¿Por qué el encarecimiento del petróleo no tiene un gran impacto sobre el precio de otros bienes?

Petróleo
Plataformas petrolíferas (Foto: EFE)

El barril de petróleo, tanto en el caso del West Texas como en el del Brent, acumula revalorizaciones superiores al 40% desde el pasado mes de junio, cuando registró mínimos anuales. Sin embargo, esa importante apreciación no ha tenido un gran impacto en los precios de la economía.

Cotización barril de Brent (Fuente: Investing).

Es cierto que el precio de los carburantes ha subido estos meses más que el del resto de productos, ¿pero por qué la importante escalada del precio del crudo no se ha trasladado a los combustibles y a otros servicios como los billetes de avión?

El Índice de Precios al Consumo (IPC) refleja que la subida del precio del barril de petróleo no ha tenido un gran impacto sobre los precios del resto de bienes y servicios. Y es que la inflación general se ha mantenido estable desde el mes de junio en el entorno del 1,5%, mientras que la inflación subyacente (que excluye los carburantes y alimentos sin elaborar) apenas ha variado desde principios de año entre el 0,9% y el 1,2%.

Evolución del IPC (Fuente: INE).

Uno de los motivos por los que la subida del precio del petróleo tiene un impacto limitado sobre los carburantes son los impuestos. En España, concretamente, la gasolina se encarece un 120% por los impuestos. A todo ello hay que sumarle los costes de refino y distribución. Al final, el crudo no representa más del 25% del precio final, por lo que las fluctuaciones son menores tanto al alza como a la baja.

¿Y los billetes de avión? Parece lógico pensar que un incremento del precio de los carburantes pueda repercutir al alza en su coste final, pero Agapito Maricalva, gerente de la Asociación Española de Líneas Aéreas (ALA), asegura que no es tan sencillo: “De manera genérica es difícil contestar. Cada compañía tiene unas estrategias y coberturas distintas, y el tipo de cambio también tiene una gran incidencia”.

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Aeropuerto de Barcelona-El Prat.

Maricalva explica que “el 30% o el 35% de los gastos de una aerolínea depende del combustible”. Eso es una cantidad «suficiente como para buscar coberturas de precio que permita precios planos». Es decir, las aerolíneas, cada una de forma independiente, pactan unos precios fijos durante un período determinado, por lo que se cubren en caso de una subida de precios, pero también están atadas a la hora de una bajada.

Cada compañía tiene una estrategia distinta. “Hay aerolíneas con mayores coberturas, a distintos años vista y en distintos porcentajes”, explica el gerente de ALA. Esas compañías, por tanto, no estarán libres de bajar los precios hasta que no terminen los acuerdos que realizan con los bancos industriales.

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