El director financiero de Blanco gastó 1.500 euros «en copas» en plena reestructuración de la textil

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Tienda de Blanco
María Villardón

Nuno Ferreira, director financiero de Blanco, abonó con su tarjeta bancaria asociada a la compañía una cuenta de 1.545,50 euros en un conocido restaurante de Madrid. Sería un detalle de relativa importancia, si no fuera porque se trataba de un gasto personal no relacionado con sus competencias y porque el pago de este tipo de gastos estaba prohibido expresamente por Simon Marshall, CEO del fondo saudita Alhokair. Eso sin contar con la delicada situación económica que atravesaba la textil, tal como se indica en los mails cruzados entre Ferreira y el auditor interno a los que ha tenido acceso OKDIARIO.

En octubre de 2015, el director de Auditoria Interna de Blanco denunció ante la Inspección de Trabajo fraude a la Seguridad Social por parte de la textil, se había contratado personal extranjero y el auditor no tenía “modo de comprobar” si estaban al corriente de cotización o tenían el permiso de trabajo vigente.

En este documento, al que ha tenido acceso OKDIARIO, el auditor denuncia, además, “un trato inadecuado por parte de un directivo de Blanco en la ejecución de sus funciones”. Concretamente, en la denuncia se apunta directamente a Nuno Ferreira, director financiero.

El auditor manda al directivo varios mails, a los que también ha tenido acceso este periódico, señalando que “se han usado los medios de pago de Global Leiva para gastos personales” con la tarjeta que está a su nombre. Una práctica, le recuerda, que está prohibida expresamente por Simon Marshall, CEO del fondo Alhokair, y que ha usado la tarjeta a pesar de conocer la restricción.

Es más, se le detalla el pago en la misiva electrónica: 1,545,50 euros pagados en un céntrico local de ocio madrileño el 30 de septiembre de 2015. Un pago personal que Ferreira, al ser afeado por el auditor, se brindó a abonar nuevamente a las arcas de Blanco. “Indicaste que lo solucionarías abonando ya que no era posible una aprobación por parte de Stephen (Craig)”, le aclara el auditor.

Sin embargo, el pago tardaba en llegar y el auditor no se rindió. “A día de hoy”, insiste, “no me consta, por la información recibida en contabilidad, que hayas regularizado el pago de la diferencia, ya que solo se han abonado 515 euros por tu parte”.

Ferreira: “Las ‘copas’ han sido pagadas con mi tarjeta, pero ya devolví una parte»

Le señala, además, que este pago de carácter personal incumple con las normas y transgrede la política establecida en la compañía. “Te ruego adoptes las medidas oportunas para solucionarlo cuanto antes abonando la diferencia pendiente de 1.030,5 euros que ahora mismo son necesarios para el pago de nóminas, proveedores, etc”, termina el mail del 28 de octubre.

Eso sí, antes hubo más mails cruzados entre ambos empleados de Global Leiva. El 23 de octubre el ‘fuego cruzado’ electrónico entre varios miembros de la empresa no cesaba. El auditor le dijo a Ferreira que se habían realizado gastos personales con las tarjetas de la empresa “y no es una práctica aceptable”.

El auditor: «No es una práctica aceptable»

Según el mismo documento, el auditor le mandó un correo en el que le señalaba a él como el primero en abonar gastos personales “no asociados a su actividad profesional”. Y prosigue: “un encuentro social fuera del horario laboral con abono de servicios no es un gasto imputable. Autorizamos cenas de 1.500 euros cuando no llegamos a objetivos”.

Además, le avisa de que “hay empleados que han acudido a dichos eventos y han visto cómo se abonaban con una tarjeta de la compañía lo que comúnmente se llama ‘ir de copas’”.

Ferreira, a tenor de los mails, no niega haber hecho tal gasto con el plástico de Global Leiva, todo lo contrario. “Las ‘copas’ que hablas, sí han sido pagadas con mi tarjeta de la compañía, pero ya devolví personalmente una parte y otros dos directivos van a hacer lo mismo (puede ser que ya lo tenga hecho)”.

Al director financiero de Blanco no le gustó las puntualizaciones del auditor interno y así se lo hizo saber: “Te voy a decir por última vez que no acepto este tipo de correos porque hablas sin tener toda la información”.

Lo que sí le preocupa, expone en el mail Ferreira, es “cómo una información a la que solo Finanzas tiene acceso pasa al conocimiento generalizado de la compañía”.

Concurso de acreedores y liquidación en apenas un mes

Las cuentas de Blanco llevan alrededor de cinco años sin poder tirar cohetes, tanto es así, que en noviembre de 2016 se vio obligada a presentar el concurso de acreedores. Solo un mes más tarde Global Leiva (Blanco) estaba prácticamente liquidada y la última tienda cerró a principios de 2017.

Por cierto, un concurso de acreedores que ha estado envuelto en constantes sospechas. El administrador concursal, Antonio Muñoz Perea y su representante auxiliar, Carmen Izquierdo, amenazaron a los empleados con no pagarles si hablaban con la prensa. Tampoco el juez de lo mercantil de Toledo, Juan Ramón Brigidano Martínez, ha estado exento de polémica, pues el hijo de Muñoz Perea trabajó como becario con el magistrado en pleno concurso.

En 2012 comenzaron para Global Leiva los números rojos, la textil perdía dinero y tuvo que declarar el primer concurso de su historia llevándose por delante cientos de empleos, concretamente más de 700.

En 2014 la empresa de Bernardo Blanco fue vendida al fondo de Arabia Saudí Alhokair por 40 millones de euros. Fue el primer vaivén de la textil, en junio de 2016 la sociedad Global Leiva se traspasó al fondo AC Modus y de ahí al abismo de la ingobernabilidad y al cierre.

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