A Errejón le dejan las migajas: «Montero quiere su sillón, pero no su cabeza»

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Irene Montero, Iñigo Errejón y Pablo Iglesias. (Foto: EFE)
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

«Montero quiere su sillón, pero no su cabeza». En Podemos se da por hecho que el aún secretario de Política perderá la portavocía parlamentaria y también su rango de número dos en el partido, y también que el reemplazo será Irene Montero, fiel escudera de Iglesias y ya portavoz adjunta en el Congreso. Pero ello no implica que Errejón quede del todo apartado del actual organigrama.

Según fuentes internas, Iglesias y los suyos le buscan un puesto «de consolación» que, aún sin el actual empaque, le permitiría aún mantener cierta visibilidad en el partido. En ese sentido, la influencia de Montero está siendo determinante: quiere la portavocía parlamentaria, una «humillación» para la corriente del número dos y que confirmaría el sesgo más radicalizado que Iglesias quiere imponer en el día a día en el Congreso.

La jefa de gabinete de Iglesias es la persona de máxima confianza del líder de Podemos, quien le asesora en las decisiones más trascendentes de la vida del partido y también en los últimos tiempos, una de las voces más combativas contra el errejonismo. En la pasada campaña, sus ataques contra el número dos fueron intensos. Como la campaña en Twitter que, bajo la etiqueta #IñigoAsíNo, arremetió ferozmente el pasado diciembre contra Errejón por criticar el cese de José Manuel López como portavoz en la Asamblea de Madrid.

En los últimos días, Montero se ha referido de forma vaga a la posición que podría ocupar el secretario Político en el futuro Podemos, asegurando que sigue teniendo un «papel fundamental», pero que las decisiones corresponderán al Consejo Ciudadano, que se reúne este sábado. 

«Errejón, pero también Nacho o Carolina Bescansa tienen un papel fundamental. Lo que nos han dicho los inscritos es que hay que trabajar con unidad, que aquí no sobra nadie; y también con humildad para ganar al PP», dijo el pasado domingo. El propio Iglesias  ya abrió la puerta, este lunes, a que fuese su también jefa de gabinete quien ocupase el lugar de Errejón en el Congreso, al sugerir que veía necesario «feminizar» las portavocías.

Según estas fuentes, una de las opciones que más agradaría al líder de Podemos sería que Errejón fuese el candidato en las futuras elecciones autonómicas a la Comunidad de Madrid. Una posibilidad que ya le ofreció en las semanas previas a la Asamblea de Vistalegre, y que incluía también la opción de aspirante al Ayuntamiento, en sustitución de Manuela Carmena. Errejón descartó ambos escenarios, todavía muy a largo plazo (las elecciones serían en 2019). Pero Iglesias sigue pensando en él como el mejor candidato para ganar influencia en dos plazas sin duda estratégicas para el nuevo partido. En la Comunidad, Podemos tiene 27 diputados, muy por detrás de PSOE (37) y de PP (48). Superar esos resultados es una de las prioridades para el partido. También, buscar un reemplazo para Carmena, quien hace tiempo anunció su intención de no participar en los futuros comicios.

El «justo» toque crítico

La duda es si Errejón acatará finalmente su nuevo puesto o renunciará al verse desplazado. El secretario Político negocia estos días la cuota de representación que su corriente tendrá en la nueva dirección, en función del 40 por ciento de los votos que su proyecto recibió en Vistalegre II.

El temor a una ‘purga’ de errejonistas es patente entre los afines al número dos. Empezando por los mismos trabajadores del partido que en los últimos tiempos se han ido decantando por su bando y por los dirigentes territoriales, de mayor o menor rango. En los últimos tiempos, el número dos ha ido ganando una gran influencia en las distintas regiones- algunas clave, como Cataluña o Comunidad Valenciana-gracias a su apuesta por descentralizar la formación y dar más influencia a las bases.

En cualquier caso, Iglesias sí quiere preservar en la Ejecutiva un justo «toque crítico», lo que le permitiría trasladar una imagen de «integración».  Ello supondría que la purga sea gradual, y que no se prescinda del todo de Errejón. Al menos, por su parte. Algunas fuentes sugieren incluso que la intención sería arrinconarlo para que sea él mismo quien acabe renunciando.

Hermetismo en la negociación

Fuentes internas coinciden en que las negociaciones se están llevando con un total hermetismo.

El pasado martes, justo antes del Pleno en el Congreso, Iglesias y Errejón mantuvieron un breve encuentro para intercambiar impresiones. Después, y contra pronóstico, llegaron juntos a la sesión y exhibiendo una imagen de «naturalidad». «Estoy a la orden, lo que toque», aseguró el número dos. Iglesias se apresuró a corregir.  «Todos a la orden del Consejo Ciudadano».

Desde el pasado domingo, ambos han conversado con frecuencia. Aunque impera la consigna de Iglesias: los debates, en privado.

 

 

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