La Reserva Federal inicia el cambio de era monetaria y sube los tipos de interés un 0,25%

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Janet Yellen, presidenta de la Fed. (Foto: Getty)

La Reserva Federal estadounidense (Fed) ha decidido aumentar en su reunión de diciembre los tipos de interés un 0,25% hasta situarlos en el rango del 0,25%-0,50% desde la horquilla del 0-0,25% en la que se encontraban, respondiendo así a las previsiones de los analistas.

El comité que preside Janet Yellen ha observado una mejora considerable de las condiciones del mercado laboral este año y se ha mostrado razonablemente confiado en que la inflación alcanzará a medio plazo el objetivo del 2%.

Hace nueve años que los tipos de interés no se tocaban en EEUU

Además, el comité ha afirmado en un comunicado que espera que las condiciones económicas evolucionen de forma que garanticen subidas graduales de los tipos de interés, aunque considera probable que continúen a niveles más bajos que los esperados a largo plazo. 

«Son sólo 25 puntos básicos, la política monetaria continúa siendo acomodaticia», ha afirmado Yellen en la rueda de prensa posterior al anuncio. «Tenemos unos tipos muy bajos y hemos hecho un movimiento muy pequeño», ha subrayado.

Esta decisión coincide con la esperada por los mercados, que apostaban porque la primera subida de tipos desde junio de 2006 se diese antes de que acabase el año, especialmente tras las últimas comparecencias de Yellen en las que destacaba la mejor de los datos de empleo e inflación .

Esta subida de tipos pone fin a la decisión adoptada por el anterior presidente de la Fed, Ben Bernanke, que apostó en diciembre de 2008 por bajar los tipos de interés a mínimos históricos ante la situación de crisis económica que atravesaba el país.

El profesor de Cunef, Carlos Salvador, comenta a Okdiario que esta medida tiene dos efectos. Primero repercute de forma negativa sobre el coste de financiación de las empresas y del consumo en Estados Unidos. En cambio, los ahorradores norteamericanos salen ganando al verse incrementado el valor de sus inversiones.

Un dólar más fuerte supone una posible fuga de capitales desde economías emergentes afectadas ya por la caída del precio de las materias primas y otros riesgos económicos. Además, si se tiene en cuenta que muchas de esas economías emergentes tienen sus préstamos en dólares, los efectos negativos se acentúan debido al incremento que esta política monetaria supone sobre el valor de las deudas contraídas en esta divisa. 

Para Europa representa un impulso a sus exportaciones y el PIB de la zona euro así como un incremento del precio de las exportaciones en línea con el objetivo del BCE de incrementar la inflación.

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