Efecto en el mercado de las Elecciones Legislativas de hoy en EEUU

Donald Trump
Donald Trump (AFP)

Dos años después de haber sido elegido Donald Trump como presidente republicano de los EEUU, los votantes deben acudir de nuevo a las urnas el día 6 de noviembre para votar a los miembros del Congreso (Cámara de Representantes y Senado).

Las dos patas del Congreso las controla actualmente el partido Republicano. Sin embargo, las encuestas publicadas hasta la fecha apuntan a un posible cambio, una posible victoria en la Cámara de Representantes de los demócratas. Y si eso ocurriera, se podrían bloquear los planes del Presidente. El Partido Demócrata necesitaría 25 escaños más de los que logró hace un par de años para recuperar el control de la Cámara de Representantes. El Senado, controlado por los Republicanos actualmente, también está en juego, aunque con menos probabilidades de quepo pierdan.

Por resumir, cualquier victoria demócrata en la Cámara de Representantes o en el Senado puede suponer un atasco monumental en el gobierno de EEUU, y la posibilidad de bloqueo del gobierno si no se ponen de acuerdo ambos partidos, ya que las propuestas del presidente Trump no se aprobarían en el Congreso.

La opinión es que los demócratas tienen oportunidades de ganar en la Cámara de Representantes, debido a las horas bajas de popularidad de Trump. Otra razón a favor de una posible victoria demócrata es la llamada “pink wave” o ola rosa, según la cuál se presentan más candidatas femeninas que nunca, un poco para reivindicar la derrota de Hillary Clinton en las primarias para las elecciones del 2016.

Por el contrario, el hecho de que la economía americana se encuentre en tan buen momento apoya la candidatura de los republicanos; los datos de paro de septiembre han caído al 3,7%, su nivel más bajo desde diciembre de 1969, o lo que es lo mismo, menos de 6 millones de parados, y los sueldos crecen al 3%.

Si, tras las elecciones, los demócratas ganaran en la Cámara de Representantes, podrían llegar a forzar la salida de Trump de la presidencia. Se podría plantear votar el famoso “impeachment” (o juicio político) del presidente. Las acusaciones son múltiples: pago a mujeres, culpable de violar la ley electoral con el objetivo de influir en las elecciones, etc. Si 2/3 de los senadores lo consideraran culpable, Trump abandonaría la presidencia y sería sustituido por su vicepresidente, Mike Pence.

La importancia de un hecho así es que realmente no ha ocurrido nunca en la historia de EEUU. Eso sí, el efecto en los mercados de un juicio político a Trump sería difícil de prever, ya que nunca ha ocurrido y puede durar muchos meses. Hubo tres ex presidentes que sí fueron sometidos a un impeachment, pero ninguno fue apartado de su cargo (Jonhson, Clinton y Nixon).

Si las encuestas tienen razón, el Presidente Trump no logrará llevar a cabo ninguna política con una Cámara de Representantes dominada por demócratas, a pesar de que los republicanos mantengan la mayoría en el Senado. Y entonces, los ojos estarán puestos en las elecciones del 2020, cuya campaña se verá muy afectada por el resultado de estas elecciones.

A corto plazo, lo que se están jugando los americanos en estas elecciones son el futuro de la sanidad, impuestos e inmigración, con los efectos en la economía americana y las inversiones. El resultado de las elecciones afectará de diferente manera a los mercados:

El escenario central nos llevaría a una victoria en la Cámara de Representantes por parte de los demócratas, mientras que el Senado lo mantendrían los republicanos, por una pequeña mayoría. La consecuencia sería un congreso dividido con mayorías muy estrechas en cada una de las cámaras, de forma que parece que sería difícil que las iniciativas pudieran llevarse a cabo y se crearía un atasco en la política de EEUU.

En esa situación, la renta variable americana históricamente obtiene buenos resultados, en caso de atasco en Washington con un presidente republicano y el congreso dividido. Dentro de los sectores, el sector sanitario sería uno de los más favorecidos, ya que una victoria de los demócratas en la Cámara de Representantes, reduce las posibilidades de que haya grandes cambios regulatorios en el precio de los medicamentos. También el sector defensa se podría ver beneficiado, por un lado por que tanto Trump como los republicanos tienen fijación en incrementar el gasto de defensa y, por otro, los demócratas justo han acordado incrementar el presupuesto del Departamento de Defensa para el año 2019.

El mejor escenario para la renta variable sería una victoria en ambas cámaras de los republicanos. En este caso, las consecuencias en las políticas económicas serían mayores. Se rechazaría definitivamente el famoso Obamacare (plan de sanidad) y se impulsarían los recortes de impuestos. Los sectores ganadores en este segundo escenario serían las compañías de consumo discrecional, las refinarías y, en general, las empresas que se benefician de los recortes de impuestos. Este segundo escenario es claramente el mejor a corto plazo, pero puede suponer a largo plazo mayor riesgo de sobrecalentamiento de la economía americana.

El último y menos probable escenario, en el que los demócratas ganan en ambas cámaras del congreso, los mercados caerían: aprobarían la reducción de los precios de los medicamentos, se incrementaría el control de las personas para la obtención de armas y se daría más protección a los inmigrantes. Los sectores que sí resultarían favorecidos serían el de infraestructuras, lo que a su vez beneficiaría el sector de los materiales e industrial. Sin embargo, el sector farmacéutico y financiero lo harían peor, sobre todo por el incremento de regulación en ambos.

Y, ¿qué efectos podemos esperar en los mercados europeos? Pues si miramos históricamente la evolución de los índices S&P500, Eurostoxx 50 y el Stoxx 600, vemos como tanto en los períodos de fuertes recortes de mercado como en los periodos de subidas, el S&P500 ha batido a los mercados europeos. Así que, aunque las elecciones del 6 de noviembre nos sean ajenas desde Europa, el efecto en Europa va a ser el mismo (en el mejor de los casos) que en EEUU; y en el peor de los casos, puede ser peor.

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