Lidera el proyecto Algae for Healthy World

Endesa se lanza a la conquista del mundo de las algas con fines alimentarios

Endesa
El presidente de Endesa, Borja Prado.

Cualquiera que haya estado en Cádiz y haya probado las hortiguillas sabe de primera mano lo sabrosas que son las algas marinas, aunque no vayan rebozadas. Endesa lidera el proyecto Algae for Healthy World, un consorcio para producir biocompuestos de microalgas con aplicaciones alimentarias.

La Universidad de Cádiz y el Centro de Investigaciones Biológicas son otros partners de este interesante desafío en el que la eléctrica pone un millón de euros encima de la mesa para los dos próximos años y también hay un respaldo de los fondos europeos FEDER.

Los objetivos de la empresa eléctrica pasan por posicionar a España como referente a nivel mundial en el cultivo de microalgas para el desarrollo de bioproductos. También, y como homenaje a su sector, se avanzará en el conocimiento de la bioluminiscencia a partir de las mencionadas algas así como optimizar la biomasa de origen marino. Se persigue que nuestro país produzca y genere nuevos productos y aumentar la rentabilidad de esta tecnología cultivándola a escala industrial.

El mercado de biomasa de microalgas genera en la actualidad cerca de 10.000 toneladas al año de materia seca, lo que reporta una facturación aproximada de 1.500 millones de euros al año a nivel mundial.  Hay que decir que desde el año 2006, Endesa ya investiga esta tecnología desde su centro en Carboneras (Almería) y sorprende que todavía no se haya potenciado su interés en el sector alimentario.

Como muchas cosas, el uso de las pequeñas algas para alimentar a los seres humanos se remonta a hace 2.000 años, en China, y ya se utilizó en las culturas fenicia, egipcia, maya y azteca especialmente en épocas de hambruna. Industrialmente fue a mediados del pasado siglo cuando se empezó a cultivar esta fuente de compuestos de alto valor energético.

En la actualidad, son escasos los productos de algas comercializados y también muy escasas las microalgas cultivadas para tales fines. No obstante, las microalgas acumulan de forma natural compuestos de valor comercial en la industria de la alimentación e incluso de los combustibles, aunque en esta última vía los resultados alcanzados en proyectos previos, no han sido los esperados.

Según los responsables de la Universidad de Cádiz, coordinador técnico del proyecto, conseguir que las microalgas acumulen uno u otro tipo de biomoléculas estriba esencialmente en el conocimiento exhaustivo de las rutas bioquímicas de síntesis de los compuestos de interés y de los factores que las regulan. La composición química de las microalgas no es un factor intrínsecamente constante, sino que varía en un amplio rango en función de distintos factores de cultivo como la temperatura, iluminación (intensidad, longitud de onda y fotoperiodo), pH del medio, suministro de CO2, concentración y tipo de nutrientes, fuente y concentración de nitrógeno, salinidad y fase de crecimiento.

La variación de estos factores, en función de cada especie de microalga utilizada, influye tanto en la composición bioquímica bruta de una especie como en la estructura y concentración de aminoácidos, así como en la disposición de los lípidos, el grado de insaturación de los ácidos grasos o el contenido en vitaminas. Además, las variaciones en el proceso de obtención de la biomasa y el momento de su recolección también pueden modificar su estructura y composición.

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