El Banco de España recorta sus perspectivas de crecimiento

El Banco de España confirma la desaceleración económica y advierte del riesgo que supone el ‘procés’

El Banco de España espera que el PIB se desacelere hasta el 2,6% en 2018, el 2,2% en 2019 y el 2% en 2020

"Cataluña es un riesgo adicional para el crecimiento económico, especialmente en esa comunidad autónoma".

Banco de España- deuda pública
Fachada del Banco de España en la calle Alcalá
Borja Jiménez

El tono expansivo de la política fiscal, la normalización de la política monetaria, el descenso del ahorro y la moderación del consumo privado han llevado al Banco de España a reducir la tasa de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) en una, dos y una décimas en 2018, 2019 y 2020. Con este trasfondo, se prevé que, tras aumentar un 3% en 2017, el PIB se desacelere hasta el 2,6% en 2018, el 2,2% en 2019 y el 2% en 2020.

En el plano interno, bajo el punto de vista del organismo que gobierna Pablo Hernández de Cos, sigue la incertidumbre sobre la orientación futura de las políticas económicas en un contexto de «elevada fragmentación parlamentaria». Por un lado, «los limitados avances registrados hasta el momento en el necesario proceso de corrección del elevado endeudamiento público continúan representando un elemento relevante de vulnerabilidad». Por otro lado, «es necesario retomar una agenda de reformas estructurales que impulse el potencial de crecimiento de la actividad y el empleo de la economía española».

Finalmente, Banco de España advierte de que un hipotético repunte de la incertidumbre asociada a la situación de tensión política en Cataluña representa un «riesgo adicional para el crecimiento económico, especialmente en esa comunidad autónoma».

Inflación

En el ámbito de la inflación, los riesgos de desviación respecto al escenario central se orientan ligeramente a la baja, ante una eventual cristalización de los riesgos del mismo signo que pesan sobre la actividad. En sentido contrario, la agudización de algunos de los conflictos geopolíticos latentes podría dar lugar a un aumento del coste del petróleo.

Como consecuencia, principalmente, del «empeoramiento de las perspectivas acerca de la evolución de los mercados exteriores» y, en menor medida, de «una senda esperada del precio del petróleo algo más elevada», la institución ha decidido recortar, en línea con el resto de organismos internacionales, las previsiones de crecimiento en nuestro país.

Las proyecciones, explican desde el Banco de España, contemplan «una continuación de la actual fase de crecimiento, alentada por los progresos conseguidos en el restablecimiento de los equilibrios macrofinancieros de la economía, que la han dotado de una mayor capacidad de resistencia ante perturbaciones adversas». Sin embargo, esperan una moderación del avance del producto, en un contexto en que «las pasadas medidas de política monetaria tendrán un impacto favorable adicional cada vez menos pronunciado sobre las condiciones de financiación de los agentes y el actual tono expansivo de la política fiscal tenderá, de acuerdo con los supuestos técnicos empleados, a tornarse neutral al final del período de proyección».

Además, el Banco de España espera que los hogares comiencen a revertir gradualmente el descenso pasado de la tasa de ahorro, lo que se traducirá en una «cierta moderación del consumo privado». Como es habitual en las fases expansivas de la economía española, se prevé que el crecimiento de la actividad siga siendo intensivo en términos de creación de empleo.

Además, Banco de España espera que la tasa de paro quede por debajo del 12% a finales de 2020. En el ámbito de la inflación, se prevé una desaceleración del índice armonizado de precios de consumo (IAPC) en los próximos trimestres, propiciada por la trayectoria del componente energético, que se explica, a su vez, por el  precio del petróleo.

Por el contrario, «se espera un repunte progresivo de la inflación subyacente, en consonancia con la aceleración gradual de los costes laborales unitarios, en un contexto de uso creciente de los factores productivos. En términos de los promedios anuales, el IAPC crecería un 1,8% en 2018, para posteriormente moderar su avance hasta el 1,7% y el 1,5% en 2019 y 2020, respectivamente».

«Por lo que respecta al entorno exterior, cabe la posibilidad de que, más allá de los efectos que ya se han podido percibir, las repercusiones de la combinación de políticas económicas aplicadas en Estados Unidos sobre las condiciones financieras globales o la escalada de medidas de proteccionismo comercial tengan un impacto adverso sobre la evolución de la economía global», continúan desde BdE.

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