Elecciones Generales 2015

A La Bolsa española no le sientan bien los lunes de resaca electoral

Bolsa
Operadores de Bolsa. (Foto: EFE)

La incertidumbre política no es buena para la economía. Las familias y las empresas necesitan estabilidad para poder tomar sus decisiones de consumo, ahorro e inversión y los mercados de valores reflejan este axioma. Cuando se acerca un periodo electoral, la volatilidad suele aumentar y la tradición establece que, tras los resultados, las dudas sobre la llegada de un nuevo Gobierno, o el efecto contagio de un deprimido contexto internacional, presionan a la baja sobre la Bolsa española.

Así ha ocurrido desde las primeras elecciones generales de los años noventa del pasado siglo. En 1993, un PSOE azotado por la corrupción y la crisis económica logró por los pelos una victoria que supuso un jarro de agua fría para los inversores.

El principal selectivo del mercado español, el Ibex-35, cayó un 1,8% el lunes siete de junio. Los inversores, sobre todo los extranjeros, había apostado porque se produciría un cambio de Gobierno y esperaban la llegada del PP como agua de mayo. Fue la primera vez en la historia de la joven democracia española en que la Bolsa bajaba el día después de las elecciones.

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Felipe González en un mitin en Badajoz.

La siguiente cita con las urnas para decidir el partido que dirigiría los designios de España fue en 1996. Los sondeos daban la victoria al PP, que se preparaba para una regeneración democrática tras catorce años de régimen felipista. Sin embargo, el partido liderado por José María Aznar se quedó a veinte escaños de la mayoría absoluta, lo que generó incertidumbre e inestabilidad en el mercado.

La Bolsa española cayó un 5,2% el lunes  de marzo, ya que los inversores no tenían claro quien iba a ser el socio de Gobierno de los populares y se planteaba incluso la posibilidad de que no pudiera llevar a cabo las reformas indispensables para lograr que España entrara en la eurozona. La volatilidad fue la gran protagonista hasta que Aznar llegó a un acuerdo con CiU para garantizar la estabilidad durante los cuatro años siguientes.

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El ex presidente del Gobierno, José María Aznar. (Foto: Getty)

Entonces llegó marzo el año 2000 y se celebraron las elecciones que dieron la victoria al PP por mayoría absoluta. España había remontado el vuelo tras más de una década de oscuridad económica, la entrada en el club de socios del euro era un hecho, y el denominado posteriormente “milagro económico” permitió a José María Aznar lograr el respaldo de los ciudadanos para gobernar en solitario.

El lunes 13 de marzo el Ibex-35 arrancó la sesión con subidas del 3%, pero la caída de los mercados internacionales terminaron llevando al principal selectivo español a los números rojos y cerró con un descenso del 1,2%. Sólo las compañías eléctricas se salvaron del deterioro general, por los movimientos de fusiones en el sector.

Todas las plazas europeas concluyeron la sesión con descensos, debido también al mal momento de Wall Street, que el viernes anterior también había registrado caídas en sus principales índices. Además, las bolsas asiáticas se desplomaron tras los malos datos de PIB japonés y los rumores sobre la invasión de Taiwan.

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José Luis Rodríguez Zapatero junto a su mujer, Sonsoles. (Foto: Getty)

Cuatro años después, en 2004, las elecciones generales estuvieron determinadas por los atentados terroristas de Madrid. El mundo entero tenía la mirada puesta en España y el PSOE ganó las elecciones tras la jornada de reflexión más convulsa de la historia de España, con las sedes del PP cercadas por manifestantes alentadas por los medios de comunicación cercanos a la oposición.

José Luis Rodríguez Zapatero llegó al poder y el lunes 12 de marzo el mercado bursátil le recibió con una caída del 1%. Los valores más castigados fueron los que estaban especialmente expuestos al sector turístico, tales como las aerolíneas y el sector hotelero. De hecho, Iberia no pudo cotizar en la apertura porque las órdenes de venta duplicaban a las de venta.

Tras una legislatura de bonanza al calor de la burbuja de crédito impulsada por el BCE y ejecutada por las entidades financieras españolas, el PSOE volvió a ganar las elecciones en 2008. El contexto económico internacional estaba determinado por la crisis de las hipotecas basura en Estados Unidos, que había puesto fin a una era de expansión monetaria sin precedentes.

El lunes 10 de marzo el Ibex-35 perdió un leve 0,3%, aunque a lo largo de la jornada había experimentado subidas de hasta el 1%. La apertura a la baja de Wall Street no permitió a la Bolsa española cerrar en positivo. No es extraño que existiera desconfianza en los mercados, ya que pocos meses después, en septiembre, la quiebra de Lehman Brothers marcó el inicio oficial de la “Gran Recesión”.

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Rajoy junto a Cameron y Merkel. (Foto: AFP)

La última cita con las urnas en clave nacional fue en 2011, cuando Mariano Rajoy ganó las elecciones generales a un José Luis Rodríguez Zapatero que había llevado a España al borde de la quiebra, tras cuatro años de expansión del gasto público. Los inversores había retirado la financiación a la economía española, la mayoría de las cajas de ahorros eran insolventes y Bruselas estudiaba cómo rescatar al país sin desatar una crisis que se llevara por delante a la zona del euro.

Pero tampoco en esta ocasión la Bolsa logró cerrar en verde. El Ibex-35 perdió un 3,48% en una sesión en la que el Banco de España anunció la intervención del Banco de Valencia, con la inyección de 3.000 millones de euros. A pesar de la mayoría absoluta lograda por el PP, los inversores huyeron de los valores financieros españoles, provocando un duro golpe en aquel lunes post electoral

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