Filtran los alojamientos de los policías desplazados a Cataluña para perseguirlos y acosarlos

Los agentes de la Policía Nacional desplazados a Cataluña no dan crédito a lo que ocurre. Sus alojamientos están siendo conocidos al minuto por las asociaciones separatistas que les siguen por la calle y les esperan para acosarles en los hoteles en los que pernoctan.

Algunos de los agentes desplazados a esta región para reforzar el dispositivo de seguridad de cara al 1-O lo han vivido en sus propias carnes este último fin de semana. Fueron enviados algunos de ellos a un hotel impresentable en Barcelona. Solicitaron de inmediato su traslado a un alojamiento que tuviera las condiciones mínimas de habitabilidad, solicitud que fue atendida por sus superiores. Pero en el momento de abandonar el primer hotel se percataron de que estaban siendo seguidos e incluso filmados por gente anónima en la calle. «Incluso nos dimos cuenta de que algunos de ellos llevaban equipos de televisión profesionales», señalan algunos de los agentes.

A su llegada a Reus, en el nuevo hotel, se encontraron la siguiente escena. Y es que, a pocas horas de su entrada en el alojamiento, las formaciones radicales separatistas habían organizado un escrache en la entrada del hotel.

Los agentes han traslado la queja por lo que consideran que supone una filtración de sus ubicaciones y que puede poner en peligro su estancia en Cataluña y su propia integridad.

Pintadas en su nuevo hotel

La situación, por el momento, no sólo no se ha corregido, sino que en el nuevo hotel han aparecido pintadas exigiendo su abandono de Cataluña y se ha lanzado pintura amarilla contra la fachada.

Los agentes desplazados, a algunos de los cuales se les han revocado festivos, vacaciones y permisos, señalan que el sacrificio que hacemos es importante: «En estos momentos, no tenemos derecho a elegir el fin de semana que queremos librar a cambio de estos días, no nos tienen en cuenta los festivos de nuestra localidad de destino, no tenemos un criterio escrito y conocido sobre libranzas y vacaciones, libramos fuera de nuestras casas, realizamos desplazamientos de más de once horas en furgoneta, los fines de semana nos cuentan como si fuesen días normales… y encima de todo eso nos encontramos con seguimientos y filtraciones», señalan algunos de los UIP desplazados.