Caída de Lehman Brothers

Lecciones que hemos aprendido de la crisis

La quiebra de la centenaria firma de inversión desató la peor crisis financiera de la historia reciente

Lehman
Logotipo de Lehman Brothers en una casa de subastas. (Foto: GETTY)

Este sábado se cumplen diez años desde la quiebra del banco Lehman Brothers. Aquel 15 de septiembre de 2008 se originó una de las mayores crisis económicas. Dos días antes, el 13 de septiembre, la Reserva Federal se reunía con carácter de urgencia para estudiar qué hacer con el gigante de la inversión. El resultado de la decisión final es bien conocido por todos. La quiebra de la centenaria firma de inversión desató la peor crisis financiera de la historia reciente.

Mientras el mercado se acercaba al borde del abismo, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero observaba “brotes verdes”, España empezaba a destruir empleo, el PIB entraba en terreno negativo y los bancos, poco a poco, dejaban de dar crédito. Diez años después del crack, estas son las grandes lecciones que los españoles hemos aprendido:

Vivienda no siempre sube

La España pre crisis vivía convencida de que tener una vivienda en propiedad era un activo seguro. El precio de la vivienda subía constantemente, a consecuencia de la famosa burbuja inmobiliaria, y por ende si se vendía se lograba un beneficio. Entre las frases más habituales de la época se podía oír “vivir de alquiler es tirar el dinero” ó “si te compras una casa tienes un activo”.

Hoy en día hemos aprendido una gran lección: el precio de la vivienda no siempre sube. Habitualmente compramos más caro de lo que vendemos y muchos españoles viven en alquiler por el difícil acceso al crédito hipotecario.

El sueldo de hoy no asegura el de mañana

Estudiar es importante. Un gran número de jóvenes dejaron de estudiar impulsados por los sueldos que entonces se oscilaban en el sector del ‘ladrillo’. Sin formación pero con poder adquisitivo, en el momento en el que España dejó de construir, las 2.773.100 personas que empleaba el sector fuero paulatinamente engrosando la lista del paro.

Actualmente son 1,7 millones los parados de larga duración. Evidentemente, no todos proceden del sector de la construcción, pero una parte importante de aquellos trabajadores sin formación se han visto expulsados del mercado laboral u obligados a ‘reciclarse’ y volver a estudiar.

No inviertas en cosas que no entiendes

Una de las lecciones más duras que hemos aprendido, a consecuencia de la crisis económica, ha sido a no invertir en aquellos productos financieros que no entendemos. Productos como las participaciones preferentes.

Productos extremadamente complejos, con un alto riesgo, que no están protegido por el Fondo de Garantía de Depósito (a diferencia de otros productos financieros)… un compendio de características que provocaron un problema a muchas familias españolas.

Actualmente, la banca está obligada a especificar el nivel de riesgo que comprende cada producto y el cliente obligado a entenderlo.



No se puede confiar en el crédito

A marchas forzadas hemos aprendido que no se puede confiar en que el banco nos va a conceder una línea de crédito o que vamos a poder hacer frente a esa deuda.

Antes, mucho antes de la caída de Lehman Brothers, la banca tenía abierto el grifo del crédito. Los españoles, animados por las entidades, pedíamos dinero al banco para todo. Entonces era común que la entidad financiera propusiera dar un crédito hipotecario por encima del valor de tasación y así poder sufragar otro tipo de gastos.

Control de la deuda

La crisis ha forzado tanto a las familias como a las empresas a tener un mayor control de sus deudas. En julio este índice bajó un 1% en julio, hasta los 706.889 millones de euros, según los datos publicados por el Banco de España.

En tasa interanual, el endeudamiento de los hogares españoles ha caído un 0,2% respecto a julio de 2017, con un descenso de 1.470 millones de euros. Esto significa que en los últimos meses la deuda de los hogares se ha reducido hasta situarse en niveles previos a la crisis.

Al igual que las familias, las empresas han sido capaces de reducir su deuda a su nivel más bajo desde 2006.

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