Draghi acudirá a Jackson Hole con las ideas muy claras

Draghi
Mario Draghi, presidente del BCE y Janet Yellen, presidenta de la Fed (Foto. Getty)
María Villardón

El aeropuerto de Jackson Hole es el más concurrido de Wyoming, pero esta semana el pico de actividad se ha elevado considerablemente. Esta localidad de EEUU acoge desde este jueves y hasta el sábado un simposio económico, bajo el nombre de “Impulsando una economía dinámica global”, que reunirá a los gobernadores de los principales bancos centrales del mundo. Con Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal (Fed), como anfitriona y con Mario Draghi, presidente del BCE, como invitado especial en esta cita estival. El italiano, a tenor de sus declaraciones, no se dejará contagiar del deseo de subida de tipos de interés, aunque sí es cierto que llegará con una cruzada concreta: depreciar el euro frente al dólar.

Una convención que se lleva celebrando desde principios de los años 80, una década en la que aún Yellen no había recalado en el sillón de mando de la Reserva Federal (Fed). Este pequeño lugar de EEUU fue elegido por Paul Volcker, entonces líder del organismo monetario y aficionado a la pesca, para llevar a cabo de manera anual esta ‘reunión de pastores económicos’ ya que en este valle se practica la pesca de la trucha.

Este año, el simposio llega entre un halo de rumorología y posibilidades de una subida de tipos por parte de la Fed, de hecho, el mercado espera que antes de poner fin a 2017 Yellen anuncie una apreciación en el precio del dinero. Las previsiones del organismo monetario apuntan a un PIB que crecerá un 2,2% en 2017 y un 2,1% en 2018. Y la inflación se prevé en el 1,6% este año, lejos del objetivo del 2%.

El pasado mes de junio ya elevó los tipos entre el 1% y el 1,25%, de acuerdo con todas las previsiones, la segunda subida en 2017 y la cuarta que se ha hecho desde diciembre de 2015 cuando la Fed quiso dar un golpe sobre la mesa y anunciar el final de una crisis económica depredadora.

Robert Kaplan, miembro de la Fed, comentaba este miércoles, que seguiría siendo paciente a la hora de apoyar más alzas de tipos de interés, mientras que sí que apoya comenzar a reducir el balance de situación de la Fed. En este último aspecto ha habido consenso, sin embargo, buscar el momento ideal de la subida de tipos es una barrera que divide al consejo del organismo.

Los inversores y el mercado esperan con curiosidad los discursos de este viernes Draghi y de Yellen, de momento, este jueves el Ibex 35 se ha decantado por las compras y poco a poco va recuperando la barrera de los 10.400 puntos. Nadie se atreve a adelantar qué es lo que puede decir Draghi, la presión no es un aspecto que caracterice al banquero italiano, la subida de tipos en EEUU no ha empujado al organismo europeo a retirar sus estímulos ni a subir los tipos.

El economista Javier Santacruz explica que lo que sí «parece evidente es que los banqueros centrales quieren todos subir los tipos de interés menos Draghi». 

Es más, las cifras de inflación de julio le han dado nuevos argumentos para dejar el precio del dinero tal como está. La tasa se situó en el 1,3% el pasado mes, por lo que la subida de tipos tendrá que esperar al menos hasta finales del 2018. El BCE señala que el precio del dinero solo subirá si la inflación llega hasta el 1,6%, mientras tanto, no se dejará amedrentar por las presiones ni del contexto ni de Alemania.

La semana pasada Alemania ponía en tela de juicio que el programa de compra de deuda pública y privada por parte del BCE fuera su competencia, por ello el Tribunal Constitucional germano llevó ante el Tribunal Europeo este “Quantitative Easing” de 60.000 millones de euros mensuales. Esta artillería pesada del BCE, a tenor de sus declaraciones, seguirá adelante tanto tiempo como sea necesario hasta alcanzar la estabilidad.

El discurso de Draghi, tanto como el de Yellen, será capaz de dar emoción a unos mercados dormidos y de vacaciones estivales. Los expertos más osados creen que el italiano aprovechará sus palabras para debilitar la moneda europea frente al dólar. Un euro fuerte podría llegar a ser un dolor de cabeza para los ingresos de las exportaciones, hay que aminorar la fortaleza de la divisa para seguir siendo competitivos.

No obstante, aunque no sabemos con certeza qué es lo que comentará o anunciará mañana el líder del BCE en Jackson Hole, sí que sabemos que Mario Draghi interpretará su papel de ‘hombre tranquilo’ y no se dejará embaucar por las presiones del atrezzo.

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