Petróleo

La guerra silenciosa de Trump que está asediando a la OPEP

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Petróleo

El sueño de Donald Trump de conseguir un petróleo barato de forma permanente para que el dinero no esté en los bolsillos de los jeques árabes y sí en el de los ciudadanos norteamericanos ha asomado como algo posible este invierno gracias a la menos mediática, pero no por ello menos intensa, guerra que mantiene contra la OPEP desde que llegó a la Casa Blanca.

El presidente republicano, que ha llegado a calificarlo en más de una ocasión como una nueva bajada de impuestos para los estadounidenses, ha criticado reiteradamente al organismo que aglutina a los principales productores de petróleo y con el que colabora desde hace tiempo Rusia, una alianza para controlar la producción que se forjó hace algo más de dos años. Esto, es un intento por tratar de impulsar los precios tras el fuerte desplome de más de un 80% producido entre 2014 y 2016, y que volvió a coger fuerza el pasado ejercicio.

Tweet de Donald Trump

Desde octubre, el petróleo empezó a sufrir una fuerte depreciación ante las dudas sobre la guerra comercial y la desaceleración económica, agravada en noviembre tras los comentarios de Donald Trump criticando a la OPEP y sus aliados por tratar de impulsar los precios.

Como consecuencia, los precios terminaron desplomándose más de un 30% hasta finales de año, presionando a la OPEP a acordar un nuevo plan de recortes de la producción que ha puesto en marcha en 2019. Arabia Saudí está ya recortando el suministro por encima de sus posibilidades, en enero lo bajó más incluso de lo acordado en diciembre y vaticinó la pasada semana una nueva bajada para marzo.

Mientras, la OPEP ha recortado sus exportaciones de crudo a EEUU a mínimos de los últimos 5 años, y la oferta se está viendo presionada por las nuevas sanciones desde EEUU a Venezuela, que se suman a las impuestas a Irán en septiembre del pasado año. Un caso, éste último, convertido en un claro ejemplo de la batalla que enfrentan y del juego al despiste de Trump, que otorgó a posteriori exenciones a hasta 8 países para que siguiesen comprando crudo iraní sabiendo que la OPEP estaba ya compensando la supuesta falta de suministro en el mercado, que luego no llegó a materializarse.

Pero ‘juegos de guerra’ aparte, el esfuerzo del cártel petrolero ha permitido que los precios hayan invertido la senda bajista en este comienzo de año, aunque no han recuperado todo lo que les gustaría, estando aún lejos del 50% de lo perdido en el tramo final de 2018, y que es el nivel al que deberían redirigirse.

Pero la batalla entre toros y osos (alcistas vs bajistas) continúa, con EEUU aumentando su producción casi cada semana para hacer frente al aumento de la demanda en los meses de invierno, lo que de momento está neutralizando los esfuerzos de la OPEP, que podría verse presionada a recortar aún más su producción en su próxima reunión de abril en Viena, como ya se empieza a anticipar.

Esto sucederá una vez más, por supuesto, presionado por Donald Trump y su guerra, más silenciosa que la comercial, pero que afecta de manera más directa a los bolsillos de los ciudadanos. Una cosa parece quedar clara este invierno, la presión de Trump no ha permitido hibernar a los osos, que se están viendo obligados a retrasar su descanso hasta al menos bien entrada la primavera.

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