Unipost timó a grandes empresas cobrándoles por el envío de cartas que nunca salieron del almacén

Unipost
Instalaciones de Unipost (Foto: Facebook)
María Villardón

Unipost tiene grandes cantidades de cartas de importantes compañías españolas almacenadas y sin enviar en sus plataformas de Madrid y Barcelona al no disponer de liquidez para pagar el franqueo. Fuentes cercanas a la compañía, aseguran que el servicio de envío sí que ha sido facturados a los clientes a pesar de que las misivas no han llegado a sus destinatarios. Cuando llegaban las reclamaciones de los clientes, desde la cúpula de la catalana culpaban a Correos de los retrasos en los envíos.

Los problemas de financieros de Unipost, liderada por Antón Raventós, venían de lejos, sin embargo, durante el pasado año se han agravado notablemente. Tanto es así, que no tuvo más remedio que declarar concurso de acreedores el pasado 18 de julio y, por si eso fuera poco, Unipost era una de las compañías citadas en la lista de morosos de la Agencia Tributaria con una deuda de 5,4 millones de euros.

Una situación de sus finanzas que, si ya era frágil, Correos le dio la puntilla final al romper relaciones comerciales con la catalana de los Raventós a mediados de 2016. Unipost subcontrataba los servicios de la pública en aquellos territorios donde no tiene presencia, pero lo hacía con una serie de concesiones ventajosas que desde junio de 2016 tuvieron su punto y final ya que, según fuentes del sector, Unipost no pagaba a Correos por los servicios prestados.

Hay dos modalidades de franqueo: normal y pagado. La primera se hace mediante máquinas franqueadoras están conectadas a una cuenta bancaria y se recargan con dinero vía cable telefónico y cada impresión se descuenta del saldo. Mientras que el franqueo pagado, se franquea con un logo que pone F.P. y dicha impresión no supone dinero en el acto, sino que se paga por el franqueo posteriormente dependiendo del acuerdo al que llegue Correos con el operador postal, en este caso Unipost.

Una vez franqueadas, la firma naranja las deposita en las instalaciones de Correos para que las misivas lleguen a aquellos lugares donde la catalana no tiene presencia o no llega. De ahí que la retirada del acuerdo por parte de Correos haya sido un duro golpe.

Bien, con este escenario, según las mismas fuentes, se comenzaron a acumular grandes cantidades de envíos durante el segundo semestre de 2016 de grandes clientes como Gas Natural, Equifax, Repsol, Orange o Yoigo porque Unipost no disponía de liquidez para abonar el franqueo.

Cartas almacenadas de Repsol en las instalaciones de Unipost (Foto. OKDIARIO)

“Dichos envíos no fueron franqueados ni depositados en Correos para que fueran repartidos ya que había problemas de tesorería, aunque si fueron cobrados a los clientes”, aseguran.

Las quejas por parte de estas grandes compañías no se hicieron esperar. Sin embargo, explican, cuando había reclamaciones de que los envíos no llegaban, Unipost alegaba que “el problema era de Correos y que la estatal no repartía bien sus cartas para hacer daño a la compañía”.

A principio de 2017, la relación entre Correos y Unipost fluyó de nuevo, la estatal permitía a la catalana pagar el franqueo con posterioridad, un hecho que dio oxígeno a la naranja. Sin embargo, según fuentes cercanas a la plataforma de Unipost en Madrid, los cientos de miles de cartas acumuladas, que deberían haber sido franqueadas y depositadas en Correos para su reparto jamás salieron a sus receptores.

“Desde la dirección de la empresa, y con la colaboración y cooperación de
los máximos responsables de las plataformas de Barcelona y Madrid, se metieron en cajas de Unipost todos los envíos no franqueados del 2016”, explican a este periódico.

Cartas almacenadas de Yoigo en las instalaciones de Unipost (Foto. OKDIARIO)

De todas las compañías, la más afectada, según aseguran a OKDIARIO, ha sido Yoigo que “al ser facturas de teléfono y venir en palets enteros, los han dejado tal cual llegaron a las instalaciones” de la empresa postal. Las cartas del operador móvil se dispusieron, según explican, en la parte baja de varias estanterías “para que no se vean a simple vista por si viene la visita de algún cliente”.

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