De cuando Sánchez decía que «Iglesias hace política de la mentira» a la «agenda común» para echar al PP

PSOE-Podemos
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, al inicio de una de sus reuniones.
Gonzaga Durán

El último barómetro del CIS registró un crecimiento del PSOE y de Podemos en intención de voto. Esto hace que la izquierda se posicione como principal alternativa de gobierno frente al bajón del PP y de Ciudadanos. De esta forma, Pedro Sánchez vislumbra la posibilidad de llegar a la Moncloa de la mano de Pablo Iglesias en una hipotético adelanto electoral. Y es que ahora el líder del PSOE se muestra más cercano al mandatario de Podemos, deshaciéndose en elogios hacia Iglesias y copiando parte de sus políticas.

Sin embargo, antes de que Sánchez volviese a recuperar su antiguo puesto de secretario general o de encarrilarse hacia dos elecciones generales seguidas que generaron los peores resultados del PSOE, tenía una opinión muy diferente a la actual en torno al partido de los círculos.

«Iglesias hace de la mentira su forma de hacer política»

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El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez (Foto: Efe).

Desde su llegada a la Secretaría General del PSOE en 2014, Pedro Sánchez, procuraba siempre dejar claro en público que nunca llegaría a un acuerdo con Podemos para tratar de llegar a la Presidencia del Gobierno.

En varias entrevistas concedidas entre septiembre y noviembre de 2015, el ex líder socialista arremetía contra Pablo Iglesias por sus lazos con el régimen de Hugo Chávez.

«Quiero que España sea un país avanzado de Europa, otros lo que quieren es llevarlo por la deriva de la Venezuela chavista», afirmaba Sánchez, al tiempo que alegaba que «deben saber cuál es el final del camino que proponen, la Venezuela que algunos de sus dirigentes han asesorado durante años».

Por aquel entonces, Sánchez negaba de forma rotunda y en varias ocasiones cualquier tipo de acercamiento a Podemos, esgrimiendo que «Pablo iglesias, que es el de Podemos, hace de la mentira su forma de hacer política».

«Quieren llevar a España a las cartillas de racionamiento, la falta de democracia, una mayor desigualdad y pobreza», sentenciaba.

También relacionaba a los podemitas con la situación de Grecia, gestionada por el presidente Alexis Tsipras,  uno de los socios del partido morado a nivel internacional.

«Las promesas de algunos acaban como en Grecia, pidiendo el rescate, un corralito y subidas de IVA», agregaba el que fuera máximo mandatario del PSOE.

«El PSOE se entiende mejor con Errejón»

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Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. (Foto: AFP)

En las elecciones generales del 20D, el PSOE logró los peores resultados de toda su historia, con tan sólo 90 escaños en el Congreso y apenas 5 millones y medio de votos.

Estos datos no fueron impedimento alguno para que Pedro Sánchez tratara de llegar a la Presidencia del Gobierno, sobre todo cuando el Rey Felipe VI le encomendó la tarea de formar un nuevo Ejecutivo tras la negativa de Mariano Rajoy.

Sánchez se puso a buscar acuerdos con el resto de formaciones parlamentarias, especialmente con Ciudadanos y con Podemos, a pesar de haber dicho antes que nunca pactaría con «los populismos». También necesitaba sumar el apoyo de los independentistas.

«Nuestros votantes no entenderían que Pablo Iglesias y yo no nos entendiéramos», declaraba Sánchez para intentar cerrar un acuerdo con la formación de los círculos de cara a su investidura.

Pero Iglesias se adelantó ofreciendo en público su apoyo a cambio de ser vicepresidente y portavoz del Gobierno, además de controlar varios Ministerios. Esto pilló a Sánchez a contrapié, y decidió firmar un acuerdo antes con Ciudadanos que con el partido morado. En la formación de Iglesias se lo tomaron como una traición.

Tras su investidura fallida, el ex líder socialista empezó a arremeter contra Podemos por su negativa a apoyarle, llegando a ensalzar la figura de Íñigo Errejón dentro de Podemos.

«Creo que con dirigentes como el señor Errejón, el PSOE tendría más opciones de poder entenderse que con el señor Iglesias», destacaba Sánchez, recalcando a su vez que «los acuerdos con podemos son más sencillos cuando no está el señor Iglesias».

«Iglesias nunca querrá un presidente socialista»

Ya de cara a las elecciones generales del 26J, el ex secretario general del PSOE volvía a cargar contra Iglesias para tratar de presionarle tras la celebración de los comicios.

«Iglesias no apostará nunca por un presidente socialista», advertía Sánchez, esgrimiendo que «sólo querrá pactar con el PSOE si es él quien gana, lo que demuestra que no hay nada que ame más que a sí mismo».

