente de la carta enviada a Rajoy al considerar, que no hay nada que dialogar sin una previa declaración de la República.

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