El portavoz de Podemos en el Senado fue multado por beber en la vía pública

¡Señorías, no se puede ser más estulto! El ínclito y televisivo Ramón Espinar criticó en un tweet a Rita Barberá por perderse un pleno mientras declaraba ante el juez. No soy fan de Barberá, la verdad, pero sí de las obligaciones judiciales y, por mucho que usted quiera hacernos creer lo contrario, las obligaciones legales están por encima de las morales y físicas. Si la exalcaldesa de Valencia se pierde el pleno del Senado es porque, como todo ciudadano español citado a declarar como testigo, tiene obligación de asistir al juzgado. ¿Sabe qué prevé la ley si no asiste? Una sanción administrativa.

Curiosamente, el portavoz de Podemos en el Senado borró este tweet poco después de escribirlo. Quizás, por el remordimiento de conciencia a causa del secreto que les vamos a desvelar a continuación y que define su, como mínimo, laxa conducta. Perderse un pleno no es nada comparable, por mucho que le duela al señor Espinar, con ausentarse de una votación mientras debate en la tele. Además, déjeme, Señoría, que le diga, no sin antes lavarme la boca, que las obligaciones gubernamentales son también importantes. Más cuando ahora usted representa al pueblo.

Agravantes para su actividad pública que se unen al expediente sancionador que se le instruyó a usted, Señoría. La ley es para todos la misma. Le sancionaron por conducta tipificada en el artículo 55.2 de la Ley 5/2002 sobre Drogodependencias y otros Trastornos Adictivos y le impusieron una sanción de 600 euros de multa conforme a lo previsto en el artículo 52.5.a de la citada norma. Un expediente instruido el 13 de mayo de 2014 del que damos prueba a nuestros curiosos lectores.

Obviamente, no lo pienso juzgar moralmente. Más de una curda he necesitado para escribir algunos de mis relatos nocturnos. Lo que no es de recibo es no pagar la sanción y que se la reclamen por edictos. Más que nada porque Usted, Señoría, debería dar ejemplo al resto de nuestros conciudadanos. Sobre todo, dada su tendencia a la prédica de postulados éticos y al reparto de lecciones morales a granel.