Los expertos en arte ponen sus ojos en Joan Miró como inversión rentable

Los expertos en arte ponen sus ojos en Joan Miró como inversión rentable
Joan Miró

El artista catalán Joan Miró vuelve a ponerse en el foco de los inversores en arte. Quizá sea porque estamos celebrando su 125 aniversario o porque de un tiempo a esta parte, sus obras se vienen revalorizando consiguiendo precios muy interesantes en recientes subastas. Miró fue como tantos otros, un artista tardío pues hasta los 18 años no descubrió el talento que llevaba dentro.

Una larga enfermedad le ayudó a abrir su faceta artística que siempre tuvo como foco su casa rural en el campo de Tarragona. De hecho, una de sus obras expuesta en Washington DC se titula «La Masía» y es en boca del propio autor, un resumen de sus experiencias vitales. Miró nunca escondió que se inspiraba en el artista español más revalorizado Pablo Picasso (según los franceses un pintor francés nacido en Málaga) y en el cubismo, del que bebe tras sus estancias en París para mudar hacia el surrealismo.

Autor prolífico, en la década de los 30 a los 40 y fruto de mucha experimentación, la cerámica y la escultura le hacen parir 230 obras que ahora son muy demandadas. En los 50 se traslada a Mallorca, cambia de estilo y llega a convertirse en uno de los artistas de referencia del siglo XX. Es en Baleares, cuando recibe el encargo de realizar dos murales cerámicos para la sede de la Unesco en Paris por el que recibiría al final de esta década el Premio de la Fundación Guggenheim.

A partir de ese momento surge una colaboración con el filántropo millonario que le hace exponer en Nueva York en 1971, en el Museo Solomon Guggenheim su obra Étoile Bleue. Los expertos la califican como de referencia en el surrealismo y se vendió, como recuerda Barnebys, en el año 2012 en Sotheby´s de Londres por casi 24 millones de libras esterlinas, estableciendo un nuevo récord del artista.

Expertos como David Bardía ponen el acento en su colección de tapices e incluso en sus sellos. Su pintura Aidez l´Espagne fue destinada a venderse a modo de sello de correos para recaudar fondos para la causa republicana durante la guerra civil española. Miró pidió a las potencias occidentales que ayudaran a la república española.

Bardía recuerda también que su apuesta por los tapices le llevó a desarrollar una obra muy singular llamada Gran Tapiz, con unas medidas de 6 metros de largo por 11 de ancho que pesaba cuatro toneladas y que fue creada con lana, cáñamo y cuerda para adornar el vestíbulo del World Trade Center de Nueva York. Tras el ataque terrorista del 11 de septiembre esta obra se perdió por completo. Tan sólo queda el boceto en la Fundació Joan Miró de Barcelona.

«Este tipo de tragedias», recuerda el experto a OKDIARIO, «valen para que su colección de tapices registre una escalada en los precios muy importante. Y eso que desde hace muchos años se ha estrechado enormemente el comercio de tapices pues la gente ya no tiene casas con un tamaño suficiente para colgarlos. Y no se valora el esfuerzo artesano que está detrás», remata. Sea como fuere, todos los expertos consultados afirman que si ves algo de Miró lo compres, pues siempre se revaloriza.

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