8 claves para triunfar en una presentación ante inversores o clientes

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Un grupo de trabajo en una empresa. (Foto: GETTY/ISTOCK)

Una presentación ante un público, ya sea unos posibles inversores, clientes o medios de comunicación, siempre entraña un riesgo. Para mitigarlo, hay quien opta por, sencillamente, realizar una comparecencia y, una vez acabado el discurso, marchar. Ahora bien, tal estrategia es un gran error. Para facilitar la comunicación y asegurar el éxito, es imprescindible conocer cuál es el feedback y conseguir una reacción. Por lo tanto, habrá que permitir un espacio para las preguntas.

La ronda de cuestiones es tan o más importante que la presentación en sí. Es el momento en el cual la otra parte recoge sus dudas y acaba de tomar una decisión sobre aquello que ha escuchado. Así pues, de la misma forma que existe una preparación alrededor del speech, también la debe haber sobre cómo responder a las cuestiones que se plantean.

¿Cómo responder a las preguntas?

Normalmente, las cuestiones planteadas versarán sobre los aspectos más confusos. En ese sentido, es importante tener en consideración lo siguiente:

  • Evitar respuestas demasiado largas: durante la presentación ya se han desgranado muchos aspectos relacionados con el producto. La respuesta debe de centrarse solamente en aquello que se cuestiona y no volver a repetir aspectos que ya han sido expuestos.
  • Evitar las subordinadas: puede parecer absurdo, pero no lo es. Es importante responder con frases cortas y claras y no mezclar conceptos distintos en una misma contestación.
  • Afrontar las preguntas realizadas con mala intención: de entre los presentes puede haber alguien que tenga como finalidad encontrar algún fallo o contradicción en el discurso. En caso que sea así, puede que la forma de preguntar o el tono utilizado sea especialmente hiriente. En ese caso, hay que rebajar la tensión y responder de una forma aún más calmada si cabe. Lo que busca el interlocutor es una respuesta por nuestra parte y poder seguir con la tensión generada.
  • Buscar apoyos: entre los presentes habrá quien muestre una actitud más conciliadora o afable. A la hora de responder a otros, poner como ejemplo lo expresado por éste otro.
  • No cortar una pregunta: hay quien, por las ansias de responder, empieza a hablar antes que se acabe la pregunta. Es una falta de respeto y genera el efecto de querer evitar la cuestión.
  • Reducir preguntas demasiado largas: hay personas que, a veces, más que una pregunta desgrana un discurso. En este caso, sí que es válido cortar de forma educada y preguntar, de forma concreta, cuál es la cuestión.
  • Aclarar preguntas poco claras: antes de responder una pregunta el contenido de la cual no se ha terminado de comprender, no hay problema en pedir, de forma respetuosa, si es posible repetir otra vez la cuestión.
  • No responder nunca de malas formas: provoca una desacreditación total del discurso y muestra una falta de seguridad y empatía que pueden tirar por tierra un gran discurso.

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