Impuesto Google

Bruselas se compromete a acelerar la ‘tasa Google’ pero Calviño dice que España no esperará al pacto

Los ministros reunidos en el Ecofin se comprometen a pactar un tributo en 2018

España advierte que aplicará la 'tasa Google' con o sin consenso europeo

Nadia Calviño
Nadia Calviño.

La ‘tasa Google’ que el Gobierno español amaga con imponer podría recibir un impulso europeo. Los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (ECOFIN) se han mostrado este sábado dispuestos a acelerar la implantación de un impuesto a las grandes empresas de Internet. La intención es hacerlo este año, pese a que la propuesta no cuenta con el consenso necesario, pues países como Alemania tienen dudas.

«Lo que hemos logrado hoy es el reconocimiento común de trabajar en una solución de corta duración hasta final de año basada en la propuesta de la Comisión Europea (CE)», afirmó el ministro de Finanzas austríaco, Hartwig Löger, cuyo país ostenta la Presidencia de la Unión Europea (UE), y que acogió en Viena el Consejo informal de ministros este viernes y sábado.

Los Veintiocho buscan el modo de gravar la actividad de las grandes empresas digitales, para paliar la disparidad que existe actualmente entre lo que pagan en impuesto de sociedades estas plataformas (9,5 %) y las empresas tradicionales (23,2 %), informa Efe.

El punto de partida para la discusión es una propuesta del Ejecutivo comunitario, que plantea introducir un impuesto del 3 % sobre la facturación por ciertos servicios digitales de las empresas de Internet que facturen más de 750 millones de euros en todo el mundo, y más de 50 millones en la UE, que se aplicaría de forma temporal hasta adaptar la fiscalidad europea a estos nuevos modelos.

Los Estados coinciden en que debe darse respuesta a un problema que perciben los ciudadanos, tanto más de cara a las elecciones europeas de 2019, pero discrepan sobre el modo de hacerlo y, en particular, varios prefieren que la solución se pacte de forma global en el seno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Para intentar salvar este escollo, el ministro francés de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, propuso en la reunión del Ecofin a sus socios introducir una «cláusula de extinción» que garantice que el impuesto europeo será reemplazado «tan pronto como haya una solución en la OCDE», una idea que ha generado consenso según la presidencia.

Sin embargo, esa posible cláusula no es suficiente para convencer a todos en un informe que necesita el apoyo de los Veintiocho para salir adelante.

España se adelantará

España apoya sin ambages la iniciativa. Pese a que la negociación de la nueva tasa parece avanzar, el Gobierno español se ha mostrado impaciente con aplicar ya el nuevo impuesto, incluso sin consenso europeo.

La ministra de Economía, Nadia Calviño, informó a sus socios de que el Gobierno prevé introducir esta tasa sobre la base de la propuesta de la Comisión aún cuando no exista consenso europeo.

La intención del Gobierno no es esperar a que haya un acuerdo europeo o supranacional para adoptar las decisiones oportunas», dijo Calviño en rueda de prensa tras el encuentro, sin avanzar cuánto esperan recaudar con el impuesto dado que dependerá del diseño del mismo.

Irlanda se opone

Irlanda encabeza la oposición al impuesto, junto con Finlandia, Suecia y Dinamarca, mientras que Bélgica, Luxemburgo, Holanda y Reino Unido mantienen reservas, pero se mostraron en esta reunión más abiertos que en las precedentes.

«Irlanda tiene gran preocupación por que la UE avance con la tasa digital de forma unilateral», reconoció el ministro de Finanzas irlandés, Peter Donohoe, en un encuentro con algunos medios durante la reunión, admitiendo que algunos países «ven el riesgo de cambios en su recaudación».

Donohoe explicó que su país prefiere una solución global pero «evaluará cualquier propuesta de cualquier colega y trabajará constructivamente».

La posición alemana

Por su parte, el ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz, dijo que su país «comparte la ambición de llegar a acuerdos antes de fin de año», aunque hay temas sobre los que trabajar.

Alemania, que inicialmente respaldó el impulso francés a la medida, había dejado traslucir esta semana sus dudas al respecto.

Al término de la reunión, su homólogo galo había admitido que Berlín tiene «interrogantes», en particular sobre cómo evitar que las empresas reduzcan su base imponible, garantizar que pagan allí dónde generan valor y sobre el coste de recaudar la tasa, pero aseguró que darán respuesta a los mismos.

«En tiempos en que el populismo asciende en Europa tenemos que aportar respuestas y éstas son decisiones políticas», advirtió Le Maire.

 

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