Economía global

España se queda fuera de las grandes inversiones de fondos tecnológicos de Israel

Nuestro país no es percibido como un buen lugar para invertir en nueva economía por parte de los que llevan la delantera en el segmento

El impuesto digital es visto como una nueva piedra en el camino que aleja la posibilidad de colaboración

España se queda fuera de las grandes inversiones de fondos tecnológicos de Israel
China e Israel cierran un acuerdo estratégico de colaboración. Europa y España no están en las prioridades de uno ni de otro

España se queda fuera de la revolución de la economía del conocimiento que actualmente tiene sus focos en California, China e Israel. Nuestro país está siendo incapaz de beneficiarse de la oleada de inversión tecnológica que está desarrollando la potencia judía fuera de sus fronteras y que le está llevando a firmar acuerdos con Alemania, Polonia o China, el gigante asiático que esta misma semana ha rendido pleitesía a Israel ungiéndolo como su principal y más importante socio tecnológico. El pequeño estado de Oriente Próximo es el país desarrollado que más invierte en investigación y desarrollo del mundo, con un 4,3% de su PIB cuando España apenas supera el 1%.

Pitango, el principal fondo israelí de inversión en empresas tecnológicas y startups que mueve unos 2.000 millones de dólares buscando oportunidades de negocio como venture capital exclusivamente tecnológico, no ha invertido ni un solo euro todavía en el mercado español. Y ya son casi 30 años los que lleva el fondo operando. «No tenemos nada en España ni los conocemos bien», asegura Chami Peres, hijo del exprimer ministro Simón Peres y presidente de Pitango, cuando se le pregunta. Israel ha lanzado en los últimos años marcas tecnológicas internacionales como Waze -adquirido por Google por más de 1.000 millones- y ha llegado a un punto de madurez en su desarrollo como ‘nación startup’ que le lleva a tener falta de programadores que tiene que ir subcontratando de otros países, pero también a recorrer el mundo para apostar por proyectos tecnológicos en Alemania, en Corea del Sur, en China, en Estados Unidos.

El modelo israelí es un ejemplo de apuesta por la economía del conocimiento que está dando sus frutos al generar una demanda de puestos de trabajo bien remunerados 

Pitango es el fondo más importante del país pero ni mucho menos el único. Y de los otros cuatro grandes del estado que operan como ‘venture capitals’ (capital semilla) por el mundo, ninguno ha puesto su ojo en España como sí que lo han hecho en otros países. Ni 83 North, ni JVP, ni Viola Ventures han optado por empresas españolas para invertir. Entre todos ellos gestionan una cifra superior a los 6.000 millones de euros.

Tampoco lo hace OurCrowd, una fintech que está entre las cinco compañías más poderosas del pequeño Estado en inversión tecnológica mientras desarrollan maneras innovadoras de establecer procesos de due dilligence a través de internet para que los inversores privados puedan apostar por compañías que aún no han salido a bolsa o no tienen previsto hacerlo. OurCrowd tiene acuerdos con decenas de empresas europeas y norteamericanas. De entre todas ellas, tan sólo una española: Banco Santander. Es la única referencia a colaboración con España, un país que está quedando muy atrás en la relación con los principales impulsores de la economía del conocimiento.

El estado de Israel quiere que se hable de ellos por algo más que no sea exclusivamente el conflicto con Palestina, y confía en su potencia tecnológica para impulsar el bienestar de los árabes que viven en sus fronteras (subvencionando proyectos para desarrollar su creación de startups y compañías tecnológicas) y así mejorar su reputación en estas comunidades. Mientras tanto, busca alianzas internacionales y cerrar acuerdos de colaboración (como ha hecho con Polonia este mismo mes de octubre o Alemania desde hace varios años). Hay que poner en valor la magnitud de la tecnología israelí, ya que con apenas 8 millones de habitantes tiene un 40% del PIB español y es el segundo país del mundo tras China que más empresas ha hecho debutar en el mercado tecnológico Nasdaq, donde aún se espera la primera española.

Impuestos digitales

Sin embargo, en esta potencia mundial, como ocurre en Estados Unidos, no genera buena imagen decisiones impositivas como la que ha tomado el actual gobierno español presidido por Pedro Sánchez: ser el primer país de la UE en implementar el impuesto digital, heredero de la debatida durante años ‘tasa Google’. Este impuesto del 3% sobre publicidad online, venta de e-commerce como marketplace o venta de datos ya ha provocado contestación de senadores norteamericanos que llaman a responder poniendo las cosas difíciles a las empresas españolas en su país.

Por el contrario, el modelo israelí prevé facilidades fiscales para que las empresas innovadoras se instalen en su territorio. Por ejemplo, el caso de Jerusalén, donde el impuesto de sociedades para este tipo de organizaciones se ha bajado al 7%, frente al 20% o 25% de la zona de Tel Aviv, que ya tiene una concentración enorme de compañías tecnológicas. ¿El motivo para estas medidas? Traer a las zonas donde hay menos concentración de talento y de compañías tecnológicas a nuevas empresas que quieran aprovecharse de esos beneficios fiscales.

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