Colau acelera el golpe definitivo contra Iglesias: registró hace un mes su nuevo partido

PSC
Ada Colau y Pablo Iglesias. (Foto: AFP)
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

El nuevo proyecto de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ya tiene entidad de partido político. Bajo la denominación genérica de ‘Comuns’, la nueva formación fue inscrita el pasado 5 de diciembre en el registro de partidos del Ministerio de Interior. Como presidenta figura Marina López Planella, que forma parte del equipo de Comunicación de la alcaldesa de Barcelona.

Colau avanza así en su propuesta aprovechando la situación crítica que atraviesa la coalición Junts pel Sí-su reedición se da ya prácticamente por descartada-y su indudable influencia en el futuro político catalán. La presencia de la alcaldesa de Barcelona en la cumbre del referéndum, el pasado 23 de diciembre, eclipsó al propio Puigdemont y le obligó a reconducir su calendario soberanista: Colau le advirtió del riesgo de “frustración” y, tras el encuentro, el president evitó hablar de un referéndum unilateral, para indignación de los socios republicanos.

La fractura del bloque independentista y la escasa oposición para liderar un frente pro-consulta es la baza con la que la regidora catalana diseña su alternativa. La presencia de Podemos, partido que en su irrupción generó cierta expectativa con su defensa del referéndum, ha quedado mermadísima y opacada por completo en el juego de Colau. Más aún su líder, Pablo Iglesias, incapaz de disputar el protagonismo a la política catalana.

Hace tiempo que Iglesias ha renunciado a ganar poder en un territorio que le resulta claramente hostil y cuyas bases se han revelado más próxomas a Errejón. En su lugar, las riendas de Podemos las lleva Albano Dante Fachin, uno de los barones autonómicos más críticos y próximo al sector ‘anticapitalista’. Los pablistas no ocultan su inquietud por los firmes pasos de Colau, y la dificultad de no acabar diluidos en su nuevo espacio.

Con esas mimbres, el partido morado ocupará en la confluencia un segundo plano, eclipsado por Barcelona en Comú e incluso de otras fuerzas de más arraigo político en Cataluña, como ICV.    

Por ahora, el nuevo sujeto político lo integran Podemos, ICV, EUiA o Barcelona en Común, lideradas por Xavier Domènech, cabeza visible de los socios catalanes de Iglesias en el Congreso, En Comú Podem, y nexo de Colau con Madrid.

La confluencia presentó el pasado 19 de diciembre en Barcelona su documento fundacional-«Llamamiento para ganar un país en común”- en el que se defiende la necesidad de un «nuevo espacio político” para Cataluña que «ayude a crear un nuevo bloque histórico del cambio para una nueva época» ante una hegemonía conservadora que «agoniza”.

En el texto, los comunes reclaman ampliar el “sentido de soberanía”, además de “poder decidir nuestro futuro sobre todas las cuestiones”. La presentación del manifiesto culminó con la primera reunión pública de sus promotores y con la apertura de un proceso para recoger propuestas ciudadanas,en torno a seis ejes temáticos: un nuevo modelo económico y ecológico, una sociedad justa e igualitaria, un país soberano, revolución democrática y feminización de la política y una política global de país que incluya todos los territorios.

Diferencias con Iglesias

Aunque la alcaldesa de Barcelona no ha desvelado aún si se presentará candidata a la Generalitat-más aún, en público sostiene lo contrario- muchos ven en este movimiento un paso más en las aspiraciones de Colau para dominar un nuevo espacio de izquierdas, de vocación nacional, que comprometería el papel del propio Iglesias.

Aunque sí consintió participar en algunos actos de campaña, la regidora ha tratado de marcar al máximo sus distancias con Podemos. De hecho, aunque existan inevitables afinidades políticas, Colau ha dejado claras sus diferencias, como en el reciente libro ‘Ada, la rebelión democrática’ (Ara Llibres, 2016) en el que cargaba contra la «arrogancia» del mismo Iglesias. «Es una diferencia de estilo, personal y política», remachaba la catalana.

Por su parte, la capacidad de Iglesias para influir en el espacio catalán es prácticamente nula. El líder de Podemos admite que no ha sabido conectar con un escenario complejo y se ha rendido ante la autonomía que le reclaman desde su propio partido en Cataluña, evitando al máximo las injerencias.

El partido trata aún de recomponer su liderazgo, tras un vacío de poder de casi un año provocado por la dimisión de Gemma Ubasart por el fracaso de la coalición de Podemos en las elecciones catalanas. Entonces, el partido de Iglesias se presentó junto  a ICV y EUiA y sólo logró 11 diputados.

 

 

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