El acuerdo PSOE-Podemos en C-LM provoca una gran bronca en ambos partidos

Emiliano García-Page junto a Inmaculada Herranz y José García Molina
Emiliano García-Page junto a Inmaculada Herranz y José García Molina. (Foto: EFE)

El pacto de gobierno alcanzado en Castilla-La Mancha entre PSOE y Podemos abre el debate en ambos partidos sobre si exportar este modelo al resto de comunidades e, incluso, a nivel nacional. Dirigentes de ambas formaciones comienzan a salir criticando la postura de sus propios compañeros al mantener posiciones contrarias.

En Ferraz, por el momento, intentan enterrar la polémica y con un simple «ahora no toca», dejan claro a OKDIARIO que «los tiempos son los que son» y no quieren que se hable ya, tan rápido, de un gobierno de ‘unidad popular’, como quiere Podemos. Fuentes socialistas temieron este planteamiento y, por ello, se dio la orden de que no fuera nadie de la Ejecutiva Federal a apoyar al presidente castellanomanchego, Emiliano García Page, cuando se formalizó el pacto con la formación morada este jueves.

El secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, trató de ‘quitar hierro’ al asunto porque «no deja de ser una hipótesis de futuro» un gobierno a nivel nacional PSOE-Podemos. Pero otros dirigentes no lo tienen tan claro asegurando que «para venderlo, quizá sea muy pronto. Pero son los próximos pasos a seguir a largo plazo».

La moción de censura, que tanto alimenta Podemos, podría hacerse realidad antes de 2020 si el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, evita adelantar elecciones, como la izquierda le reclama. Ábalos dio por muerto al bipartidismo en sus declaraciones afirmando que «la ausencia ya de bipartidismo hace necesario contar con todas las fuerzas políticas para sumar mayorías».

El portavoz del PSOE, Óscar Puente, aparece para llevar la polémica más allá asegurando que «no es descartable un gobierno PSOE-Podemos en el futuro». Puente, que llevaba días desaparecido de la portavocía socialista por su ‘verbo suelto’ con algunas declaraciones que no han gustado a los suyos, explica ahora que Pedro Sánchez «lo que ha hecho es no estar ciego, abrir los ojos a la realidad y tratar de dar una respuesta» a la sociedad. Será que la sociedad le pide que se acerque a Podemos.

Aunque según refleja el último barómetro del CIS, la subida que ha experimentado el PSOE se debe, entre otras causas, al acercamiento de las confluencias de la formación morada. Si se comparan las últimas cifras con el voto del 26J, la ‘podemización’ de Sánchez funcionaría entre los votantes de Podemos. Un 8,3% de los votantes de En Comú Podem se decantaría por depositar su confianza en los socialistas si se celebraran mañana elecciones al Parlamento. El mismo porcentaje que en el caso de la confluencia gallega, En Marea. Y uno de cada diez electores de Compromís, según el estudio, estaría dispuesto a pasarse al nuevo PSOE de la plurinacionalidad.

Rescatar las tesis de Errejón

Este aspecto ha puesto nerviosos a varios dirigentes de Podemos, mientras que otros aplauden los datos contemplando ahora el acercamiento por el que en su día desterraron a Iñigo Errejón.

La coordinadora de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, ‘sigue en sus trece’ rechazando el pacto con el PSOE en el resto de territorios y ataca, donde más duele, sacando a relucir el GAL, la OTAN o los casos de corrupción. Un comentario «excesivo» según consideran algunos de sus compañeros en Madrid que buscan una ‘entente cordial’ de compromiso para convencer a Sánchez de llevar a cabo la moción de confianza.

Estos sectores de Podemos Andalucía están convencidos de que es una «lacra» el pacto con el PSOE al considerarle como «un partido del régimen». El ‘cambio’ que tanto venden se desarrolla a partir de políticas nuevas en las que no estén presentes actores que, según esta federación, «están machados y solo conseguiremos limpiarlos».

A estas declaraciones también se suma el diputado andaluz, Diego Cañamero, que me ‘moja’ en este conflicto asegurando que los socialistas «no son nuestro aliado natural». Sin embargo, en Madrid ya se han dado cuenta de que esta visión ‘corta de miras’ no les funciona y han pasado de la egolatría a tender la mano a los socialistas para que les den los números en los parlamentos.

Son conscientes de que sin el PSOE la ‘pedagogía podemita’ no calaría en la población pasadas varias elecciones, por lo que el desafío 2020 se tiene que articular en torno a Sánchez y a la unión de izquierdas. También, ante el miedo de la posible ‘fuga de votos’ a Sánchez con este acercamiento ‘más a la izquierda’.

Así, el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, celebró con gusto el pacto en Castilla-La Mancha asegurando que podría «extrapolarse» al Ejecutivo central «en un futuro próximo». Echenique considera que este gobierno bipartito ha de «marcar el rumbo» de lo que pueda pasar en el ámbito estatal y que, a través de moción de censura, se pueda llevar a cabo «un gobierno conjunto de PSOE y Podemos» antes de 2020 ante «el daño que está haciendo el PP a este país». Se escudan en que el CIS les avala y por fin, si Sánchez cede, podrán dar rienda suelta a la ocupación de puestos en los ansiados ministerios.

Sin embargo, los socialistas no lo tienen tan claro por el momento y prefieren reservar su estrategia. Antes de las primarias, Sánchez comentaba en privado que se le acercaban muchos militantes para pedirle que no se acercase a Podemos. Tras su victoria, el PSOE se acerca a los postulados de la formación morada desmantelando las instituciones con su ‘no’ al tratado entre la UE y Canadá (CETA), entre otras medidas. Ahora, las reuniones, previstas para septiembre, entre ambas formaciones para «echar al PP de las instituciones» centran los focos para analizar la evolución hacia un posible gobierno de ‘unidad popular’ de cara a las elecciones.

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