Rajoy considera que la economía está encarrilada y se centrará los próximos meses en Cataluña

Mariano Rajoy
Mariano Rajoy. (Foto: AFP)

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se centrará durante los próximos meses en buscar una solución al problema catalán que evite la celebración del referéndum ilegal anunciado para el 1 de octubre.

El entorno del presidente explica que hasta el momento el jefe del Ejecutivo ha tenido que «encarrilar» los cincos años de recesión por los que ha pasado España situándola en el momento actual «entre los países europeos que lideran la creación de empleo y la reducción del paro».

Rajoy se muestra «satisfecho» por los avances de España en materia económica y considera que con las medidas adoptadas por el Ejecutivo e incidiendo en apoyar nuevas iniciativas que mejoren el Empleo podría cerrar el capítulo financiero que agravó la profunda crisis para poder dedicarse a fondo a «otros problemas más urgentes» como es el desafío soberanista.

Uno de los primeros pasos que ya dio el Ejecutivo para buscar el diálogo con Cataluña fue la Conferencia de Presidentes Autonómicos. Rajoy calificó de «éxito» este ‘cónclave’ para negociar la reforma del
sistema de financiación autonómica durante su discurso en la moción de censura de Unidos Podemos.

«Hemos acordado con todas las Comunidades Autónomas los objetivos de estabilidad presupuestaria y deuda pública, hemos aumentado en más de cinco mil millones las transferencias a las Comunidades Autónomas y aprobado medidas para reducir la tasa de interinidad entre los funcionarios públicos», explicó Rajoy.

El ‘derecho a decidir’ no existe

Fuentes gubernamentales explican que lo que más preocupa al Gobierno es el mensaje lanzado desde algunas formaciones e instituciones sobre el llamado ‘derecho a decidir’.

El relato independentista se basa en hacer creer a la ciudadanía que el derecho a decidir es algo «inherente e indiscutible en cualquier democracia». Sin embargo, no está contemplado en ningún sistema democrático del mundo, ni siquiera en el Derecho Internacional.

«Quiero aprovechar mi intervención en esta tribuna para desmontar, de una vez por todas, esa falacia biensonante del derecho a decidir y llamar a las cosas por su nombre: referéndum de autodeterminación, que es de lo estamos hablando, o lo que es lo mismo, un referéndum para la secesión de una parte de España», dijo Rajoy durante su intervención en el Congreso.

«Lo que se quiere decidir, es que una parte de España se separe del resto, y que esa decisión, además, la adoptan solo una parte de los españoles. Es decir, usted tendría que estar mirando, usted no tendría derecho a votar en ese caso», siguió explicando Rajoy. Se trata del derecho al pluralismo que exige la Ley y el Gobierno es consciente de que tiene que hacer más pedagogía con respecto a este asunto que, en ocasiones, se tergiversa para confundir más a la ciudadanía.

El presidente del Gobierno le hizo ver este problema a Iglesias durante la moción de censura preguntando: «¿En que queda la democracia que usted invoca, cuando al conjunto del pueblo español, ese al que usted apela permanentemente, se le invita a que asista como mero espectador de una decisión que le afecta en lo más profundo de su condición de ciudadano y a que acepte sin más el resultado de lo que otros decidan?».

«Todo pasa por el diálogo»

Fuentes gubernamentales insisten en que «todo pasa por el diálogo». De hecho, el propio Rajoy aseveró en su discurso que la Constitución no es intocable y el PP nunca ha cuestionado el tocarla sino que no se consiga el acuerdo suficiente.

«Desde su preámbulo hasta su última disposición todo, todo, puede modificarse. Cualquiera, en el ejercicio de sus libertades, puede plantear y defender cualquier posición pero, cuando afecta al conjunto de los españoles, debe respetar las reglas democráticas que ellos, y no otros, han establecido», continuó el presidente en un discurso que bien podría ser su próxima hoja de ruta.

Rajoy explicó que «cualquiera que quiera plantear una modificación de nuestro sistema puede hacerlo; incluso un proceso constituyente». De ahí que la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, invite a Carles Puigdemont al Congreso de los Diputados para que explique su proyecto de referéndum.

El desencuentro se produce con las reglas de la Cámara que sostienen que al término de esta ponencia se deberá de votar el proyecto. Puigdemont sabe que su hoja de ruta nunca llegaría a la mayoría absoluta de la Cámara y trata de convencer al Gobierno, en este caso a la presidenta del Congreso por carta, para que no se celebre de este modo.

Diálogo, diálogo y más diálogo. A Rajoy le espera un verano muy duro si quiere evitar, mediante el Constitucional, la no fabricación de urnas y la foto internacional que retrató a España durante el 9N.

«El referéndum no se va a celebrar», repiten todos los miembros del Gobierno como un mantra. Aunque las fuerzas soberanistas lo intentarán hasta el final. ¿Y después? La solución: una mesa de diálogo conformada por expertos, políticos e instituciones sociales donde expongan de manera descarnada lo que en estos años no han llegado a decirse. La finalidad es llegar a un acuerdo que, previsiblemente, acabe en una reforma constitucional.

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