Impuestos

Senadores de EEUU amenazan con responder al impuesto digital con trabas a las empresas españolas

Las constructoras con intereses en Estados Unidos, en el punto de mira

Así lo señala una carta enviada por dos poderosos senadores estadounidenses

Cámara de Representantes
Capitolio de los Estados Unidos

El impuesto digital que presentó el Gobierno el pasado viernes en Consejo de Ministros aún no ha recaudado un euro, pero ya causa los primeros problemas a algunas multinacionales españolas. El motivo es que en Estados Unidos se prepara un movimiento para responder a esta ‘tasa Google’ -una recomendación de la Comisión Europea que España ha sido el primer país en implementar- aumentando las trabas a las empresas europeas que hagan negocios en su país. España, como punta de lanza ahora mismo del impuesto en la Unión Europea, puede por tanto ver cómo comienzan los problemas para algunos sectores que en los últimos años han aprovechado el mercado norteamericano para crecer.

Así lo señala una carta enviada por dos poderosos senadores estadounidenses el pasado jueves a la Comisión Europea, uno demócrata y otro republicano, donde se advierte de que el impuesto digital “ha sido diseñado para discriminar a las compañías norteamericanas y socavar el sistema impositivo internacional, creando una barrera transatlántica significativa”, dice una misiva enviada por el presidente de la Comisión Financiera del Senado, Orrin Hatch y uno de los miembros de esta comisión Ron Wyden, en una carta enviada también a los miembros de la administración Trump, Robert Lighthizer y Wilbur Ross, según ha informado Politico.

Fuentes de las tecnológicas norteamericanas en España consultadas por OKDIARIO se muestran muy disconformes con el impuesto digital, que gravará su actividad de venta de publicidad, de comercio electrónico (solo para marketplaces, no directo) y también la venta de datos. Con estos tres condicionantes establecidos en el impuesto, tanto Google como Facebook como Amazon verán incrementada notablemente su factura fiscal en una cuantía que podría superar los 100 millones de euros anuales para la empresa de la que es propietario Jeff Bezos

El problema de implementarlo no es sólo la dificultad en aplicarlo y en cobrarlo, sino sobre todo que España se ha mostrado como punta de lanza al ser el primer país de la UE en establecer los parámetros para atacar directamente a los beneficios de Google, Facebook, Amazon y las grandes, pero también a Uber, a Airbnb y otras empresas que han revolucionado sectores como el del taxi o los hoteles.

Curiosamente la que ha llegado a ser la segunda empresa por capitalización bursátil del mundo tras Amazon, Apple, no pagará el impuesto digital ya que no factura ni publicidad online, ni operaciones de e-commerce como marketplace, ni tampoco venta de datos. Tan sólo su Apple Stores factura productos de terceros, por lo que de pagar alguien, sería la tienda online de los iPhone quien lo hiciera.

Castigo a las constructoras

Desde Estados Unidos llegan hasta España las amenazas veladas: en España el impuesto digital lo pagarán los usuarios, aseguran algunas de las grandes compañías, pues verán incrementados los precios que pagan. Por ejemplo los decenas de miles de negocios que pagan Facebook o Google Ads. Pero además, la llamada de los senadores norteamericanos a responder a este impuesto impacta de lleno en algunos sectores que desde el principio se señala como algunos de los que podrían verse más afectados: construcción e infraestructuras.

Efectivamente, los ACS, OHL, Ferrovial, FCC, Sacyr y otras empresas han encontrado en los últimos 10 años, desde que la crisis impactó con fuerza a la obra pública en España, un mercado muy jugoso en Estados Unidos donde han ganado concesiones millonarias. La buena calidad de la ingeniería española ha sido una de las principales bazas para estos buenos resultados. Pero también la filosofía del sector público norteamericano a la hora de redactar pliegos de contratación y adjudicar los contratos a la que consideran la mejor oferta técnica sin mirar el pasaporte previamente, algo en lo que coinciden con la filosofía británica, al menos en la era ‘pre-Brexit’.

En febrero de 2017, OHL firmó un contrato para una carretera interestatal en California por 1.200 millones de euros. Este año, ACS ha ganado un contrato por 2.600 millones de euros al 50% con Fluor para construir el mayor puente atirantado de Norteamérica entre DetroitWindsor (Canadá). Por su parte, Ferrovial ha conseguido este septiembre tres contratos en Texas por 308 millones de euros y Sacyr se ha reforzado con un contrato en Florida. FCC se ha adjudicado un contrato por 250 millones en Houston.

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