Así forzaba Caixa Catalunya a sus empleados a colar preferentes: «¿Sois hombres o gusanos? ¡Toca vender y vender!»

Caixa Catalunya
El ex presidente de Caixa Catalunya, Narcís Serra (d), y el ex director general, Adolf Todó (i). (Foto: EFE)

Correos internos a los que ha tenido acceso Okdiario demuestran que la dirección de Caixa Catalunya obligó a los directores de las sucursales a vender de forma masiva participaciones preferentes y deuda subordinada. Los máximos responsables de las oficinas tenían la orden de forzar a los empleados a que colocaran estos productos de alto riesgo a todos los clientes, además de familiares y amigos, haciéndoles creer que se trataban de inversiones conservadoras como los tradicionales depósitos a plazo.

Los correos están fechados en noviembre de 2008, cuando el director general de Caixa Catalunya era Adolf Toldó, nombrado por el presidente de la entidad, Narcís Serra, por orden del entonces jefe del gobierno catalán, José Montilla. Los directores de zona apretaban las tuercas a los empleados para que vendieran preferentes y deuda subordinada a toda costa.

“Este es un producto para vender a familiares y amigos a los que además queráis de verdad”, dice una de las misivas, tras exigir a los propios empleados a que compraran este tipo de productos porque se estaban vendiendo de forma masiva en el resto de oficinas de la caja: “¿Qué somos hombres o gusanos? Tenemos que ser muy ágiles y lo que toca es vender, vender y vender”:

Preferentes

En otro de los correos, el responsable de zona amenaza con dar “un toque de atención” si no se logran inversiones en deuda subordinada de 250.000 euros diarios. “Este no es el camino, no podemos tener vendedorcillos, debemos tener profesionales que cierren operaciones”, indica el documento.

“El viernes sólo captamos 88.000 euros (…) se trata del mejor de los productos que hay en España, nos quedamos rezagados y empiezo a estar muy cansado con esta cantinela, os lo prometo”, exige un directivo en otro de los correos analizados.

La documentación interna de Caixa Catalunya establecía un protocolo en el que se indicaba que había que vender estos productos como si fueran inversiones rentables y seguras. En ningún momento se explicó a los contratantes que son un producto complejo, que tiene liquidez limitada y que existe la posibilidad de registrar perdidas notables de hasta el 100% de lo invertido.

La garantía que ponían los comerciales de la entidad para venderlas era el propio negocio de la caja, que posteriormente tuvo que ser rescatada con 12.600 millones de euros, lo que en términos relativos (atendiendo al volumen de activos) supone un desembolso mayor que en el caso de Bankia.

Vigilantes de seguridad para clientes que reclamaron

Una vez que se realizó la intervención y los preferentistas perdieron sus ahorros, Caixa Catalunya creó un plan de contingencia con instrucciones para los directores de oficinas, tal como muestra la documentación interna de la caja.

En el texto hay un “argumentario” para aquellos clientes que acudan a reclamar sus ahorros, que se basa en comparar los rendimientos de los productos de alto riesgo con los de un tradicional depósito a plazo. Precisamente es lo que debería haber hecho la entidad antes de vender las preferentes y la deuda subordinada, algo que no se hizo como denuncian las plataformas de afectados.

La dirección de la caja era consciente de los problemas que tendría por haber colocado estos productos tóxicos disfrazándolos de valores seguros, para lo cual “como medida preventiva” se aumentaron los “vigilantes de seguridad” para “afrontar situaciones conflictivas”.

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