Indignación en Navantia porque el Gobierno permitirá el desguace del Principe de Asturias en Turquía

Factoría de Navantia en Cádiz
Factoría de Navantia en Cádiz (Foto: NAVANTIA).
Borja Jiménez

Los empleados de Navantia en San Fernando no se pueden creer que el Gobierno haya permitido que el desguace del histórico buque ‘Príncipe de Asturias’ se vaya a realizar en otro país (Turquía). El principal motivo: se pierde una gran ocasión para la generación de empleo en la Bahía de Cádiz.

Según estimaciones internas a las que ha tenido acceso OKDIARIO, el desguace del ‘Príncipe de Asturias’ supondrá cerca de un millón de horas de trabajo que habrían venido de perlas a Navantia, donde el empleo no parece estar asegurado.

UGT de Navantia San Fernando ha mostrado públicamente su disconformidad con la decisión y el malestar con el destino final que se está dando al que fuera buque insignia de la Armada. Por su parte, también se ha pronunciado el secretario del Comité de Empresa de Navantia San Fernando, Manuel Aranda, quien sostiene que el desguace “va a suponer un millón de horas que en la Bahía son vitales para mantener el empleo en la industria auxiliar”.

Y es que bajo el punto de vista de gran parte de los trabajadores de Navantia, no se trata únicamente de las horas de trabajo ‘perdidas’ al mandar el buque a Turquía en detrimento de España, sino también que el mercado al que se puede acceder en relación al desguace de buques desaparece.

El propio presidente del Comité cree que Navantia cuenta en la Bahía con un “excelente departamento de medio ambiente” que estaría perfectamente preparado para acometer esta obra con los “más rigurosos requisitos que la legislación europea requiere”. Por ello, la plantilla de Navantia insta al Gobierno a que “tenga un mayor miramiento por los intereses nacionales y que aprovechen oportunidades como esta”.

Navantia sigue aumentando sus números rojos

Navantia logró aumentar en 2016, no sólo su cartera de pedidos, sino también sus ventas y su cifra de negocio. Sin embargo, no logró que sus pérdidas ascendieran hasta el punto de ser las mayores de la historia. En total, sus números rojos alcanzaron los 229,7 millones de euros, 62 millones más que los que registraron solo un año antes.

Y es que ya en 2015, para evitar que los astilleros públicos concurrieran en causa de disolución, su único accionista, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), había convertido tres créditos que le habían sido concedidos a la compañía para desarrollos tecnológicos militares en préstamos participativos. En el 2016, de nuevo, como las pérdidas superaron los 229 millones y el patrimonio neto había disminuido hasta los 23 millones, la corporación que preside Pilar Platero le concedió en marzo de este año otro préstamo participativo. Esta vez de 90 millones.

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