Después de volver a lograr los peores resultados electorales de su historia en los comicios del 26J, Sánchez dejó pasar el tiempo para evitar pronunciarse sobre si apoyaría a Rajoy o si se postulaba de nuevo como candidato a la Presidencia.

En los Comités Federales del partido se había acordado que no se debía buscar un acuerdo con los nacionalistas o con aquellas formaciones que querían un referéndum de autodeterminación para romper España, en alusión a Podemos.

No obstante, Sánchez desobedeció estos mandatos al reunirse con los independentistas y manteniendo contactos con los dirigentes de Podemos a espaldas del resto de su propio partido. Todo ello condujo al Comité Federal del 1 de octubre de 2016, que acabó con su renuncia al liderazgo del partido.

Lo que dice ahora el ‘nuevo’ Sánchez

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Adriana Lastra y Pedro Sánchez. (Foto: Francisco Toledo)

Ya después de haber dimitido como secretario general y de haber renunciado a su acta como diputado en el Congreso, Pedro Sánchez empezó a mostrarse más cercano a Podemos, llegando a deshacerse en elogios hacia los dirigentes morados.

«Me equivoqué cuando taché a Podemos de populista, no supe entender el movimiento y la gente que había detrás de Pablo Iglesias», señalaba Sánchez en la primera entrevista que concedía tras abandonar su cargo al frente del PSOE.

De esta forma, el que fuera máximo mandatario socialista cambiaba por completo su discurso en relación al partido de los círculos al rendirse tanto a Iglesias como al resto de dirigentes.

«El objetivo debe ser unir la izquierda, son más las cosas que nos unen que las que nos separan», reiteraba Sánchez meses después, tendiendo de esta manera su mano a Podemos al verle un socio potencial de Gobierno.

Con su anuncio oficial para competir en las primarias del PSOE y así intentar volver a encabezar el partido, Sánchez confirmaba por completo su cambio de discurso con respeto al partido morado, llegando a copiar algunas ideas defendidas en el ideario de Podemos al sostener que busca «PSOE autónomo y de izquierdas».

«Quiero un PSOE que recupere el carácter plurinacional del Estado», revelaba en un acto de campaña, una propuesta que desde Podemos siempre se ha defendido a través del llamado ‘derecho a decidir’.

Se declara ‘anticapitalista’

En este sentido, con los nacionalistas también ha cambiado su postura, ya que los ve ahora como posibles socios de Gobierno, junto a Podemos, para tratar de desbancar al PP del Palacio de la Moncloa.

«España es una nación de naciones. Cataluña es una nación dentro de otra nación que es España», ha declarado el ex dirigente socialista en más de una ocasión, copiando de esta forma el discurso de Pablo Iglesias a nivel territorial.

En su programa económico, Sánchez también se muestra cercano a las posturas de Podemos, al declararse abiertamente ‘anticapitalista’ y apostando por «una nueva socialdemocracia».

«Los adversarios del proyecto del PSOE: El capitalismo neoliberal y el conservadurismo del PP», es el apartado estrella de este documento, en el que se aboga por «los mecanismos de control público frente a las resistencias corporativas» y por fijar un Salario Mínimo Interprofesional (SMI) de 1.000 euros mensuales.

En Podemos querían que ganase Sánchez

Sánchez fue el primero en felicitar a Iglesias tras su victoria en Vistalegre II frente a Íñigo Errejon, mediante un mensaje de texto y apenas unos segundos después de conocerse que renovaría su liderazgo al frente de Podemos.

Desde el partido morado, recibieron con gran optimismo este cambio de discurso y de postura de Pedro Sánchez, mostrándose partidarios de su victoria para poder formar «los gobiernos del cambio» que tanto han soñado.

«Os podéis imaginar que estamos orgullosos de que diferentes actores políticos estén de acuerdo con posiciones que para nosotros son de sentido común y que llevamos defendiendo desde que nacimos», declaraba la portavoz de Unidos Podemos en el Congreso, Irene Montero, en una rueda de prensa en relación a las propuestas de Sánchez.

«La moción va de números, no de montar uno»

PSOE
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. (Foto: EFE)

A finales de mayo de este año, Pedro Sánchez volvía a ser secretario general del PSOE tras arrasar en las primarias a su dos rivales: el ex lehendakari Patxi López y la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz.

Los barones territoriales socialistas contrarios a Sánchez asumieron los resultados y a expresar su apoyo al recién líder del partido. Javier Lambán, Ximo Puig, Guillermo Fernández Vara y Emiliano García-Page comenzaban a admitir el nuevo discurso de Sánchez.

