Iglesias no hace autocrítica del 26J y exige el fin de las «facciones» en el Consejo de Podemos

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Pablo Iglesias no quiere ni autocrítica ni saber por qué sus resultados en el 26J han sido peores en más de un millón de votos que los de sólo seis meses atrás, cuando tras el 20D le ‘vendió’ al Rey Felipe VI que sería vicepresidente de un Gobierno liderado por Pedro Sánchez. En el Consejo Ciudadano que se celebra este sábado en Madrid se ha limitado a exigir a los suyos que se pongan todos en fila detrás de él y le demuestren ‘a la búlgara’ ese «apoyo» que él dice sentir «más que nunca». Si hay ‘errejonistas’ que dudan de él, deberán callar por el bien del partido.

El líder de Podemos ha llamado a su dirección a no buscar una explicación de los resultados del 26J que pueda ser leída en clave de «facciones y corrientes» y a centrarse en afrontar un futuro que les enfrentará a grandes desafíos, entre ellos conseguir ofrecer soluciones creíbles.

Iglesias, que ha presentado un informe sobre la situación política tras el 26J ante su Consejo Ciudadano reunido hoy en Madrid, ha recomendado a la cúpula de su partido que no convierta la interpretación de los resultados electorales en un debate que pueda interpretarse como división entre identidades o «facciones».

Así, les ha emplazado a no detenerse demasiado en el diagnóstico sobre lo que ha podido ocurrir para que el 26J perdieran un millón de votos, y ha insistido en que ni la alianza con IU ni la campaña electoral pueden ser señaladas como determinantes.

En su opinión, ninguna de estas dos hipótesis «se sostiene demasiado» para entender por qué un millón de personas se quedaron en su casa el 26J y hay otra serie de factores de los que preocuparse.

«Al final, lo importante no es quién tiene razón en el diagnóstico», ha dicho Iglesias insistiendo en que hay cosas mucho más importantes que saber «a ciencia cierta que pasó».

Tampoco le interesa el análisis de Bescansa

Por eso ha apelado a no caer en la «fetichización» del análisis demoscópico que presenta hoy también su responsable de Análisis, Carolina Bescansa, para averiguar las causas del resultado electoral, porque ni la alianza con IU ni la campaña electoral pueden ser señaladas como determinantes.

Iglesias ha preferido no detenerse en la autocrítica y ha puesto en valor los logros de su partido a pesar de dos años «enormemente difíciles» y de un nivel de ataques «inéditos» tras los que han conseguido cinco millones de votos y 71 diputados.

Y lo han hecho, ha continuado: «a pesar de esa guerra sin cuartel, apuntando tan alto y siendo enormemente virtuosos, yo creo que incluso a veces hemos podido víctimas de nuestra propia lucidez de que pareciera que lo hiciéramos todo bien».

La «socialdemocracia», único camino «creíble»

Para el líder de Podemos lo fundamental es hablar del futuro, del trabajo parlamentario que deben diseñar intentando evitar el «cretinismo parlamentario» que siempre ha criticado y encarar los enormes riesgos que conlleva dejar de ser una fuerza política que pierda su naturaleza «outsider».

«Seguir siendo sexis a la vez que parlamentarios tiene sus complicaciones», ha subrayado, para después añadir que en su relación con las confluencias también deberán afrontar un debate político difícil: «Requiere demostrar que no sólo somos muy listos, sino que además los demás nos lo reconocen» en una relación «de igual a igual», ha añadido.

A todo ello, ha sumado la necesidad de ir desarrollando un programa «creíble» de posiciones socialdemócratas, que son las únicas que se pueden defender hoy «en un Estado del sur de Europa», y aportar soluciones que sirvan para convencer a quienes les han tachado de poco creíbles.

El escenario que se abre ahora para Podemos implica, según Iglesias, redefinir su papel y sus estrategias después de dos años en los que lo que han pretendido es pasar «de no existir a gobernar».

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