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¡Entre el poder y la vida!

Pablo Iglesias Isa Serra
Pablo Iglesias hablando al oído a Isa Serra. (Foto: EP)

«Un Gobierno no puede salir un día y abolir la economía de mercado, no se puede, ya me gustaría a mí», Pablo Iglesias

 Picasso decía: «Cuando me dicen que soy demasiado viejo para hacer alguna cosa, procuro hacerla enseguida». Él nunca dejó de crear. El devenir político y social del siglo XX no hubiera sido el mismo sin Golda Meir y Margaret Thatcher, las dos ‘Damas de Hierro’ que dirigieron sus países con tenacidad y firmeza pasados los 60 años de edad. Verdi compuso la ópera ‘Otello’ a los 74 años, tras 17 retirado y siendo ésta una de sus obras maestras. Carmen Martín Gaite, una de las figuras más importantes de la literatura española del siglo XX, escribió más de la mitad de su obra a partir de los 60 años. ‘Los pájaros’ y ‘Psicosis’, obras de culto del cine de suspense, no existirían si Alfred Hitchcock se hubiese retirado a los 60.

Nos equivocamos como sociedad ensalzando ideas de juventud, modernidad, novedad y hasta productividad si creemos que sólo los jóvenes reunimos todo eso. ¡No es así! La vitalidad, la curiosidad, la pasión y la creatividad no tienen edad, la edad no nos define. ¿Qué edad tendrían si no supieran la edad que tienen? Una sociedad lúcida y avanzada debe dar protagonismo a las personas con más experiencia y conocimientos, y ofrecerles oportunidades para que sigan activos. Así lo veo yo, y desde lo más profundo de mi ser lamento la falta de respeto que se ha tenido sanitariamente por nuestros mayores y por nuestra sociedad.

¿Luz al final del túnel o irresponsabilidad social? El 11 de marzo Pedro Sánchez activó el ‘Estado de Alarma’ por primera vez en la historia de España. Tras semanas de ninguneo a esta pandemia y dar alas a la manifestación del 8M y a los partidos de la ‘Champions League’, nuestra sociedad comenzaba a darse cuenta de la gravedad de la situación. El confinamiento se aplicó sin contemplaciones, pero tarde y mal.

Finalmente, dos semanas encerrados dieron paso al confinamiento total, y a otras dos semanas en casa con un permiso de vacaciones retribuido para tratar de congelar nuestra economía y de paso, al COVID-19. No cabe duda de que el confinamiento duro que negó el actual Gobierno ha funcionado, y no tanto el ‘Estado de Alarma’ tal y como quiere hacernos creer Sánchez. La victoria al coronavirus parte mucho más de la responsabilidad social que de este Gobierno, y no debemos olvidar jamás que de haberse anticipado la pandemia se habría evitado muchísimo dolor a nuestras familias, así como consecuencias sociales y económicas incalculables.

Esta semana, tras mes y medio encerrados, dábamos paso a los paseos y al deporte. Y como era de esperar, la gente salió en masa en busca de aire fresco y relación social. Entre corrillos y policías, trataban más o menos de seguir el distanciamiento social pero sin dejar de lado la realidad de que el ser humano es un ser relacional. Aquí han saltado las críticas hacia el temido rebrote, algo que como es obvio me recuerda al pánico bursátil que tan bien conocemos los Traders.

Pero las críticas sobre la vuelta a la actividad profesional no han tenido impacto negativo alguno, del mismo modo que el tan criticado ‘paseo infantil’ por ahora no ha penalizado a nuestra vida. Al fin y al cabo, no tenemos experiencia sobre cómo funcionan las pandemias ni qué hacer exactamente, por ello promover el pánico no ayuda y sabemos que el Gobierno ha de tomar ciertos riesgos. Ser valiente no significa ser irresponsable, puesto que la diferencia entre el desconfinamiento y la pandemia es que seguimos con un atentando notable de nuestras libertades

Comunismo

Nuestro reto como sociedad es el de no tener miedo y adaptarnos a la nueva normalidad sabiendo que desgraciadamente no vamos a eliminar el virus de nuestras vidas por el momento. El confinamiento sirve para no colapsar el sistema sanitario y permitir que la economía siga su curso. El pánico y el miedo sólo servirán para alargar este ‘Estado de Alarma’ por parte del Estado y seguir permitiéndoles atentar contra nuestras libertades. Comprensivo durante la crisis sanitaria, pero inadmisible para aquellos que quieren aprovechar esta crisis para dotar al Estado de una mayor participación sobre nuestra sociedad, abanderando el miedo para crear la necesidad de un ‘papá Estado’ protector y redentor, lo cual impugno férreamente.

Como decía mi querida Margaret Thatcher, el Estado no tiene más dinero que el que las personas ganan por sí mismas. Si Mr. Estado quiere gastar más dinero, sólo puede hacerlo endeudando tus ahorros o aumentando tus impuestos. No es correcto pensar que “alguien” lo pagará. Ese alguien eres TÚ. No hay dinero público, sólo hay dinero de los contribuyentes.

En cuanto al mercado, la anterior fue la mejor semana de datos de pandemia y éste ha reaccionado técnicamente con un contraataque bajista provocado por la notable sobrecompra que acarrean las bolsas americanas. Algo lógico y que de momento sólo puedo explicar como una amenaza de ajuste, de todo el rebote. Estos movimientos son y serán razonables a medida que vayamos viendo los indicadores retrasados. La debacle del PIB es por ahora poco relevante, puesto que estando la economía mundial confinada es comprensible que veamos datos de PIB desastrosos en los dos primeros trimestres del año, tal y como nos explica la bolsa como principal indicador adelantado de la economía que es. El rebote bursátil será tan evidente como el mero hecho de saber que iremos saliendo de a poco a la calle.

Los resultados de las compañías cotizadas comienzan a marcar el grave impacto de esta crisis, con una clara diferenciación sectorial. Pero claro está que el mercado se centra más en las previsiones actualizadas que en los resultados en sí, que como se pueden imaginar ¡están siendo un absoluto desastre!

La lógica me lleva a pensar que el mercado irá recuperándose gradualmente y bajo una rotación sectorial que se adapte a la economía. ¿En cristiano? Que primero se recuperarán las petroleras y, por último, las compañías aéreas y hoteleras. El problema de la demanda del crudo se solucionará una vez vuelva la actividad industrial, algo que en China ya es una realidad. En cambio, al turismo le queda un largo y devoto calvario señores/as: ¡mucho ánimo a todos los empresarios de este sector y de muchos otros que hoy luchan por sobrevivir, tenéis todo nuestro apoyo y admiración!

A partir de este momento sabremos qué verdad nos espera, si la del pánico y la parálisis o la de la irresponsabilidad. Yo espero que sea la de haber vencido todos juntos esta maldita pandemia y cantar victoria a finales de junio. Ése y no otro será el momento de centrarnos en dos realidades: la supervivencia del Gobierno y la de la Unión Europea. España y Europa se juegan el futuro de toda una generación y equivocarse como consecuencia de la parálisis que el miedo provoca puede ser gravísimo. Me llena de dolor hablar de política ante tanto sufrimiento emocional, pero que no les quepa duda de que el fanatismo ideológico de Unidas Podemos es un enemigo mortal para nuestras libertades, y más allá de la necesidad de alternancia política entre posiciones intervencionistas y liberales, el resurgimiento del comunismo es a partir de este momento el verdadero enemigo de España. Nunca olviden que el agua es muy paciente y las gotas de agua pueden erosionar por completo a la roca.

Gisela Turazzini, CEO, Blackbird Bank

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