En el 39º Congreso Federal del PSOE se aprobó la definición de España como «nación de naciones» y se incluyó el concepto de la ‘plurinacionalidad’ en los estatutos de internos. Con esto, el Partido Socialista se empieza «podemizar» sin que haya ya ninguna oposición seria a Sánchez dentro del partido.

No obstante, antes de este encuentro tuvo lugar la moción de censura que Podemos presentó contra el Gobierno de Mariano Rajoy. En el marco de esta iniciativa parlamentaria tuvo lugar el primer encontronazo entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez.

Y es que esta moción no salió adelante debido a que los podemitas sólo contaron con el apoyo de ERC, EH Bildu y Compromís. El PSOE se abstuvo finalmente, alegando los socialistas que esta acción se llevó a cabo como medida de presión hacia su partido puesto que se había convocado a pocos días de su 39º Congreso Federal.

«La moción es una cuestión de números, no de montar un número», replicaba Sánchez públicamente para esgrimir la abstención, recalcando a su vez que «ahora mismo no hay una mayoría alternativa» en el Congreso al Gobierno de Rajoy.

El líder del PSOE llegó a presionar a Iglesias para que retrasara esta moción tras el Congreso Federal socialista. A esta petición se sumó también Compromís. Pero el secretario general del partido morado no estaba por la labor, por lo que desoyó las propuestas de Sánchez.

La última reunión Sánchez-Iglesias

El pasado 27 de junio, Sánchez e Iglesias se reunían en la Cámara Baja para establecer un primer contacto después del Congreso socialista y la moción de censura fallida de Podemos. Era el primer encuentro que ambos líderes mantenían después de que pasase más de un año del anterior, concretamente, en marzo de 2016.

Esta reunión se celebró en un «ambiente de cordialidad», tal y como expresaron ambos líderes tras la finalización de la misma. Sin embargo, las únicas conclusiones que se sacaban era la de crear equipos de trabajo cuyo objetivo es el de conformar una «mayoría del cambio» que desaloje al PP del Gobierno. Aparte de esto, no se avanzó en ningún aspecto más.

A mediados del mes pasado, se producía otro encuentro entre Iglesias y Sánchez, pero esta vez, junto a sus respectivos equipos para establecer una «agenda común» entre ambas formaciones.

El plan consiste en tratar de ponerse de acuerdo en temas como el plan de rescate a los jóvenes que propone el PSOE, el desarrollo de una ley de igualdad, el desbloqueo de la renta mínima, el techo de gasto, la reforma de la pensiones, del salario mínimo, la negociación colectiva o la ‘plurinacionalidad’.

No obstante, fuera de esta reunión se quedaron fuera temas como el referéndum ilegal de Cataluña del 1 de octubre o una hipotética moción de censura que presenten los socialistas que pueda desalojar al PP del Gobierno y de las instituciones. Tampoco se llegaron a grandes conclusiones.

Además, si Sánchez quiere sacar adelante esta «agenda común», tendrá que contar con los votos favorables en el Congreso de los independentistas y de los proetarras de Bildu, al no haber una mayoría alternativa al PP. Ciudadanos también tendría que sumarse, algo a lo que Albert Rivera se ha negado rotundamente en público, puesto que no quiere pactar ni con Podemos ni con los nacionalistas.

Otro escollo para el líder del PSOE y para Pablo Iglesias es el rechazo de los españoles a la idea de ‘plurinacionalidad’ que defienden ambos dirigentes. Según la última encuesta del CIS, el 53,8% de los españoles se sienten más españoles que de su propia comunidad autónoma, es decir, que el modelo territorial del PSOE y de Podemos no convence a la ciudadanía.

Ambos quieren que Rajoy declare en el Congreso

No obstante, sí que ha salido algo positivo para Sánchez e Iglesias de estas últimas reuniones. Ambos mandatarios presentaron una petición conjunta a la Diputación Permanente para una comparecencia extraordinaria del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tras su declaración en el juicio del ‘Caso Gürtel’, en lo que parece más una operación de márketing de la izquierda para intentar acorralar al partido del Gobierno.

El PSOE y Podemos registraron esta iniciativa de comparecencia de Rajoy en un en un pleno extraordinario “para explicar los motivos por los que se niega a asumir responsabilidades políticas por los casos de corrupción que se han puesto de manifiesto en el PP y que han motivado que haya tenido que declarar ante la Audiencia Nacional en la vista oral del ‘caso Gürtel’”.

Cabe destacar que los números podrían salir y volver a meter en problemas al partido del gobierno. PSOE, Unidos Podemos, ERC y PDECat sólo sumaban 175 votos a favor, pero con el apoyo del PNV podría salir la iniciativa. Con el voto a favor de los nacionalistas, es irrelevante ya la posición que adopte Ciudadanos, ya que la iniciativa contará, al menos, con 180 votos a favor, la mayoría de la Cámara.

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