Rajoy no se atreve a pronosticar si la legislatura será larga

Rajoy no se atreve a pronosticar si la legislatura será larga
Mariano Rajoy en el momento de su discurso de investidura (FOTO:EFE)
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

Mariano Rajoy tiene dudas sobre si la presente legislatura, que arrancó el pasado 17 de noviembre, completará sus cuatro años. El presidente del Gobierno está decidido a poner de su parte para que así sea, pero es consciente también de las dificultades de gobernar en minoría y con un Congreso enfrentado a cada una de las iniciativas del Ejecutivo.

Fiel a su talante comedido, el presidente del Gobierno prefiere ir paso a paso. Se fija cuatro prioridades, entre las que por cierto no se encuentra la reforma de la Constitución que este martes, aprovechando los actos conmemorativos en el Congreso, se ha vuelto a reclamar desde los distintos grupos. Pensiones, violencia de género, pacto en Educación y financiación autonómica son, en opinión de Rajoy, los asuntos que merecen centrar ahora los esfuerzos de la nueva legislatura. Y ese último, avisa, ciertamente complicado.

Sobre si ésta será una legislatura larga, advierte: “Quiero que lo sea, y puede serlo, pero no me atrevo a hacer un pronóstico”, ha dicho, en conversación informal con los periodistas.

Las cuatro prioridades de Rajoy serán la columna vertebral del Ejecutivo. Son propuestas ambiciosas. Moncloa quiere emplear la legislatura en construir consensos sobre estos asuntos, que considera urgentes para la sociedad española.

Sobre las pensiones, la tercera reforma se trabaja en la Comisión del Pacto de Toledo, en la que, la pasada semana, la ministra Báñez dejó ya algunas claves: el Gobierno quiere avanzar en la conocida como contributividad del sistema, esto es, la mayor proporcionalidad entre lo cotizado durante la vida laboral y el cobro de la jubilación.

El Gobierno descarta una reforma unilateral, y quiere llegar al consenso no solo con los grupos políticos. También con sindicatos y empresarios.  Lo mismo sucede en el Pacto en Educación, del que se ocupa la correspondiente comisión parlamentaria y que es una de las grandes exigencias del pacto de investidura suscrito con Ciudadanos.

Satisfecho por el acuerdo del techo de gasto con el PSOE

En el debate de su investidura, Rajoy ya anticipó que el escenario político no sería fácil. Entonces, centró su intervención en reclamar “un gobierno que pueda gobernar”, y en advertir de los riesgos de no lograrlo para la estabilidad económica y la confianza internacional.

De ahí que para Rajoy fuese importante testar la disposición de los grupos para el acuerdo, ya en los primeros meses de su mandato. El presidente asegura sentirse satisfecho por la negociación con el PSOE para marcar el techo de gasto, unas conversaciones que, más allá de las cifras, han servido para abrir una nueva senda de relaciones con el PSOE y para apuntalar el crédito de España ante las autoridades internacionales.

Ese pacto, junto con el compromiso de subir impuestos especiales (alcohol, tabaco y bebidas azucaradas) es una de las pruebas para Europa de que la legislatura “puede funcionar”, ha comentado Rajoy en la misma conversación con periodistas.

Otra cosa, eso sí, son los Presupuestos. Rajoy enfría la euforia que sale de las propias filas del PP para avisar de que la aprobación del techo no es reveladora de las cuentas públicas. De hecho, en fuentes de Moncloa se asegura que existen conversaciones con todos los grupos, pero ninguna negociación en firme sobre las futuras cuentas.

PP y PSOE coinciden en la «discreción»

En público, el PSOE sigue insistiendo en que votará ‘no’,  pese a que, en medios internos, ya no se asegure con la misma vehemencia. La relación de Rajoy con el presidente de la gestora socialista, Javier Fernández, poco tiene que ver con la etapa Sánchez. Con el anterior secretario general, el hielo entre Moncloa y Ferraz era más que evidente y, en ocasiones-recuérdese aquel «prescindible» de Sánchez tras reunirse durante diez minutos con Rajoy-ciertamente incómodas. Ahora, Rajoy y Fernández conversan habitualmente por teléfono, se ven en persona de vez en cuando, y ambos coinciden en la palabra que ha de guiar todas las conversaciones: «discreción».

En fuentes socialistas se asegura que las relaciones son «muy, pero que muy cordiales». Unas palabras reveladoras de la buena sintonía que rige entre ambas formaciones y que, de acuerdo a medios internos, podría acabar con el apoyo de los socialistas a los futuros Presupuestos.

La otra vía, la del PNV, también sigue su cauce. Mientras en filas populares se da prácticamente por cerrado el acuerdo peneuvista, Rajoy se mantiene cauto. No obstante, es una certeza que la relación con la formación nacionalista es excelente. El diálogo es fluido, y Rajoy y Urkullu siempre han dado muestras de una sintonía personal que va más allá de la política.

El acuerdo por los Presupuestos será así la próxima prueba de fuego que habrá de superar la legislatura. En cualquier caso, lo que no parece tan evidente es que a la oposición le interese torpedear el mandato de Rajoy. El PSOE, en plena reconstrucción, tiene aún pendiente la elección de su líder. También Podemos, que en febrero renovará su dirección-aunque con pocas dudas  de que Iglesias siga al frente de la secretaría general-mientras se fractura entre los partidarios de agitar las calles, y aquellos que prefieren trabajar desde las instituciones. Para Ciudadanos, otros comicios podrían ser letales: el trasvase de voto al PP se constata en todas las encuestas.

Así pues, a todos les interesa una legislatura larga, se sostiene en diferentes entornos. Rajoy confía en que, sobre la disputa política inevitable, primará la responsabilidad de los grupos para tirar hacia adelante. No obstante, si la situación se hace insoportable, se asegura también, convocará elecciones. En ese caso, el PP sería, con casi toda probabilidad, el único beneficiado.

 

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