AENA a la contra del mercado, mientras sus homólogas europeas se privatizan ella refuerza su control gubernamental

terminal aena
Terminal 4 del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas.

Los socios privados de AENA consideran innegociable que la empresa se desnacionalice para conseguir desarrollar al máximo su potencial. El Gobierno no sólo ha limitado algunas de las pujas por aeropuertos en venta sino que fuentes del mercado consultadas por OKDIARIO afirman que es inevitable que el Gobierno de turno utilice la empresa para sus intereses tal y como se vio por ejemplo en el veto por la compra de Abertis.

Además, recuerdan que en estos momentos, sólo en 7 países de Europa la gestión de los aeropuertos es totalmente pública: República Checa, Estonia, Finlandia, Letonia, Lituania, Luxemburgo y Eslovaquia. Noruega e Islandia están en la misma situación pero no son Eurozona pero para que se hagan una idea, el 40% de los aeropuertos europeos tiene socios privados.

En el Reino Unido por ejemplo, la española Ferrovial es la principal dueña de este tipo de infraestructuras.

En Francia comenzó 2017 privatizando las aeropuertos de Niza y Lyon, el primero de los cuales permanecerá bajo el control d¡el consorcio Azzurra compuesto en un 75% por empresas italianas y sólo un 25% en manos de la francesa EDF.

En el caso de Lyon, el aeropuerto ha recaído en manos del consorcios formado por Vinci Airports (51%), Caissse des Depots et Consignations (24,5%), entidad financiera de carácter estatal, y la aseguradora Predica (24,5%).

El año pasado, el Gobierno francés privatizó el aeropuerto de Toulousse al grupo chino Casil por algo más de 300 millones de euros, la mitad de su capital. Tanto los aeropuertos italianos como la sociedad parisina que gestiona los principales aeródromos de la capital francesa también cuentan con capital privado.

Sea como fuere AENA está atada de pies y manos pues el Estado, a través de Enaire controla el 51% de la empresa y lógicamente ninguna decisión puede ser adaptada sin ellos. El problema surge cuando sus decisiones no son empresariales sino que entran otros factores, dicen las fuentes consultadas. Por ejemplo, AENA no puede plantearse operaciones de calado pues conllevarían ampliaciones de capital que diluirían la participación del Estado y para esto se tiene que aprobar a través del Congreso.

También está la posibilidad de que si se retira el Estado las diferentes CCAA quieran a través de sus Estatutos de Autonomía ejercer funciones de control, por lo que Madrid prefiere de momento, dejar la situación como está para no ceder esta cuota de poder a dirigentes autonómicos que puedan todavía más, anteponer intereses electorales a los de la propia empresa.

Ante este complejo puzzle la compañía española ha renunciado a ser un líder mundial perdiendo oportunidades como las que ofrecieron diferentes privatizaciones como la del aeropuerto de La Habana (Cuba), Porto Alegre (Brasil), Francia u otras que se han dado en países africanos.

Su nuevo presidente, Jaime García-Legaz, fue secretario de Estado lo que indica su fuerte vinculación con el Gobierno actual. Con todo, tanto desde Barclays como desde el Deutsche Bank han aplaudido la que ha sido su primera intervención pública hablando de que quiere revisar su política de dividendos y abordar un ambicioso plan de fusiones y adquisiciones del que hemos hablado antes. A pesar de todo esto, las reticencias en el mercado continúan y los analistas han recortado su valoración hasta los 144 euros así como la recomendación de sus títulos que es vender.

Chris Hohn, a través del fondo que dirige TCI ( The Children´s Investment Fund) ostenta el 11% de AENA (segundo accionista después del Estado) y está siendo el más belicoso con las peticiones de cambios en la compañía. Algo que los analistas preguntados por este periódico entienden perfectamente pues a todo el mundo le gusta mandar lo que dicen también, y no es menor, es que Hohn invirtió en AENA 671 millones de euros y ahora esta participación vale cerca de 1.800 millones, es decir, más de mil millones de beneficio eso sin contar los dividendos distribuidos por la empresa en este periodo.  

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