Economía

Por qué la recesión alemana pone en el punto de mira a la economía europea

Angela Merkel, canciller alemana @Getty
Angela Merkel, canciller alemana @Getty

De acuerdo con lo previsto por los distintos organismos, la economía alemana ha entrado en lo que se conoce como recesión técnica. Es decir, para aquellos que no son economistas, se denomina recesión técnica a un fenómeno que se produce cuando una economía cosecha, durante dos trimestres consecutivos, una contracción del Producto Interno Bruto (PIB). Bien, sabiendo esto, Alemania, tras cosechar una contracción en el PIB durante el tercer trimestre del año, entra en una recesión técnica, tal y como estaba previsto por los organismos, así como las propias instituciones alemanas.

Una recesión técnica que confirmaba el propio Bundesbank, al registrar la lectura del PIB germano. Un PIB que se ha visto salpicado por una serie de problemas que amenazan al crecimiento de la principal economía de la zona euro, a la vez que lo hace con la economía a nivel global. Como digo, estamos ante una situación que, pese a percibirse como un problema coyuntural, preocupa a los economistas; pues no sabemos con total seguridad si la evolución de la economía alemana presentará la evolución que, a priori, pronosticaban los principales organismos multilaterales.

De acuerdo con el Banco Central en el país, esta situación se espera que no derive en una recesión profunda, previendo que, como dijo la OCDE o el Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía vuelva a mostrar una mayor robustez, así como una mayor dinamización que revierta la situación de la economía en el país. Sin embargo, estas suposiciones no dejan de ser predicciones, a esperas de la evolución que deben experimentar determinadas variables, las cuales marcarán el verdadero futuro de la economía europea.

Unas variables que van desde la propia evolución que experimente esta desaceleración económica que vive el planeta, la cual, desde el propio FMI califican como una desaceleración sincronizada; así como otros factores de gran relevancia como la evolución que experimentarán las exportaciones y la demanda externa en el país. Pero, con todo ello, tampoco debemos dejarnos la industria nacional. Una industria que soporta un gran peso del PIB en el país y que, de no revertirse la situación, podría complicar la situación de cara a los próximos años.

Una industria que pesa el 29% del PIB

La locomotora económica de la Unión Europea se apaga. Y se apaga por la razón que llevamos advirtiendo desde hace meses. De acuerdo con los datos, la industria en Alemania representa cerca del 29% del PIB nacional. La fuerte caída, así como abrupta, que ha vivido la industria en el país ha provocado, a su vez, un fuerte lastre del PIB por la gran supeditación del mismo al sector industrial. Como digo, estamos ante una industria con gran peso en la economía alemana, por lo que un shock en la misma, acaba generando lo que estamos viendo en estos momentos.

Por otro lado, el escenario comercial, sacudido por una serie de entramados entre los que destaca la guerra comercial, sigue deteriorándose. Un escenario comercial al que Alemania se encuentra muy expuesta, como economía. Hablamos de que el sector exterior, en Alemania, supone cerca del 80% del PIB germano. En el caso de las exportaciones, estas suponen cerca del 40% del PIB, por lo que, como vemos, un shock en las mismas lastra un gran porcentaje del PIB alemán. 

La fuerte caída que ha experimentando la demanda externa en la economía global ha provocado que aquellas economías más presentes en el mercado global se vean más deterioradas de lo esperado. De acuerdo con los datos que ofrece el Banco Mundial, junto con Estados Unidos y China a la cabeza, la economía germana es la tercera potencia económica más exportadora, e importadora, del planeta. Lo que equivale a que un lastre semejante al de ahora puede justificarse con el shock que ha vivido la economía en uno de los sectores al que, la propia economía germana, se encuentra gran expuesta.

La guerra comercial que está experimentando la economía, en un entorno donde el proteccionismo gana cada vez más terreno en un tortuoso escenario comercial. De acuerdo con los datos ofrecidos por la Organización Mundial del Turismo (OMC), el escenario comercial a nivel internacional está muy deteriorado, por lo que se espera una mayor moderación de lo esperado para los próximos años. De acuerdo con estas estimaciones, pese a lo pronosticado por los organismos multilaterales, la evolución de la economía alemana dependerá, en una gran parte, de la evolución que experimente el mercado global, así como la guerra comercial.

Por esta razón afirmo el cuestionamiento de los crecimientos que prevé cosechar Alemania para los próximos años. De no darse esa tregua arancelaria y entrar en un peor escenario comercial, donde la guerra comercial y los acuerdos se sigan postergando en el tiempo, la economía alemana podría perderse la recuperación de las exportaciones que prevé recuperar. Una recuperación que, de no darse, dificultaría esa recuperación de la actividad exportadora para la que, como hemos dicho, representa la tercera potencia exportadora, e importadora, del mundo.

Con esto resuelto, nos queda pendiente el tema de la producción industrial. De acuerdo con los PMIs manufactureros, las principales economías desarrolladas en el mundo han experimentado un peor comportamiento de lo esperado en materia industrial. Como digo, grandes economías ya han sobrepasado, a la baja, el límite de los 50 puntos que lo sitúa en entorno recesivo, por lo que de no revertir la situación y dinamizar de nuevo la economía, estos crecimientos previstos para los próximos años podrían verse amenazados o, como poco, muy expuestos.

Sea como sea, la evolución de la economía alemana no dependerá en exclusiva del propio Gobierno alemán; pues hay muchas variables que siguen pesando mucho en la economía germana y que no dependen del propio gobierno. Entre estas variables se incluye la evolución de determinados conflictos que dependen en gran medida de factores externos, más que internos. Sin embargo, estamos hablando de una economía que no solo es más robusta que el resto, sino que posee una serie de ventajas estructurales que la sitúan en situación ventajosa, en contraste, al menos, con otras homólogas de la Zona Euro.

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