Barcelona se rebela contra Colau e impulsa un sabotaje a su plan contra los pisos turísticos

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Ada Colau. (Foto: EFE)

El plan del Ayuntamiento de Barcelona para acabar con los pisos turísticos puestos en alquiler ha levantado ‘en armas’ a los propietarios y tiene a la ciudad condal en rebeldía contra su alcaldesa. Un grupo de anfitriones de la plataforma Airbnb ha puesto en marcha una campaña para «sabotear» al Consistorio en su cruzada contra las viviendas de uso turístico ilegales, animando a los propietarios a «inundar» el consistorio con denuncias falsas de pisos no legalizados.

El Ayuntamiento de Barcelona ha anunciado esta semana que ordenará el cierre de 256 viviendas de uso turístico ilegales detectadas durante el mes de julio en la ciudad, en el marco del plan de choque que ha puesto en marcha para luchar contra esta actividad sumergida.

Con este objetivo, Ada Colau ha habilitado una web para que los ciudadanos puedan denunciar a sus vecinos si, tras consultar los pisos que tienen licencia, comprueban que viven junto a una vivienda que no ha declarado la actividad. Por ahora, ha recibido 375 denuncias que está investigando.

Esta iniciativa no ha gustado nada a algunos barceloneses que ofertan su vivienda a través de Airbnb sin tenerlas regularizadas, ya que consideran que esta actividad permite obtener unos ingresos extra a personas que no consiguen pagar su hipoteca o a jubilados con habitaciones libres.

Como protesta, un grupo de ‘anfitriones’ de Airbnb está colgando cartas en las calles de Barcelona instando a otros propietarios a interponer denuncias falsas ante el Ayuntamiento para «inhabilitar el sistema de delación promovido por el consistorio» y defenderse así de su «injerencia».

«En ningún caso justificamos los pisos turísticos que molestan a los vecinos con conductas incívicas. Tener que aguantar ruido y fiestas de turistas en tu propia casa es intolerable», señala el escrito, que está firmado por «La Barcelona del siglo XXI» para mantener el anonimato de sus impulsores.

Estos propietarios aseguran que los pisos turísticos que molestan «son una minoría» y que prueba de ello es que hay 26.000 ofertas de alojamiento en Airbnb y el Ayuntamiento recibe «tan pocas quejas que tiene que instar a los barceloneses a delatar a sus vecinos».

«No se puede consentir que se persiga a muchos barceloneses y se prohíba una actividad por la conducta incívica de unos pocos», señala la carta, que defiende que se castigue las conductas incívicas, pero que se permita al resto «hacer con su casa lo que le venga en gana mientras no moleste a los demás».

Uno de los propietarios firmantes ha explicado a Efe que se han colgado copias de esta carta por algunos de los barrios más turísticos de Barcelona, como el Gótico y el Raval, y en calles de gran afluencia de transeúntes como Portaferrissa, Avinyó o del Pi.

Los impulsores de esta iniciativa sostienen que «la sociedad civil debe resistirse a las injerencias de las administraciones públicas» y lamentan que el ayuntamiento multe a las personas que alojan a turistas en su casa y también a aquellas que tienen el piso vacío.

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